¿Qué onda, banda? Aquí Rafa con una reseña escrita de un juego disponible para el Xbox 360, el PlayStation 3 y la PC: Dishonored.

Dishonored fue desarrollado por Arkane Studios y distribuido por Bethesda Softworks. Es protagonizado por mi cuate Corvo, que se sabe un truco de lo más chido: proteger a la emperatriz de Dunwall. ¡Ándale, Corvo, muéstrales!

Ehh… Ah, caray… Creo que hoy no le salió.

Pero créanme, siempre le sale. Pregúntenle a cualquiera.

Pues sí: resulta que el juego empieza en el peor momento de la carrera del señor Curvo: el guardaespaldas estrella de la emperatriz recién llega a la ciudad de Dunwall – una urbe ballenera azotada por una especie de peste bubónica – de un viaje diplomático (el por qué se les ocurrió mandar al mejor salvaguarda de la emperatriz en vez de mantenerlo HACIENDO SU TRABAJO es algo que me todavía no termino de entender), y no pasan más de diez minutos a partir de que Corvo pisa el suelo de la ciudad para que a su jefa se la despanzurren y, peor aún, a su hija, la heredera del trono, la rapten. Dejándolo quedito, es un detalle que quizá querrá omitir de su currículum.

Y seguro pensaba, “Bueno, nada más no pasa de que me despidan”. Pero no: las mentes maestras detrás del asesinato de la soberana de Dunwall y el secuestro de su niña se encargan de incriminarlo, por lo que termina encerrado en un calabozo, esperando a ser ejecutado por el crimen que no logró detener. Por suerte para él, hay gente que todavía cree en su inocencia y le echan la mano para escapar de su prisión.

Es aquí donde realmente comienza tu aventura en la cual decidirás el destino de la ciudad y sus habitantes.

Para los que no sepan con qué están lidiando, Dishonored es un juego parecido en principio a Deus Ex: Human Revolution, o sea, tomas el control de un personaje en primera persona y lo guías a través de varias misiones que se te irán asignando. Ultimadamente tú decides cómo llevarlas a cabo: puedes intentar echarte la jugada de espectro, procurando entrar a la zona donde se encuentra tu objetivo, neutralizarlo y salir sin dejar rastro o entrar pateando la puerta de enfrente a la “Goberneitor” imponiendo tu voluntad a espadazos y balazos; y esto se debe a que Dishonored te da mucha libertad para jugarlo como a ti te plazca y te proporciona las herramientas necesarias para llevar esto a cabo.

Dunwall es en sí una ciudad bastante grande y con muchos sitios que podrás explorar, pero irás descubriéndola por partes. Esto se debe a que el juego está dividido en misiones y sólo podrás visitar unas cuantas secciones en cada una. Algunos lugares los visitarás más de una vez en diversos trabajos, pero generalmente, ya que terminas tu tarea, vas a la sección que sigue. Únicamente hay un área a la que acudirás frecuentemente entre misiones: la base de tus aliados.

En casi todas las misiones tu objetivo será el mismo: encuentra a cierta persona y deshazte de él o ella. Esto puedes cumplirlo, por supuesto, matando al cabrón, pero Dishonored es uno de aquellos extraños títulos en los que sí puedes llegar a ser cien por ciento pacifista. En otras palabras, puedes hacer que el enemigo desaparezca, pero vivito y coleando, aunque la verdad, hay algunos destinos que hacen que consideres que quizá hubiera sido más humanitario meterle un plomazo en los sesos al pobre diablo.

Corvo cuenta con armas para ayudarlo a cumplir sus objetivos. Empiezas con una espada para los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Más adelante te darán una ballesta con la que puedes disparar dardos con un somnífero para dormir a tus enemigos y proyectiles normalitos, de los que nada más matan. También hay una pistola y granadas, por si eres de aquellos que le quiere avisar a la cuadra entera que el vecino te miró feo y le metiste una bomba por el trasero, para que queden advertidos. No es una lista muy grande; más aún si quieres ser silencioso, porque en tal caso, las únicas armas que usarás recurrentemente serán la ballesta y la espada.

Sin embargo, los instrumentos de destrucción no son las únicas herramientas con las que cuentas para avanzar en tu aventura: casi al comienzo del juego, un sujeto místico se le aparecerá a Corvo y le otorgará poderes mágicos porque… ¿Por qué no?, supongo. Al inicio sólo podrás utilizar la magia de Blink, con la que puedes teletransportarte de un lugar a otro en chinga. El resto de los hechizos, tanto activos como pasivos, los irás eligiendo tú. Por supuesto, lo más recomendable es que escojas aquellos que se acomoden a tu forma de jugar.

Para los sigilosos, hay hechizos como uno que te permite ver personas a través de las paredes y otro con el que puedes poseer meterte en animales pequeños como ratas y entrar por coladeras y demás recovecos para acceder a ciertos lugares; y para los que les vale madres, hay uno que te hace disparar vientos huracanados para lanzar a los enemigos por los aires y otro pasivo con el que, después de un rato de estar peleando, podrás realizar un asesinato brutal instantáneo de a gratis. Y por supuesto, están a los que se acomodan a todo tipo de necesidades, como uno que ralentiza el tiempo por un rato y otro que te permite moverte más rápido y saltar más alto. Puedes, además, mejorar cada uno de tus poderes una sola vez, mejorándolo significativamente de modo que, por ejemplo, en vez de nada más ralentizar el tiempo, lo detienes completamente.

A diferencia de otros juegos, no hay un árbol de progresión: todos los poderes están disponibles en su forma básica desde el principio. No es necesario que adquieras dos magias para poder desbloquear una tercera. Esta fórmula aumenta un poco el sentimiento de libertad que ofrece Dishonored.

Claro que no es tan fácil como entrar a la tienda de dulces y gritarle a tu mamá que quieres una paleta. En este juego no hay tal cosa como puntos de experiencia. No hay recompensas por subir de nivel, porque simplemente no lo haces. Resulta que el tipo místico que te dio tus poderes también te regaló una especie de corazón mecánico que sirve como un radar que te indica dónde puedes encontrar runas. En cada misión podrás encontrar cierto número de estas madres que están regadas por las diversas áreas. Algunas están literalmente puestas sobre un altar y son muy fáciles de encontrar, pero otras están en cajas fuertes o lugares bastante difíciles de acceder, así que tendrás que echarle un poco de coco para conseguirlas. El caso es que son las cosas que te permiten conseguir y mejorar tus magias. Te conviene juntar todas las que puedas, ya que hay algunos hechizos costosos. Elige bien cuales magias vas a usar, pues no podrás comprar todas.

Además de las runas, tu chirimbolo palpitante te ayudará a encontrar Bone Charms, que son amuletos que básicamente funcionan como perks. Hay uno que hará que comer porquerías te recupere más vida, otro que hace que al tomar agua regeneres un poco de poder mágico, uno más que te hace menos susceptible a ser atacado por las ratas (que en este juego parecen pirañas de una película de Hollywood) y demás. Son una ayudadita extra que te conviene encontrar. Sólo ten en cuenta que no podrás equiparlos todos; mientras más tengas de donde elegir, mejor – con todo y el hecho de que hay varios que son bastante inútiles.

Además de los amuletos mágicos de hueso, también cuentas con tu equipo más normalito, que consiste en municiones, tu ropa y tu máscara. Todo esto lo puedes mejorar, ya sea con bolsas para balas más grandes, botas que hacen menos ruido o visión telescópica. Para ello, deberás encontrar planos, los cuales andan tirados aquí y allá en la ciudad de Dunwall y presentárselos al herrero/inventor que se encuentra instalado en tu base. No te olvides de visitarlo antes de ir a una nueva misión.

Ya que más o menos sabes qué esperar de tu arsenal y tus habilidades, tienes que aprender a utilizarlas para cumplir con tus misiones. Como ya mencioné, casi todas se resumen a hacer desaparecer a alguien de una forma u otra. El juego te ofrece más de una ruta para que puedas llevar a cabo tu tarea; no creas que sólo tienes las opciones de escabullírteles a los enemigos o matarlos a todos. Hay muchas formas de infiltrar un lugar: puedes usar un pez para colarte por un drenaje, detener el tiempo para a travesar un corredor lleno de enemigos, llegar al cuarto donde se encuentra tu objetivo por la ventana escondida que nadie está vigilando, usar el simple y mundano sigilo de la vieja escuela, etc., etc., etc.

Otro factor que influye en la forma en la que puedes completar tu encomienda son las misiones secundarias, que te dan algunos personajes con los que puedes hablar en algún momento. Puedes ignorarlas completamente, claro está, pero quizá quieras hacerle el encargo a otro pelado por el simple hecho de que él o ella te pueden dar otra ruta hacia tu blanco.

En todo caso, vayas por donde vayas, te vas a topar con enemigos. Y tú te preguntarás, ¿qué tan buena es la inteligencia artificial de este juego? Pues la neta, no mucho. Los enemigos son especialmente pendejos en Dishonored. El cerebro no les da como para darse cuenta que aquel bulto con forma de asesino oculto debajo del escritorio es, curiosamente, un pinche asesino. Si no estás completamente expuesto, ni se darán cuenta de que estás ahí.

Ahora, esto no quiere decir que uno no ande paseándose a tus espaldas y te vea en lo que andas pendejeando o que de pronto el juego ignore tu orden de estrangular a un incauto porque se le hincharon las bolas – porque me pasó varias veces –, seas descubierto y suenen la alarma, y cuando a los guardias finalmente se les prende el foco y se enteran de tu presencia, no escatiman en gastos: te atacan en manada; te atacan con espadas; te atacan con pistolas; te atacan con fuego… son bastante aguerridos, especialmente aquellos que tienen poderes mágicos parecidos a los tuyos.

Esto no significa que en cuanto te encuentren ya no valga la pena pelear, porque Corvo es muy capaz de repeler un ataque de soldados. Mucho ayudará aprender a bloquear los espadazos en el momento y responder con una estocada fatal: esto bastará para que caigan como moscas. Lo que sí debes tener en cuenta es que los capítulos finales irán cambiando dependiendo de qué tanto alboroto armes y a cuántas personas mates, así que si quieres ser completamente sigiloso, piénsalo dos veces antes de dejarle una nueva alfombra de cadáveres al vecino.

La metrópoli ballenera es una ciudad vistosa, llena de calles y edificios que parecen sacados de una ciudad europea del siglo XIX con algunos vestigios de steampunk aquí y allá. Cada área de la ciudad es diferente, aunque la atmósfera sombría y deprimente está en todos lados. Con todo y todo, hay varias partes que tienen bastante color, cosa que se agradece. Si acaso, algo que me pareció a mí es que todo parecía estar algo liso, sin mencionar que en más de una ocasión se perdía un poco el encanto porque el juego se estaba tardando en cargar las texturas. Aun así, Dunwall es un sitio con mucha personalidad.

En cuanto a los personajes, tienen buenas animaciones y se entiende que son humanos – lo cual es bueno, supongo. Sin embargo, su diseño, personalmente, me desagradó mucho. Para empezar, parecen tener condición de gorila, pues sus brazos son demasiado gordos y luego hasta te preguntas si no sería más fácil que nomás estuvieran soltando putazos en vez de cargar con armas. Y sus rostros… no sé por qué, pero cada vez que los veo siento o que están súper puercos o que todos tienen un millón de años.

“Corvo, este es el siguiente pelele que tienes que matar.

Es una lástima… Apenas es un adolescente.”

El sonido de Dishonored puedo calificarlo como bueno a secas. Los efectos sonoros están bien hechos, aunque no es nada que no haya escuchado antes. Las voces no están mal, pero hay algunas partes donde sí les falta bastante emoción. La música es lo suficientemente buena como para meterte en el ambiente mientras estás jugando y que ni te acuerdes que ella tan pronto apagues la tele. No es nada del otro mundo.

Este título es uno de aquellos rebeldes que se rehúsan a acoplarse al estilo que está impuesto hoy en día, o sea, no tiene un multiplayer. Qué bueno que así sea, porque no le hace falta: el juego rinde bien por sí mismo y es muy factible que una vez que lo termines quieras volver a jugarlo con otro estilo, ya sea para ver qué ocurre con la historia, para encontrar los coleccionables que te faltaron o para ver si hubo algún lugar que se te fue en tu primera vez. Incluso puedes experimentar checando qué tanto te tardas en terminarlo, pues aunque haciéndolo de manera sigilosa te puedes tardar un buen rato, igual y te puedes ir en chinga loca matando a cuanto soldado veas.

Dishonored ha sido calificado como uno de los mejores juegos del 2012 y puedo ver de dónde viene la emoción y el gusto por este título. Te hace sentir que siempre hay algo que descubrir, ya sea una estrategia, un cuarto secreto o qué sé yo. Dunwall es una ciudad bastante invitante, que si acaso no tiene una personalidad tan encantadora como Rapture de Bioshock, ciertamente es un ambiente muy interesante. No puedo dejar de recomendarlo a aquellos que les gusta un estilo de juego enfocado a llevar a cabo misiones de la forma más libre posible. Es un título que deben probar cuando menos una vez.

Dishonored es marca registrada de Bethesda Softworks. Esta reseña la terminé después de haber terminado el juego en dificultad normal de modo sigiloso en mi Xbox 360. Pueden encontrarlo actualmente por un precio (sugerido) de $60 dólares o su equivalente en la moneda correspondiente a su país.