Seguro que ya echaban de menos esas maravillosas semanas en que obviaba todo lo demás en cartelera (que, tampoco es que hubieran muchísimas grandes opciones, pero es cierto que por ahí estaba Liam Neeson) en pos de terror que a todas luces será malo. No puedo evitarlo, es una enfermedad. Y «Desde la oscuridad» se sumaba, además, a esa curiosa línea actual (tampoco demasiado extendida) de hacer producciones de terror estadounidenses ambientadas en América Latina.

desdeoscuridad2No siempre con Michael Cera de por medio. Pero a veces.

Así que: Colombia. Julia Stiles. Niños quemados. La premisa de «Desde la oscuridad» se coloca en un oportuno punto entre el cliché y la posibilidad de un buen contexto. Después de una primera muerte que deja tanto en claro como los niños diabólicos del póster, el arco principal da inicio cuando una pareja de estadounidenses llegan a un pequeño pueblo junto con su hija, donde el padre de la mujer tiene una fábrica de papel en la que ella empezará a trabajar. Todas las utópicas promesas latinoamericanas (porque obvio Latinoamérica es utópica, ¿no?) comienzan a empañarse cuando la posibilidad de que la bella y enorme casa donde viven esté embrujada, y las leyendas de niños malditos propias del pueblo comienzan a mezclarse. Porque así es el tercer mundo: Insalubre y embrujado.

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La leyenda de los niños quemados, que es la primera luz con la que nos guiamos por la trama, es fantástica. Mezclada con puestas en escena muy típicamente latinas, el resultado kitsch sin duda asustaría a cualquier extranjero con perspectivas de vivir largos años en esos rincones del mundo. Y al principio las fantasmales apariciones tienen el buen gusto de prescindir de muchos efectos especiales y conformarse con ser niños, estar malditos y tener algunos props bastante apropiados. Los sustos no llegan de manera muy contundente pero uno tiene la sensación de que esta premisa puede dar lugar a cosas interesantes.

Por desgracia todo esto dura poco. Muy poco.

desdeoscuridad4Tan poco como la emoción inicial de la ingenua familia.

El cierto que el cine de terror no siempre tiene que tener grandes historias para que el resultado sea contundente. Tenemos bastante ejemplos que se sirvan de un simple ‘vamos a buscar a una bruja’, ‘entramos a un edificio y hay zombies’ que han demostrado que el horror puede estar en los pequeños detalles, en los sonidos apropiados, en una criatura horrible o en un monstruo que nunca se ve. Y sin embargo eso no significa que cualquier cosa puede ser terrorífica. De hecho, cada vez parece menos fácil darle al público aficionado al género algo que valga la pena.

desdeoscuridad5«Desde la oscuridad» nos da una historia que podría haber sido buena (o al menos oportuna), una ambientación excelente (no sólo por salirse del usual paisaje anglosajón sino porque Colombia realmente se luce), niños fantasmales (que nunca están de más) y una realización técnica bastante buena (en la que no destacan sus actores porque es imposible lucirse en sus personajes). Pero nada de esto hace una buena película de terror en sí. Los niños diabólicos no sólo nunca terminan por ser realmente terroríficos (y vaya que se esfuerzan) sino que los juegos de carreras, caras y secreto sobre secreto terminan por cansar. Eso por no mencionar que no hay un solo susto bien logrado. Un par de momentos de fondo en los que uno piensa ‘si a mí me pasara eso, me muero’ pero ni un solo susto. La necesidad de darle giros sorpresa a la historia hace que las explicaciones resulten redundantes y poco interesantes. Lo que al principio era una buena elección de presentación (de las figuras fantasmales: aspecto, juegos de sombra, efectos) pronto deja de lucirse y termina viéndose mal. No necesitamos llegar a la película para saber que el asunto no podrá salir bien y que lo mejor a lo que podemos aspirar es que la hora y media que dura no sea mortalmente aburrida.

desdeoscuridad7Ni siquiera tengo suficientes fotogramas para ilustrar esto.

Y sin terminar por ser una película terriblemente mala, está lo suficiente desaprovechada como para que dé un poco de pena que resulte tan sosa y con un final tan cursi. Además que, no puede faltar en estas películas llenas de maldiciones, hay algunas ‘explicaciones’ que el guión resuelve con un ‘porque sí’ que hacen que uno se quede preguntando qué tanto sentido tuvieron muchos de sus momentos.

Uno piensa: No debería ser tan difícil. Los niños diabólicos son muy tenebrosos (porque son niños), las maldiciones ancestrales tienen ya una estructura muy clara, las leyendas latinoamericanas deberían ser prácticas para estas ocasiones. Y nada. Un intento de cine de terror típico que no consigue su más fundamental propósito y que, por el contrario, termina con un par de secuencias de pena total.

Y yo debí haber ido a ver a Liam Neeson. Pero ya saben cómo soy.

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«Out of the dark» o «Desde la oscuridad» es una co-producción del 2014 entre Estados Unidos, Colombia y España. Opera prima de Lluís Quílez (y quizás el que sea su primera película, y que sea español, debió habernos prevenido) y protagonizada por Scott Speedman («Underworld», «Felicity», «The strangers»), Julia Stiles («10 cosas que odio de ti», «Bourne supremacy», «Silver linings playbook»), Stephen Rea («V for Vendetta», «Ciudadano X», «The honourable woman»), Pixie Davies («Nativity 2», «Roald Dahl’s Esio Trot», «El secreto de Crickley Hall»), Vanesa Tamayo («Corazones blindados», «Pobres ricos», «Valentino, el argentino») y Alejandro Furth («Dreagirls», «Dick & Jane», «La hora cero»). Tiene 4.7 estrellitas en imdb, 4.3 en filmaffinity y 29% en el tomatometro. Nada recomendable, pero si tienes una debilidad enfermiza por el terror malo (como yo, aunque luego me arrepienta), todavía puedes alcanzarla en algunos cines.