Comparación (Fanfic de South Park) | Forum

Disclaimer: South Park es propiedad de Trey Parker y Matt Stone.

Resumen: Todo comenzó con la típica discusión entre Cartman y Kyle, esta vez por dos simples dibujos animados para adultos, pero esta vez Kyle tenía un argumento que ni Eric Cartman podía discutir.

 

Capítulo único

Era una mañana común de South Park. Las aves cantaban, la gente iba feliz a su trabajo y… ¡Momento! Dije: “mañana común de South Park”.

Corrijamos:

La gente muy estrazada reconstruía la ciudad luego de otro ataque de un famoso gigante molesto con cierto cuarteto de niños del pueblo. Sí, eso, es más normal en South Park.

En fin, centrémonos en lo que pasa en la cafetería de la recién reconstruida escuela y no en el pueblo en general.

Era la hora del almuerzo y los chicos disfrutaban de una saludable comida: sándwiches congelados. En serio, esta escuela necesita urgentemente otro chef, y uno de verdad, no otro padre de familia creyéndose profesional solo por ver mucho el canal gourmet. Realmente, ¿creyeron que Randy fue el único? No en “Villa Lunática”, jajá.

Bueno, dejando los chistes malos de lado, centrémonos en el “adorable” grupo de alumnos eternos del cuarto grado. Que como siempre tenían una agradable discusión sobre temas de gran relevancia cultural… sí, claro…

—Te lo digo, Kahl, es por mucho mejor que esa mierda de Padre de Familia —decía cierto chico “fuertecito”, con la boca llena de pan y salpicando migajas por toda la mesa.

Frente a él, su amigo de gorra verde hizo una mueca de asco ante esto, pero continuó con la discusión.

—Por favor. Esa mierda ni siquiera tiene un objetivo. Solo es media hora de personajes ofensivos haciendo cosas aún más ofensivas.

—Al menos tienen un mejor argumento que un montón de chistes mal pegados con una patética conversación en la sala.

—Eso era solo en las primeras temporadas, a partir de la temporada seis todo cambió…

Y así seguía la discusión, mientras dos chicos rubios —uno con chaqueta naranja con capucha y otro con camisa azul celeste— observaban el desarrollo de la discusión, como si fuera una especie de partido de tenis.

Entonces, el quinto integrante del grupo, y sí, estoy contando a Butters, admítanlo, desde la “muerte definitiva” de Kenny tienen más peso en la serie que él. En fin, Stan llegó a la mesa acompañado por su novia: Wendy. ¿Acaso hay otra?

—¿Por qué discuten ahora? —preguntó el defensor de la fauna y la naturaleza mientras dejaba caer su bandeja del almuerzo suavemente en la mesa.

—Qué es mejor, Padre de Familia o la Casa de los Dibujos —respondió Butters—. Aunque creo que Eric tiene mejores argumentos.

—Mmm pffmfmm —replicó Kenny.

—Para mí ambos son un desperdició de tiempo —dijo Wendy, antes de tomar un sorbo de su jugo de uva.

—Nadie pidió tu opinión, puta —respondió Cartman.

—Oye, no llames puta a mi novia, culón.

—Pues controlala bien, maldito hippie.

Wendy parecía un poco alagada de que su novio la defendiera contra la bola de manteca.

—En fin —dijo Wendy, cuando el momento pasó—. No me sorprende que Cartman tenga ese tipo de gustos. Pero no pensé que te gustaran esos programas a ti, Kyle.

El chico soltó un poco de aire.

—Solo me gusta Padre de Familia. Tiene chistes buenos. A diferencia de la Casa de los Dibujos.

—Te lo repito, judío, la Casa de los Dibujos es mil veces mejor que Padre de Familia. Al menos ellos no se burlan de Mahoma.

—Bueno, eso es por qué los de Comedy Central son demasiado maricas como para hacer eso. A diferencia de la Fox, que sí respeta la libertad de expresión.

—Solo porque les soltaste uno de tus discursitos morales gay.

Butters ahogó un grito.

—¿Y ahora qué te pasa, marica? —preguntó Cartman molesto ante eso.

—Bueno, no creo que debamos decir nada contra las cadenas de tv. ¿Han escuchado lo poderosas que son las cadenas televisivas de Nueva York?

—Tonterías —espetó el gordo—. ¿Qué van a hacer? ¿Cancelarnos? Ni que fuéramos uno de sus shows.

—Por otro lado —agregó Kyle, sonriendo como si hubiera encontrado el arma definitiva para usar contra el gordo—, no me extraña que al culón le guste la Casa de los Dibujos. Seguramente se siente como en casa cada vez que la ve.

—¿Qué tratas de decir, judío? —preguntó, mientras un mal presentimiento se formaba en su pecho.

—Bueno —comenzó e judío, alargando la palabra como disfrutando del momento—, ¿recuerdas cuando te dije que tu humor era como el de Padre de Familia?

Cartman apretó el puño y frunció el ceño en una mueca de furia.

—Me equivoque. Tu humor no se parece en nada al de Padre de Familia. No, más bien, me parece que la Casa de los Dibujos se inspira en ti. Seguro que uno de sus productores vio todas esas veces que has aparecido en televisión a causa de tus planes estúpidos y creó un personaje basado en ti.

Kyle se llevó su sándwich a la boca y masticó lentamente. Todos en la mesa lo miraban expectantes a que terminara su argumento, y Cartman parecía estar buscando una forma de replicar lo que decía.

—Tú, Cartman —siguió finalmente el pelirrojo—, eres Puerquísimo Chancho. Piénsenlo: ambos son groseros, aman el racismo, gustan de los chistes de pedos, de cagarse y ver a otros cagar, usan ropa roja; y, lo más importante… ambos son unos completos puercos, literal y figurativamente.

Las carcajadas estallaron. Incluso Wendy se soltó a reír como pocas veces. Cartman, por su parte, trató de argumentar contra esa afirmación del judío, pero simplemente el argumento era demasiado perfecto como para replicarlo.

Las carcajadas siguieron. Kenny murió, Butters casi llora cuando se dio cuenta, Kyle y Stan soltaron su clásico dialogo aun entre carcajadas, y Wendy regañó a su novio por mostrar tan poco tacto ante la muerte de su amigo. Pero a Cartman nadie le quitó la humillación de verse comparado con, irónicamente, su personaje favorito de su programa de tv favorito.

Sí, una mañana normal de South Park.