¿Cómo está la banda? Aquí Rafa con una reseña escrita de dos juegos: Castlevania: Dracula X, el cual salió para el Súper Nintendo, y Dracula X: Rondo of Blood, que originalmente estuvo disponible para el TurboGrafx16-CDROM.

Ambos juegos fueron desarrollados y distribuidos por Konami, por supuesto. La historia obviamente no tiene la menor relevancia… Seguro ya se la saben. A Drácula se le ocurrió levantarse para variar para salir a pasear y el Belmont culero en turno – que en esta ocasión es Ryu haciéndose llamar Richter – se lo va a ir a putear, porque… bleh.

Muchos de ustedes igual y están medio sacados de onda. ¿Cómo que había un Dracula X para el Turbo-cómo-chingados se llame esa madre?, se preguntarán… Y otros tantos pensarán: ¿qué no es el que salió hace poco para el PSP, junto con el Symphony of the Night? Pues va un poco de historia para despejarles las dudas a quienes estén perdidos.

El primero de estos juegos en salir fue el Dracula X: Rondo of Blood, en 1993… Ah, pues qué chido, pero a la gran mayoría de nosotros no nos tocó verlo, porque sólo estaba disponible en Japón. Así que, para aplacar a las hordas de fans iracundos que clamaban por el nuevo título de Castlevania, Konami decidió sacar una versión para SNES del juego, Castlevania: Dracula X, dos años después. Los que pensaron que esta versión iba a ser un port – una versión lo más fiel posible a la original – se cagaron de la rabia, porque sí tiene varias cosillas diferentes. La justificación de Konami fue que más bien se trataba de una secuela al original (en Japón se llamó Dracula XX. Sí, así de estúpido). Sea como fuere, muchos de nosotros ni nos enteramos, ya que la versión del SNES fue la única que conocimos en su momento. Así que, como se trata del mismo juego – o de la secuela, si prefieren tragarse las pendejadas de Konami – decidí hacerle reseña a los dos y compararlos. Voy a empezar por el primero que jugué, que es el Castlevania: Dracula X de SNES.

La mecánica de juego es casi igual a la de los Castlevanias de la vieja escuela, es decir, a los de NES. Richter se maneja como… pues como un Belmont básico… Su arma principal, como es costumbre de este clan, es un látigo de cadenas, que usa un poco más rápido que sus antecesores. Salta un poco más alto y se siente liviano en el aire, además de que el control sobre sus saltos es más o menos bueno y responsivo. Adicionalmente, Richter tiene un salto especial que realizas apretando B dos veces, que es una maroma hacia atrás que, si sabes usarla bien, sirve chido para sacarte de situaciones peludas; pero si no sabes manejarlo a la perfección, es muy posible que te caigas una o dos veces a tu intempestiva muerte. Con todo y todo, sí se siente más pesado que Simon en el Super Castlevania IV, sin mencionar que, en cuanto a los chingadazos con el látigo, pareciera que dieron un salto hacia atrás, porque solamente puede pegar hacia delante cuando su tatarabuelo (o lo que demonios fuera Simon suyo) podía golpear en todas direcciones.

Además del tradicional látigo, cuentas con armas secundarias que usas presionado arriba en el control más el botón de ataque. Éstas consumen una pequeña cantidad de corazones – tu munición – y constan de: la daga, que avientas en línea recta y, en este juego en particular, hace un daño decente; el agua bendita, la cual tomó el lugar de la daga como el arma más pitera en este título, porque apenas y duele – parece más bien que les estás echando gargajos a los monstruos; el hacha, que siempre ha sido el anti-aéreo perfecto y que pega bien macizo; el crucifijo, mismo que funciona como boomerang (como, por supuesto, sucedía con todos los crucifijos en la vieja Transilvania); el reloj, el cual sirve para alentar los movimientos de tus oponentes por unos momentos, y la llave, que daba la ilusión de servir para abrir puertas solamente, pero de todos modos podías pegarle con ella a los enemigos y, aunque no lo creas, tragársela les duele cabrón, puesto que pega igual de duro que el hacha.

Richter introdujo una monería al mundo de Castlevania: una técnica llamada “Item Crash”, que es básicamente cuando llenas la pantalla de la sub-arma que traes en el momento y que te cuesta una buena cantidad de corazones. Dependiendo del arma que traigas será diferente su efecto y la cantidad de corazones que consumirá. No es un movimiento que pueda calificarse como práctico: más bien es un “¡DÉJAME EN PAZ, CHINGAOS!!”, pues su utilidad radica en sacarte de situaciones bastante complicadas.

Pasando a otra cosa, en este juego Drácula recurrió al arcaico truco de secuestrar a la vieja y a la hermana de la vieja del héroe y encerrarlas en su castillo. Más allá de ser un elemento completamente genérico en la historia, juega un papel dentro del gameplay, ya que terminar el juego no significaba que automáticamente rescatas a las niñas y listo; tienes que ir a sacarlas de donde estén encerradas en persona, y para eso sirve la llave, ya con ella abres la puerta de la celda donde se puede encontrar una de estas mocosas o un pasaje hacia un nivel secreto. Así es: similarmente al Castlevania III, aquí no hay una única ruta. Hay un par de niveles ocultos a los que puedes entrar… Pero sólo son dos, así que la ruta para llegar a Drácula en sí no varía mucho.

Hay varios enemigos clásicos, como esqueletos lanza-huesos, murciélagos y cabezas de Medusa (que en este título esas putas son todavía más irritantes), y también hay varios nuevos (bueno, nuevos en ese momento), aunque, la verdad, no se siente mucha variedad. Por otro lado, los jefes están bien logrados. La mayoría son originales y no están tan fáciles de matar. Por supuesto, la Muerte y Drácula están presentes (ni que les estuviera arruinando una sorpresa) y aquí, el vampiro está especialmente culero. Les dejo con la imagen para que se den cuenta por qué…

Gráficamente, tomando en cuenta la época en que salió, no se ve mal. Hay efectos bastante buenos, como el fondo de fuego en el primer nivel y en general, los fondos se ven bastante limpios… Pero, honestamente, no le llega al Super Castlevania IV. Los niveles no están tan detallados, invitantes o bien diseñados y la mayoría de los fondos son muy planos en comparación. Aquí como que sí hicieron falta un poco más de ganitas, dado que el juego anterior fue una verdadera maravilla en este aspecto. Por lo menos las animaciones de los monos están muy bien hechas; sus acciones son fluidas y vistosas y sí; son mejores que las del juego mencionado… Lástima que no le aplicaron la misma energía a todo lo demás.

En lo que a sonido se refiere, el juego no decepciona. Los putazos se oyen claros y tronadores; la voz… bueno, los gritos de Richter también se escuchan chido y la música es genial. Hay dos que tres tonadas clásicas que vas a reconocer en el acto y otras tantas que se rehusaron en varios juegos posteriores, lo cual denota la calidad característica de Castlevania. Vale la pena mencionar que el estilo es un poco más, digamos, movido que el de las ediciones anteriores, así que, aunque excelente, es posible que no te llegue tanto como las otras… O puede ser lo contrario.

Dracula X es un buen reto. Podría decirse que el juego es difícil, incluso más que su antecesor, aunque esto también se debe a que los controles se sienten un poco más torpes. El cartucho no tiene batería, pero cuenta con un sistema de password que guarda la escena, sub-arma y viejas rescatadas.

Bueno, pues ahí tienen la versión de Dracula X para el SNES… Pasemos al Rondo of Blood del TurboGrafx16-CDROM.

Richter se juega casi igual que en la versión de Super Nintendo, con leves diferencias. Una de éstas es que su salto es todavía más controlable; aunque esto puede sacarte de pedo a veces, porque si te volteas para atacar en el aire y llevas impulso en tu salto, si tu sincronización no es perfecta, vas a frenarte. Otro detalle es que, si al dar un latigazo aprietas dos veces hacia delante, haces que el alcance de tu golpe sea ligeramente mayor, lo cual aparenta ser muy poco útil, pero ya que le agarras, te hace un parote.

Las últimas diferencias tienen que ver con las sub-armas. Para empezar, aquí hay otra que no está presente en el juego de SNES: la Biblia… ¿qué? ¿Te sorprende? Seguramente todavía tenías prendido tu sentido común, papanatas; en Castlevania esas cosas son para afeminados. En fin; cuando la usas, esta sale dando vueltas en espiral por la pantalla, dañando a lo que se ponga en su camino… La daga pega menos duro en esta versión y, por último, el Item Crash del crucifijo es diferente al del de SNES… Demasiado religioso para los estándares mojigatos de Nintendo, por ridículo que eso suene.

Los niveles aquí están mucho mejor hechos. Su diseño es superior y más original, sin mencionar que aquí no hay solamente un par de rutas alternativas: casi la mitad del juego está compuesta de niveles ocultos. Llegar a ellos no es tan trivial como atravesar una puerta y ya: encontrar los caminos alternos sí tiene su chiste, además de que cada uno de éstos también tiene un jefe secreto. Ah, y no creas que porque encontraste la ruta alterna en el primer nivel ya te vas a ir por todos los niveles secretos: en éstos también tienes que encontrar el camino a la siguiente escena oculta, ya que de lo contrario te regresarán a los niveles normales.

De igual forma, la variedad de enemigos es mucho mayor. Confieso que yo antes no sabía esto, pero un muy buen puñado de los enemigos presentes en Symphony of the Night – un Castlevania con una cantidad estúpida de monstruos – salieron de aquí, incluso con sus mismos sprites. También esto se siente en la cantidad de jefes que hay, más que nada porque, como ya mencioné, hay casi siempre dos jefes por nivel. Todo esto hace que el juego en general sea incluso más difícil que el de SNES, añadiendo el hecho de que aquí parece que a Richter lo rompen con menos putazos.

En cuanto a los jefes, si estás muy atorado con uno, tampoco hay tanto problema, ya que las bolsas de oro aquí, además de darte puntos dentro del juego, te van dando créditos que luego puedes gastar en demos que te muestran cómo matar a un jefe. En todo caso, verlo y hacerlo son cosas muy diferentes. Pero de todos modos, mejor búscale tú el modo… No es lo mismo que la auto-castración con el Mario del Wii que si aceptas que la Súper Guía de mierda te pase un nivel, pero sentirás un diferente tipo de recompensa si lo haces por tu cuenta que si te enseñan.

El número de niveles secretos no es lo único que aumenta, sino las viejas a rescatar, ya que ahora son cuatro. Éstas están mucho mejor escondidas que las del SNES y puede que te tardes bastantito en dar con una. Aunque, como en dicha versión, para lo único que sirven es para cambiar las imágenes del final y para aumentar tu porcentaje en el juego – porque éste sí maneja archivos y porcentajes… Excepto una.

Resulta que en este Castlevania Richter no es el único personaje que puedes usar. En el momento en que rescatas a la hermanita de la chica del caza-vampiros, ésta se convierte en un personaje utilizable. Puedes jugar con la niñita – María – cuando te revienten todas las vidas o al retomar el juego luego de apagar el sistema. En vez de un látigo, ataca con una golondrina que vuela frente a ella y regresa. Es muchísimo más frágil que Richter. Recibe aproximadamente el doble de daño y si tomamos en cuenta que hay enemigos que le bajan casi la mitad de la vida al Ryu de un vergazo, a la escuincla se la pueden hacer mierda bien fácil… Además, sus sub-armas son diferentes a las de su cuñado y gastan más corazones al usarlas.

Las armas que tiene María a su disposición vienen siendo animales. Puedes usar un par de petirrojos que te protegen por arriba; un gato, el cual corre por el suelo y se estrella un par de veces contra tus enemigos, causándoles buen daño; una tortuga que sólo sirve para protegerte por tiempo indefinido, pero te prohíbe todo ataque también; una Biblia musical que… es una vacilada – la verdad no le he encontrado utilidad alguna – y un dragoncito, mismo que funciona como la daga, pero éste cabrón sí pega rudísimo… Yo sé que también lo pensaste: es como si Barbie hubiera llegado a Transilvania y hubiera dicho: “¡A la verga, todos son unos putos! ¡Me voy a madrear a Drácula con mi poni encantado!”

Ahora bien, la poca resistencia y el consumo de corazones realmente son las únicas debilidades de María… Fuera de eso, esta mocosa cuenta con doble salto; una barrida que la puede sacar de problemas fácilmente; tiene un movimiento especial que no gasta corazones y es una mentada de madre; es más rápida y se controla más fácil, y sus golondrinas pegan igual de rudo que el látigo de Richter, pero pegan como tres veces cada una. Parecerá broma… ¡pero esta niña está bien cabrona! Pese a su poco aguante, la verdad es que esta escuincla puede hacer a Drácula su puta… ¡cagada de la risa, además! ¿Recuerdan que dije que este juego era más difícil que el de SNES? Pues sólo si usas a Richter, porque María patea culos bien cabrón y disminuye muchísimo el reto del título – que no es necesariamente malo… Más bien es deliciosamente irónico.

El Rondo of Blood se ve casi igual que el Dracula X de SNES, en cuanto a calidad gráfica. Los fondos varían bastante; hay unos que se ven mejor en la versión del SNES y otros que se ven mejor aquí, pero Rondo of Blood tiene mejores detalles que el port, como el fuego que sale cuando matas a un enemigo, sin mencionar que aquí sí hay efectos de sangre. No es que el ‘gore’ le dé puntos extra; sólo que va más con la atmósfera oscura de los Castlevania. Los enemigos siguen estando muy bien animados y sus diseños, como ya dije, son muy variados y originales. Los jefes en general se ven mejor y los escenarios son mucho más invitantes. Además, este Castlevania incluye cinemas, que son hechos con imágenes muy estáticas, pero se aprecia el esfuerzo y hace la experiencia un poco más inmersiva.

HADOKE–!! I mean… HOLY CROSS!!

En cuanto al sonido, todas las rolas del Dracula X salieron de aquí y además les faltaron un par. Por supuesto, se escuchan bien chido, y como el TurboGrafx16-CDROM usaba… CDROM (¿qué lo delató?), la calidad es mayor, aunque no son cíclicas. Incluso hay un par de tonadas que resultan incompletas en el Super Nintendo y que aquí puedes escucharlas en todo su esplendor. Con todo y todo, curiosamente, el sonido sí está medio pitero. Cuando pegas con el látigo, no suena a que estás rompiéndole el cráneo a algo, sino que es como el gimoteo ahogado de un perro de muy baja calidad. Vamos: los efectos son variados y las voces no se escuchan tan mal, pero a comparación de la otra versión, sí deja mucho qué desear.

De nuevo, este Castlevania cuenta con un sistema de archivos para que puedas ir salvando tu progreso, en vez de tener que ingresar un password cada vez que quieras jugar en un nivel determinado. Lo que es más, una vez que llegas a una escena, la puedes elegir desde antes de iniciar el juego y retomarla cuantas veces quieras.

Bueno, pues esos son básicamente Castlevania: Dracula X y Dracula X: Rondo of Blood. ¿Cuál es mejor, a fin de cuentas? Pues creo haberlo dejado bastante claro, pero nada más para estar seguros…

Castlevania: Dracula X es un port decepcionante del Rondo of Blood. Aunque es un poco superior en cuanto a calidad de sonido – pero no de la música en sí –, se queda muy corto comparándolo con el juego del que salió.

“Pero Rafa,” dirán ustedes, “no seas un hipócrita. Apenas jugaste el Rondo of Blood y estás comparándolo con un juego que jugaste hace años.” De acuerdo: veámoslo desde otro ángulo entonces. Dracula X, por sí solo, es un buen juego. Es divertido y tiene buen reto. Sin embargo, aun cuando no lo compare con Rondo of Blood, sí tengo que compararlo a huevo con el Super Castlevania IV, que salió años antes para el mismo sistema y que es superior en cuanto a gráficas, efectos de sonido y diseño… Sigue siendo un buen juego, pero no más allá de eso. “¡Eso lo dices porque es obvio que eres un fanboy del Super Castlevania!” pensarán ustedes. Cierto, pero pito, cabrones: ¡es muchísimo mejor y lo saben, y si no lo saben, es porque no lo jugaron!

En cambio, Rondo of Blood es un Castlevania bastante bueno; un muy buen capítulo de la saga. Combina elementos de la vieja escuela con cosas nuevas que marcaron estándares en su época y mezcla acción y exploración muy exitosamente. Quizá no es el mejor juego en cuanto a gráficas y calidad de sonido, pero sí sobresalía por su diseño.

Si estás ruco como yo y jugaste el Dracula X para SNES, te recomiendo mucho que te consigas el Rondo of Blood y juegues esta versión como debiste jugarla en su momento. Si sólo conoces los nuevos Castlevanias, también te recomiendo que lo pruebes para que veas de dónde empezaron a salir los más nuevos elementos (bueno, “nuevo” antes de Metroid-vania), y para que tengas algo de reto, para variar. Realmente, sólo aconsejaría a quienes les caga Castlevania – pero les caga en serio – que no se le acerquen, porque es un muy buen juego. Además, es la única de las dos versiones disponibles por ahora, ya que el Dracula X no lo puedes conseguir sino es el cartucho original, lo cual va a estar medio cabrón. El Rondo of Blood lo puedes encontrar en The Dracula X Chronicles para el PSP, como un remake con dos que tres cambios, aunque puedes desbloquear la versión original. Por otro lado, lo puedes descargar de la Consola Virtual del Wii, que es una versión casi idéntica a la del TurboGrafx16-CDROM. El único punto en contra es que está en japonés, pero nada que te impida jugarlo, ya que los menús y cosas vitales sí están en inglés. En serio viene muy recomendado: está bien chido y te la vas a pasar a toda madre con él.

Drácula X y Castlevania: Rondo of Blood, son marcas registradas de Konami Corporation. Esta reseña la realicé luego de terminar ambos juegos; Dracula X en mi SNES y Rondo of Blood en la consola virtual del Wii, de donde lo puedes descargar desembuchando 900 puntos (9 dólares).