atomic2Are you ready for this? 

De la mano de Charlize Theron nos hemos replanteado el género de acción comercial durante los últimos años. Lo que era casi negativamente ‘acción con autos’ se transformó en «Fury Road» en pleno desierto distópico con novias idealizadas, una raza humana degenerada y mucha gasolina. Ahora, esta rubia atómica de la mano de David Leitch, uno de los responsables de «John Wick», nos devuelve a un remoto pasado de espías durante la Guerra Fría (que parece recuperar su popularidad gracias a una actual tensa relación con Rusia) y, sobre todo, a la rústica acción a patadas y golpes al por mayor.

atomic3Pégame pero no me dejes.

Lorraine Broughton es una espía inglesa que está siendo investigada por su última misión, en la cual fue a Alemania por la muerte de un colega y el robo y desaparición de una lista que se supone contiene todos los nombres y secretos de los espías involucrados en la Guerra Fría. Algo que podría poner en peligro a toda la organización y un preciado bien que más de un grupo quisiera adquirir. En Alemania se encuentra con el agente Percival, quien aprovecha la división del país para su beneficio personal, y una gama de agentes, mafiosos y proveedores cuyos intereses no siempre quedan demasiado claros.

Antes que nada, Lorraine debe seguir el confuso entramado del país para entender la situación y luego arreglar las cosas tanto como sean posible antes de escapar. Pero si algo nos han enseñado las películas de espías, es que en un juego de engaños no hay modo de arreglar las cosas. Y muy difícilmente de salir bien parados.

atomic4A Charlize Theron nada se esto le preocupa especialmente.

La historia está basada en una novela gráfica, «The coldest city» que ahora tengo ganas de leer. Pero al no tener punto de comparación para considerar qué tan buena adaptación es, lo que se puede decir de su versión en la pantalla es que prima esa conocida noción de que en las cintas de acción poco importa la historia. Aunque el encanto del cine de espías es bastante evidente, sobre todo en la mancuerna que establecen los dos protagonistas (no suelo ser muy fan de James McAvoy, pero como Percival es más que adecuadamente odioso) y en la presencia de John Goodman como el metiche representante de la CIA (no podía faltar), resulta muy difícil seguir fielmente una trama que en muchos momentos parece no tener demasiado sentido: los persigues porque de esto va este género, hay misterios por todos lados, uno cae en las trampas de ‘los malos’ porque de otro modo no avanza la historia. Hay varios momentos que parecen bastante gratuitos y aunque no sepamos exactamente de qué irá el giro inesperado (bastante esperado, por otro lado), muchas cosas dan la sensación de ser bastante evidentes. Y aunque es difícil precisar en qué punto surge este problema, creo que las propias intenciones de la película parecen sobreponerse a la cuestión al minimizar la importancia del guión en comparación con una producción increíble.

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Leitch, el director, aunque está dirigiendo por primera vez una película que sólo lleve su nombre, tiene una larga carrera como stunt, incluyendo como coordinador de stunts en varias reconocidas películas de acción. No es de extrañar que su aproximación a la acción sea impecable. «Atomic Blonde» destaca muy fácilmente desde el inicio por una fantástica estética neón que contrasta con los colores fríos de la Alemania dividida. La música sigue la tendencia actual de retomar canciones clásicas e incorporarlas a las escenas para conseguir un ritmo fluido, una mezcla entre lo conocido y la reinvención de la imagen. Y, principalmente, las coreografías de acción (las peleas cuerpo a cuerpo, la incorporación de elementos del medio, las armas, los autos) están cuidadas al máximo, haciendo del movimiento continuo un deleite visual y emocional: ya mucho se había hablado de las habilidades de pelea de Theron, que permiten tomas largas y sostenidas, con una cámara fija que no trata de disimular los movimientos, un sonido ajustado para resaltar la fuerza de cada golpe, una consistencia en las heridas a lo largo de la historia, y en general una constante batalla entre individuos pero también entre el medio, aislando a la protagonista en un medio hostil que se ciñe como una constante trampa a la que claramente no le teme.

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Como mencionaba, creo que los principales problemas vienen con la trama, lo que hace que la película no se sienta tan redonda como debería. Para mí lo que fue más difícil de perdonar de la historia es el limitado desarrollo del personaje de Percival, quien prácticamente presenta sus cartas desde el inicio y nunca consigue dar la sorpresa que la trama quería vender (eso no minimiza la buena actuación de McAvoy), algo especialmente grave si consideramos que es el segundo gran nombre en el cartel, y también el arco de Delphine Lasalle, que sin duda se anticipó mucho por el morbo, pero que no logró tener ni la consistencia ni la importancia que hubiera justificado su presencia. Delphine resulta un personaje bastante pequeño, sobre todo si nos queremos creer que es una agente, y su relación con Theron no despega más allá del espectáculo, aunque mucho se había hablado de cómo eso le daba una dimensión distinta a Lorraine (spoiler: no lo hace).

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Hay, además, un par de muy agradables sorpresas en el casting. En primer lugar la aparición de Roland Møller, de quien había hablado ya en la reseña de «Bajo la arena», como un increíble mafioso ruso (dejando en alto la imagen cinematográfica del mafioso ruso – aunque él sea en realidad danés). Y también la intervención de Bill Skarsgård como Merkel, un joven alemán capaz de prestar cualquier servicio, y quien me encantó en la cinta antes de que cayera en la cuenta de que es nuestro próximo Pennywise. Oh. Me encantaría también contar a Barbara Sukowa, a quien amé en «Hannah Arendt», pero desgraciadamente tiene como tres segundos en pantalla (es la forense que recibe a Charlize, por si se lo preguntan).

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Pese a los detalles que podrían mejorarse, creo que se trata no sólo de una excelente película (que no dudo va a colarse en mi top de favoritas de este año), sino una excelente muestra de todo lo que el género de acción tiene por ofrecer sin caer en la representación vacía y en las escenas vertiginosas. Además de consagrar a Theron como la mejor de las mejores actrices de acción de todos los tiempos, obviamente.

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«Atomic blonde» o «Atómica» (no sé qué les costaba «Rubia atómica») es una coproducción del 2017 entre Estados Unidos, Alemania y Suecia. Dirigida por David Leitch («John Wick», próximamente «Deadpool 2») y protagonizada por Charlize Theron («Mad Max: Fury Road», «Monster», «Prometheus»), James McAvoy («X-Men: First class», «Split», «Wanted»), John Goodman («Argo», «The big Lebowski», «Kong Island»), Toby Jones («Capitán América», «The mist», «Harry Potter y la cámara secreta»), Eddie Marsan («V de Vendetta», «Hancock», «Sherlock Holmes»), Roland Møller («Bajo la arena», «Secuestro», «R»), Sofia Boutella («The mummy», «Kingsman», «Star Trek: Beyond») y Bill Skarsgård («It», «Allegiant», «Simple Simon»). Tiene 7.1 estrellitas en imdb, 6.2 en filmaffinity y 75% en el tomatometro. Y si todavía no la han visto, no se la pierdan en pantalla grande.