Bryan Lee O’Malley va a ser siempre la persona que nos dio a Scott Pilgrim: quien convirtió las relaciones amorosas en los niveles de un videojuego y consiguió que Michael Cera nos cayera bien en una película donde, sospechamos, se interpreta a sí mismo (si tuviera algo así como poderes). Un año antes, debutó con una novela gráfica de una chica que cree que su alma ha sido robada por un gato, diez años después y tras una larga ausencia, regresa con una historia sobre segundos. Segundos platos, segundas oportunidades, los segundos que tardas en tomar una decisión de la que puedes arrepentirte toda la vida.

seconds2En el episodio de hoy de «Cómics fantásticos para tus crisis existenciales»…

Katie es la chef y responsable de «Seconds», uno de los mejores restaurantes de la ciudad, y aunque ha conseguido esto a su corta edad, ha llegado al punto en que su gran sueño parece estancarse al igual que el resto de su vida. La respuesta parece obvia y apenas inicia la historia sabemos que está trabajando ya en su segundo gran sueño: un nuevo restaurante, totalmente suyo. Pero los sueños tienen esto de que siempre se ven más brillantes y hermosos cuanto más lejano es el camino a ellos.

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Mientras enfoca todas sus energías en este proyecto, continúa viviendo en el piso de arriba de «Seconds» y básicamente interrumpiendo en la vida de todos. Hasta que un hecho desafortunado, que en cierta medida es su culpa, rompe la delgada línea que la separa de los sueños que seconds4nunca consigue recordar por las mañanas, aquellos en los que una extraña chica de cabello blanco le habla de manera críptica y le indica que
no debe olvidar. Ahora el mensaje es claro: hay un hongo, una libreta y la posibilidad de cambiar algo con sólo desearlo y soñarlo de una manera distinta.

Una de las cuestiones primordiales de este detonante argumental sobrenatural es que el protagonismo de Katie es totalmente fortuito: no es ella una especie de elegida que tiene la posibilidad de enmendar sus errores, sino que es por suerte que uno de estos hongos a-lo-Lewis-Carroll termina en sus manos. Y para mal. Porque nadie es capaz de prever los cambios que podría tener la posibilidad de tener segundas oportunidades para cada pequeño error.

En la historia se contrastan frecuentemente estos dos caminos: las decisiones por las que tenemos que trabajar arduamente para que se logren y la capacidad instantánea de remedir las cosas. Katie tiene sus sueños a largo plazo, su dificultad para establecer relaciones funcionales, su enorme capacidad de evasión para las pequeñas responsabilidades; pero también tiene una marmita llena de hongos que pueden solucionar fácilmente su vida. Escoger el sitio adecuado, enmendar los errores de una vieja relación, evitar sus malas decisiones sociales. Pero este esquizofrénico remedio sobre remedio no puede llevar a ninguna parte: lo sabe Lis, el pálido espíritu que le había otorgado una sola oportunidad, y lo saben las entidades oscuras que han empezado a filtrarse en esta realidad atrofiada en que se va convirtiendo cada nueva segunda oportunidad.

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Con un estilo mucho más estilizado, que nos recuerda a «Astroboy» o incluso a los sprites de algunos RPG, O’Malley consigue alejarse de Scott Pilgrim sin perder su personal estilo, conjugando un viaje interior con una serie de elementos fantásticos, o una trama íntima sobre la búsqueda de sentido con una historia de aventuras. Y pese a que estos elementos podrían fácilmente orquestarse en una estructura conocida, el autor parece decidido a que el elemento que interfiera con esta atmósfera sea precisamente la realidad y las cosas que de ella no podemos definir fácilmente en una historia de cómic. Se suele definir fácilmente a Katie como un personaje con motivaciones muy limitadas que se centran en la recuperación de su expareja (su vínculo irrompible con Scott), cuando en realidad se trata de un personaje complejo que ha tratado de llenar el vacío que siente en su interior con todas estas ‘compensaciones’: quiere tomar las mejores decisiones, conseguir sus sueños, tener una relación estable, no provocar ninguna clase de incomodidades. Evitar la culpa. Un delirio que llega al grado de utilizar sus segundas oportunidades incluso para evitar elegir una comida que le sentará mal.

seconds6La solución no es redonda, ni hay un despertar final en que todo se arregla y aprendemos una valiosa lección. Pese a esta conveniente fórmula de los hongos mágicos, la historia nos habla de que hay que aprender a vivir con todas las decisiones, incluso las mágicas. Con sus consecuencias fantasmagóricas sobrenaturales, pero también con las cosas buenas por las que se estaba luchando (aunque se haya tomado un atajo fácil). Y todo esto consiguiendo en poco más de 300 páginas lo que esperamos de toda buena novela gráfica autoconclusiva: una historia dinámica, un arte que la aproveche al máximo, un estilo narrativo que nos atrape, un humor en los momentos justos, toques fantásticos y una línea muy delgada que nos separe entre lo que creemos estar leyendo y todas las ‘segundas intenciones’ que esconde detrás.

Y bueno, ahora sé que a Bryan Lee O’Malley no le importaría en absoluto ser recordado únicamente por «Scott Pilgrim», pero tampoco creo que tenga que preocuparse demasiado por eso.

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Pueden comprar «Seconds» en inglés y en español en El Péndulo.