Cine 68: Guardianes de la Galaxia

Reseña en domingo. Uy. Y aunque siendo la primera semana del mes debería tocarnos cine de no-cartelera, cambalachearemos la ocasión para otra semana para hablarles hoy sobre mapaches con ametralladoras.

Esto me recuerda sospechosamente a la reseña de la semana pasada.

Las producciones de Marvel Studios están en ese punto en que pueden hacer un poco lo que les venga en gana. Así que mientras esperamos un año más para «Avengers 2» y tras habernos tragado de nuevo a casi todos sus integrantes por separado, tampoco es que vayan a culpar al público por emocionarse ante la perspectiva de árboles guerreros, una sexy heroína verde y más luchas intergalácticas.

Obviamente la puesta en escena parte de cómo conseguir que todos estos personajes disparejos terminen por ser un sólo equipo: Un terrícola (Peter Quill) que ha terminado formando parte de un grupo de ladrones especiales hasta que se hace con el Orbe, una esfera que al parecer todos quieren, y decide seguir sus propios intereses; un equipo de cazadores de fortunas compuesto por un árbol (Groot) y un mapache (Rocket) que se encuentran con el mencionado ladrón y deciden hacerse con la recompensa que cae sobre su cabeza; Gamora, la hija adoptiva de un titán espacial que ahora sirve a otro villano loco, Ronan, y cuya misión es recuperar el Orbe; y Drax, un fortachón incapaz de no muchas luces que ve en ellos la oportunidad de llamar la atención de Ronan para poder vengarse de él. Tome todos estos ingredientes, agregue muchos efectos especiales, naves, armas, gente con piel de colores, y el caos que saldrá de la mezcla comenzará a tener la forma de «Guardianes de la Galaxia».

El primer elemento que llama la atención es el particular sentido del humor que impregna toda la cinta y que se aleja bastante de la línea Tony Stark que por momentos parecía definir a gran parte del universo Marvel. Mucho más simple, más absurdo, sirve perfectamente para ir hilando una historia de cuasi superhéroes galácticos que, como sabemos, no siempre tienen el más lógico de los sentidos. Aunque en un primer momento pueda incluso destantearnos o no mostrarnos del todo las dimensiones que cobrarán los personajes en su debido momento.

Su estructura, en que toda la acción parece construida para ir en aumento gradualmente, puede no parecer la más afortunada al inicio en que en algunos puntos nos deja la sensación de que todo podría ser un poco más épico. Escenas más rudas, detalles mejor logrados, puntos en los que se podría ir de más acción, más impacto, más siniestro, y en lugar de eso tenemos que conformarnos con los intentos de avances románticos de Quill y una larga puesta en escena para lo que verdaderamente importa: el punto en que los mundos pueden destruirse, todos quieren matarse entre ellos, y tienen una sola batalla para arreglar sus problemas.

Esto me recuerda sospechosamente a la reseña de «Pacific Rim».

Y si para entonces la película había conseguido su ritmo gracias al manejo del humor y ese fantástico mapache (sí, yo me negaba a participar de la abrumadora emoción por ‘el mapache con una ametralladora’, pero perdóname, Rocket), la explosión que se va generando rumbo a la parte final sirve para exponenciar todos los elementos y mostrarnos cuán en serio estaba hablando Marvel cuando decidió que este grupo de inadaptados serían los guardianes de alguna galaxia.

Menos mal que no se quedó en la Tierra.

Y es que después de ver a los Avengers pelear con Loki y un montón de bichos alienígenas podemos llegar a pensar que las luchas inter-galácticas, inter-planetarias, inter-cualquier cosa que involucre muchas naves y razas y ya me entienden, son cosa fácil. El que sean el pan de cada día en los cómics no significa que sean fáciles de trasladar a la pantalla y ya hemos tenido muchas muestras de cómo hasta el más glorioso de los villanos puede terminar como el más triste efecto especial. Y es que «Guardianes de la Galaxia», con el desenfado de un grupo de idiotas persiguiendo una esfera de metal, consiguen que el heroísmo, las grandes luchas y explosiones, y el forzado sentimiento de ‘somos un equipo’ parezca algo natural. Sin necesidad de construir grandes villanos ni grandes héroes, el resultado es una película increíblemente divertida y que sabe jugar bien sus cartas para darnos un final literalmente explosivo.

Y bueno, qué decir del soundtrack.

Justo eso.

Y es que, sin querernos inclinarnos hacia ese lado del público que suele ver en cada nueva producción la más grande película de -tópico- hasta el momento, lo cierto es que se nota que «Guardianes de la Galaxia» es una de esas películas de superhéroes hechas con una clara pasión con el tema, y con un cariño al absurdo que necesariamente implican estas películas. Porque, ya saben, un mapache. Y todo esto de la mano de un director que, no lo olvidemos, empezó su carrera dirigiendo terror con sanguijuelas.

Claramente en todo esto hay una moraleja.

Así que, si lo estaban dudando, ¿por qué lo estaban dudando?

«Guardians of the Galaxy» o «Guardianes de la Galaxia» es una película estadounidense del 2014. Dirigida por James Gunn («Super», «Slither», «Movie 43») y protagonizada por Chris Pratt («Moneyball», «Her», «Parks and recreation»), Zoe Saldana («Avatar», «Star Trek», «Piratas del Caribe»), Bradley Cooper («The hangover», «Silver lining playbook», «American hustle»), Vin Diesel («Rápido y furioso», «Salvando al soldado Ryan», «Riddick»), Dave Bautista («Riddick», «El hombre de los puños de hierro», «House of the rising sun»), Lee Pace («El hobbit», «The fall», «Lincoln»), Michael Rooker («Jumper», «Cliffhanger», «The bone collector») y Karen Gillan («Oculus», «Not another happy ending», «Doctor Who»). Tiene 8.9 estrellitas en imdb, 7.6 en filmaffinity y 92% en el tomatometro. Así que ya saben.