Héctor Germán Oesterheld ha logrado ser, a través de sus personajes y sus historias, inmortal. Tres años después de elevar el arte de la historieta argentina a un nuevo nivel con su más que consagrado eternauta, empezó a publicar de manera regular en la revista Misterix la que probablemente sea su segunda obra más importante, y un recordatorio constante de esa referida inmortalidad «Mort Cinder».

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Mort Cinder, el inmortal. «Miro hacia atrás y me cuesta creer que hubo un tiempo sin Mort Cinder». Ezra Winston es un anciano anticuario que se ve rodeado de objetos antiguos y algún misterio, pero nada puede prepararlo para el día en que un hombre le entrega una extraña araña de metal envuelta en un diario que comenta el ajusticiamiento en la horca de Mort Cinder días atrás. Manchas arácnidas y relojes que se detienen en una hora marcada. En pocas horas la vida de Ezra se vuelve una historia de terror, una anécdota gótica inglesa, un laberinto de casualidades borgianas: una cita que lo lleva a una calle, un médico que lo lleva a  la huida en medio de una noche que lo lleva hasta la hora marcada frente a la tumba del ahorcado. Hombres con ‘ojos de plomo’ lo persiguen en esa pesadilla de la que sólo parece que podrá despertar una vez que haya cumplido su misión: liberar, una vez más, de la muerte a Mort Cinder.

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La breve saga de «Ezra Winston, el anticuario» a modo de prólogo, y en conjunto con «Los ojos de plomo», conforman el arco más extenso de la serie total, y nos tomará más de un número (pensando en su publicación original por entregas) descubrir el rostro y presencia que conforman a ese enigmático personaje. Lo que comienza como un cuento de terror pronto cobra tintes de ciencia ficción (género que ya sabemos le encanta a Oesterheld) y a partir de ahí no dudará en transformarse en relato histórico, drama épico, parábola remota.
Una vez sorteado su primer encuentro, Mort Cinder empezará a trabajar en la tienda de antigüedades de Ezra, guiándolo a través de los objetos y las épocas. Después del primer arco, las demás historias serán más breves y autoconclusivas, concretos viajes históricos en que vamos conociendo al extenso personaje de Mort Cinder a través de sus vidas: la Segunda Guerra Mundial, la lejana Babilonia, la época de gángsters y ladrones en Estados Unidos, épocas prehispánicas, el colonialismo africano, historias de otros planetas y grandes batallas griegas. Si algo parecen compartir todas las vidas de Cinder es su motivación por la lucha, como guerrero o como justiciero, como resistencia o como búsqueda incansable. Sin duda un reflejo ficticio de las propias motivaciones del autor en la vida real, que lo llevarían a la desaparición y a la muerte durante la dictadura argentina en los años 70.

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Aunque su premisa pueda no parecernos particularmente original, vista a día de hoy (y hay que pensar que empezó a publicarse en 1962), el trabajo literario y visual en estas diez historias representa sin duda un importante pilar en la historia del cómic, nacional e internacional. Con ecos de Jack London a Borges, Oesterheld consigue transformar a Mort Cinder en un concepto. En algo mucho más complejo que un inmortal: un hombre infinito. Esas ansias de abarcarlo todo, de encarnarlo todo, lo insertan fácilmente en la literatura argentina, sin detenerse a objetar que se trata finalmente de una historieta.

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Pero sin duda si algo consigue terminar de cerrar ese símbolo-hombre en la historia es el increíble arte de Alberto Breccia, quien ya había tenido su entrada triunfal al mundo del cómic de la mano de Oesterheld y que logra unas imágenes desgarradoras, sucias (en gran parte por las necesidades de impresión) e increíblemente poderosas. Quien da su propio rostro a Ezra y perfila a Mort Cinder como su asistente, Horacio Lalia. El escritor declararía posteriormente que gran parte de la fuerza de la historia provenía de su propia angustia y tortura, siendo que además el dibujante se encontraba en un momento particularmente tortuoso de su vida, con su esposa padeciendo una enfermedad que la llevaría a la muerte.

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Difícil escoger una sola escena de esas miles de muertes. Muchos señalan al episodio de la batalla de las Termópilas como el momento más alto del cómic y quizás sea porque nos permite conocer una máscara más de este hombre inalcanzable que es Mort Cinder. Con poco más de 200 páginas y 2 años de publicación, «Mort Cinder» es sin duda un referente imprescindible de la historieta latinoamericana. Y reflejo de una voluntad y un momento histórico y convulso que en muchas ocasiones parece que no ha terminado de pasar.

mortcinder3La edición de Planeta de Agostini de «Mort Cinder» puede comprarse en Casa del Libro (España) y en Tienda Cosmic; mientras que la de Ediciones Colihue puede comprarse en la página de la editorial y en Mercado Libre de Argentina.