EL PUTO MUSTANG (RELATO CORTO) | Forum

Pues hace muchos años hice éste relato pero estaba escrito con el lenguaje y la redacción de un morro edgy pendejo de 10 y tantos años xD, lo he corregido a como escribo hoy en día, apreciaría mucho si alguien puede leerlo y pueda dejarme su sincera critica, de antemano gracias y salu2 ^^

EL PUTO MUSTANG

 

-Un sublime horizonte se nos aproxima, ¿no lo crees amigo?

 

Mientras manejo frenéticamente por la carretera desierta, disfruto con lo que queda de mi ser, el breve instante de locura y descontrol total; un dulce retorcimiento que mi cerebro siente a golpes cual junkie que está probando su primera dosis de heroína, todo es gracias al puto Mustang que me robé hace unos minutos.

Mí maltrecha consciencia comienza lentamente una larga reflexión, remontándose a mis épocas de niñez, cuando la vida era mucho más simple, mucho más llena de significado, una época donde las preguntas que rondan en tu cabeza son muy sencillas y sus respuestas son concretas… 

La vida siendo un infante era mucho más alegre, nunca había que romperse la cabeza con conceptos profundos, si cumplías con las tareas que asignaba la jerarquía social, pasabas la escuela y eras lo suficiente listo para que no te atraparan haciendo travesuras, tenías prácticamente una carta blanca para darle rienda suelta a tu curiosidad y explorar ese salvaje mundo. Ese salvaje mundo… jajajaja… cuando eres niño no te preocupas por las etiquetas que se imponen en la sociedad, por la moral, por los conceptos complejos, las paradojas y diversos dilemas existenciales, a tus escasos 5 o 6 años apenas eres una amalgama de instinto y curiosidad, palabras como psicópata, paria o misántropo solo son ruido que hace eco en un cerebro que apenas está conociéndose a sí mismo, una existencia apenas gestándose en una prematura reacción en cadena de impulsos eléctricos y átomos.

A pesar de la vida aparentemente normal que tuve en casa y de la instrucción moral adecuada que me inculcaron mis progenitores, en realidad, nunca me sentí muy cómodo con mi vida fuera de la burbuja social… en ese momento mis únicos ecosistemas sociales eran mi hogar y la escuela, pero solo uno realmente me gustaba del todo, y, por supuesto, me refiero a mi hogar, en lo que a mí me consta, la vida escolar era tediosa, aburrida, monótona, también violenta, por supuesto estoy hablando de la escuela pública… todos saben que antes de entrar a la escuela la vida en el hogar y la educación son el acto simple de aprender de las menudencias, de los restos, de pequeñas cucharadas de realidad mezcladas con juegos, inocencia y fantasía, esos misterios son más que suficientes para mantener la estabilidad mental a esa edad.

Las escuelas públicas son un pequeño mini-ambiente en sí mismo, un experimento social, para muchos niños el paraíso, un escape a su realidad torcida en casa, para otros puede ser un infierno lleno de abusos de autoridad y cruda violencia.

 

Es en la escuela donde ves la realidad del mundo y la comparas con la que te ha pintado el ideal social, las películas, los libros y toda esa saturación de entretenimiento que proporciona la tv por cable, eso en tus años más prematuros, luego comienzas a madurar y sientes que ya conoces todo lo básico para salir allá afuera a crear tu propia aventura.

Es precisamente cuando ya te sientes seguro de ti mismo, de que puedes defender lo tuyo, de que serás el príncipe del cuento y terminaras felizmente casado con una princesa (¡follandola como ninfómano… jajajajajajaja!  -dijo una asquerosa voz interior), vivirán en el castillo, y luego, todo será felicidad, hasta que un bonito letrero con letras de oro que tenga escrito “el fin” saldrá mostrándose en la pantalla ¿no? ¿no?

Sin duda es una sensación sublime llegar a formarse ese nivel de confianza, de inocencia, hasta que, por supuesto, el golpe de la realidad llega desde donde nunca lo verás; puede ser un niño más grande que tú pidiéndote dinero para el almuerzo, puede ser el cadáver de una anciana que acaban de atropellar frente a ti; puede ser la mirada perdida, asquerosa y lasciva de un pervertido sexual que te mira fijamente en el metro, pueden ser mil y un cosas más, todas esas escenas horribles que hacen girar el filme, que lo hacen retorcerse, enredarse con otros negativos, así parece proyectarse la película de la vida, o así se nos enseña a interpretarla desde pequeños, el “genero” y los acontecimientos variaran de película en película pero todas tendrán su dosis generosa de conflicto, amor, sufrimiento, regocijo, victoria o derrota, la tragicomedia de vivir para poder morir con orgullo algún día.

 

Se siente realmente un golpe repentino y seco cuando te das cuenta que la vida afuera de la burbuja está lejos de ser una aventura, tú super yo interior no puede estar más alejado de ser el héroe del cuento, yo mismo lo viví a los 13 años cuando el vago en turno de mi manzana me golpeó y rompió algunos dientes solo porque no le gustó mi forma de caminar(?)  (owww el pobre niño bueno, nuestro querido príncipe, jajajajaja no pudo evitar nacer en un barrio peligroso… jijiji!) o algo así recuerdo, ya no puedo recordarlo bien del todo, cual fue la justificación que me dio para golpearme(?) (todos esos golpes en la cabeza ya te dejaron lagunas mentales, añadamos también el alcohol y las píldoras para dormir, totalmente enternecedor, hihihihihihihi)

Años después, recuperado de los traumas, te reunías con los chicos de tu mismo barrio a entrenar un poco de box y ya con eso te sentías más agresivo, adecuado al ambiente, al menos eso llegué a creer, la verdad es que el box, no ayudó mucho; la historia se repitió, excepto, que esta vez fue una tetragolpiza con todo y bats de beisbol incluidos, no tengo un recuerdo claro y bonito de la escena, solo recuerdo haber terminado en el suelo temblando, rogando por un poco de piedad, como un animal herido en una cacería, soportando cada nuevo golpe y sollozando, hasta que, finalmente, hubo un momento en que genuinamente el dolor paró, el dolor paró y recuerdo haberme incorporado y sentirme vivo, recuerdo a un “cazador” aproximándose a mí, se reía en mi cara, su aliento asqueroso me golpeaba en toda la cara, pero, no me daba tanto asco ya, más bien sentía un ligero impulso, quería sentir como sería probar ese asqueroso aroma, engullirlo, tragármelo todo para no tener que olerlo más, me sentía, muy débil, mi cabeza sangraba y estaba mareado, necesitaba recuperar energía o me desmayaría, lo último que recuerdo es que me llevé a los dientes un buen pedazo del labio superior de uno de los “cazadores” (una gran experiencia probar la carne humana ¿no?) y un lejano eco de gritos que se asemejaban a aullidos histriónicos… ; después desperté desplomado en el suelo, cubierto de sangre y fango, como no me morí ese día, supongo que mi lapsus en piloto automático fue suficiente para ahuyentarles.

 

Se supone, casi siempre, que los mejores momentos de la vida son aquellos que pasas con tus seres amados, vacaciones que pasaste con la familia, los dulces recuerdos de la infancia, tu primer amor, tu primer beso, tu primera vez… en el baúl de mi cabeza no guardo solo recuerdos horribles, también he vivido cosas hermosas y siempre las atesoraré, pero esos días se sienten ya tan lejanos, desde hace varios años ya que no ha habido un solo día especial (excepto hoy, ¿verdad amiguito? Jijjijijijijijiji, -dijo esa vocecilla en mi cabeza otra vez, sus escandalosas risas sonaban como si alguien arrastrara con gran fuerza un par de clavos en una pizarra, sonaba como cuando quieres rajar una botella de vidrio con un cuchillo, como cuando intentas cortar un hueso humano con ese mismo cuchillo… jajaajjajaja, así suena esa maldita risa)

Definitivamente no ha habido un solo día que me haya “marcado” tanto como hoy.

 

Muy curioso, que, a pesar de esos episodios de dulce discordia, mi vida no se descarriló del todo en mi prematura juventud, continuó muy normal de hecho, me hice de un par de amigos en quien confiar, tuve lindas novias y una saludable cantidad de sexo, terminé la universidad, todo más o menos “normal”, pero esa ilusión de estabilidad y normalidad que ya estaba rompiéndose desde antaño, termina súbitamente de resquebrajarse, con la primer relación amorosa fallida, con el primer recorte de personal en tu empleo soñado en el cual trabajaste arduamente años de tu vida; solo para que te den las gracias, un cheque de $200 dólares y una patada en el culo, la frágil cortina de la realidad cae pesadamente con el primer aumento de la inflación mundial y la muerte de tus padres por no poder pagar las facturas del médico.

 

Y fué entonces cuando la conocí… (jijijijijijijijiji ¿cuando conociste a? ¿cómo fue que denominaste patéticamente a tu deseo carnal? ¿Cómo es que lo has adornado en ese gracioso léxico humano tuyo? Jiajiajsijiajajjajajaja ahhhh… recuerdo ya, tu… “princesita”, 24 ásperos años de edad y sigues creyendo en princesitas, te diré algo sobre tu “princesita”, pronto muy pronto, cuando ella muera, me llevaré su alma a alguno de mis rincones sin luz, allá en mi hogar, con nuestro señor Satán? Satanás? ¿O que otro nombre le dan ustedes humanos? El hombre de negro, el diablo, la maldad, el que acecha en la oscuridad, lo que no puedes ver ni comprender, la oscuridad, el vacío eterno, lo nulo, lo antimaterial,  lo que ustedes los humanos se aferran a denominar con su ciencia y su filosofía cuando ni siquiera pueden ver la realidad de las cosas con esos ojos, no pueden vernos, mas nosotros sí que podemos verlos, estamos observando todo el tiempo, jodiendo y torturando, me encanta estar dentro de tu cabeza amiguito, me divierto y además, siempre me has alimentado bien jijiajaijijajajajajajaja)…

Cuando la conocí de inmediato pensé que ese inexplicable instinto animal, esa vocecilla loca en mi cabeza, esa demoniaca esquizofrenia, la cual siempre estaba torturándome, intentando apoderarse de mí; podía silenciarse, la primera vez que la vi sentí que podía de verdad, al menos por un rato, silenciarse un poco el caos, que podría haber paz, tranquilidad, silencio absoluto, el “bliss”, la dicha eterna, el ataraxia, sentía que si la miraba, al menos si podía mirarla, eventualmente podría curarme un poco, sentirme tranquilo, cuerdo, feliz… y así, desde la primera vez que la vi, sin tener completo razón y control de mis actos, la miré fijamente por largo tiempo, podría finalmente calmarme y tener algo lindo, algo hermoso, sublime, que mirar, en mi cabeza, en mis recuerdos.

Después de la muerte de mis padres no había encontrado mejor actividad social, mejor consuelo, que beber litros y litros de whiskey barato, con esos camaradas, mis buenos amigos, los que siempre estuvieron ahí, para abandonar todo y escupirle al mundo junto conmigo, hasta terminar durmiendo en exteriores, completamente borracho y drogado, hablando de tópicos filosóficos que solo puedes llegar a soñar que comprendes porque tienes litros de alcohol y demás basura procesándose a ritmo cansino y enfermo en tus entrañas, cuando hay alcohol y “amigos” de por medio, todo parece más fácil, el alcohol siempre me hacía sentir como un maldito superhéroe (jiajajajajajajajajiajar, me encanta éste tipo…) ,

Mirarla a ella en esa mesa del bar me hacía sentir más borracho que cualquier otro trago, clavar mis ojos irritados en sus labios me daba exactamente la misma sensación que cuando bebía alcohol, me estaba intoxicando completamente, y eso que ni siquiera sabía aun su nombre.

¡Demonios! (siempre felices y presentes! hihihihihihihihiajajajajajajajajajajaja…)

¡vaya que era linda!

No fue poco tiempo lo que tuve que acecharla, para siquiera sentirme confiado a dirigirle la palabra, estuve lo que se sintió como horas y horas jugando en mi cabeza a conversar con ella, pensando en las cosas que podría decirle y que ella me diría, planeando mil y un cumplidos, buscando la mejor insinuación, la mejor forma de seducirla, de conquistarla.  

Nunca jamás en la vida hubiera esperado que ella tomase la iniciativa, jamás ninguna mujer tomó la iniciativa conmigo, no podría definir si es porque siempre fui feo o porque genuinamente carezco de muchas habilidades sociales, pero cuando finalmente probé sus labios fue lo más cercano que tuve a sentirme vivo en mucho tiempo… La verdad no estoy muy seguro exactamente como pasó, no lo recuerdo muy bien porque ya había bebido un par de botellas esa tarde… solo sé que lo logré, se sintió como una de esas oportunidades irónicas que la vida te presenta en los momentos más aleatorios para burlarse de ti, para ponerte a prueba, como incitándote  a tomarlas, aunque no parezca real, aunque carezca de la más pura lógica básica, te tortura la cabeza pensar que si no te arriesgas, te arrepentirás toda tu vida y luego será un infierno de arrepentimiento, 20 años con una esposa que no querías, un par de hijos que no te respetan y te tienen miedo porque eres un alcohólico, tu vida sigue y llegas a 30 o 40 años de arrepentimiento de ese único puto día que nunca podrás olvidar de tu vida, naaaaaaaa, al cabo yo ya no tenía nada que perder, esa vida que pasó por mi cabeza en un instante era una puta mierda, al carajo la lógica, al carajo la seguridad, ese mismo día en ese bar, me levanté trastabillando y apestando a alcohol, fui un estúpido borracho aproximándose a ella, y fui un estúpido borracho que la besó y la besó… a ella parecía no importarle, desde que me acerqué pude notar una mirada fija de su parte, y ese fue mi último recuerdo vívido de esa noche, después de un rato ya no me sentía para nada estúpido, jugueteábamos con las manos entre besos y abrazos, el dulce sopor y el mareo del alcohol se habían ido y eran reemplazados por el sabor de su saliva, el aroma de su cabello, la suavidad de su piel, ése mismo día a ella no le importaba nada, no decíamos mucho pero ella parecía responderme todo con su cuerpo, con su sonrisa, con sus breves y suaves gemidos, ese día y toda esa noche la tomé, la tomé sin pensarlo ni inmutarme un segundo a pensar las cosas, la tomé como me había tomado siempre todas esas botellas de whiskey en mi vida, a partir de ahí la tomé todos los días como si no hubiera un mañana.

 

Todo fue excelente los siguientes días… días de semana normales en la compañía de esa chica tan especial, la que había llegado para curarme, llegamos a un punto donde nos conocimos y complementamos perfectamente… incluso le conté todos esos detalles tan “peculiares” de mi adolescencia, ella miraba fijamente escuchando todo lo que decía hasta el final, aún mientras conversábamos, por mi película mental ya pasaba la escena clásica de telenovela donde ella me gritaba algo como: “eres un desviado, alcohólico, psicópata, eres un loco, me das asco” imaginaba que me diría que ya no quería saber nada de mí, ya lo veía venir, no faltaba mucho para sembrarme un nuevo y flamante bonito recuerdo en mi cabecita maltrecha; cuando terminé de contarle, en realidad, su expresión era bastante neutra, pasaron unos segundos y luego solo respondió con una sonrisa; después dijo: “yo hubiera hecho lo mismo” (awwww…hihahahahihihahahaha, de verdad que es enternecedor ver el monologo mental que creas con tus reminiscencias amiguito… jajajajajajaja ¿pero estás seguro de haberle contando todos los detalles? ¿Estás seguro de que le contaste como te sentías cuando estabas cortando esos huesos? ¿Le contaste acaso que cuando la besas, solo te gusta porque te sientes embriagado?, que solo ansias ese recuerdo, esa “intoxicación”, porque ya no eres capaz de estar sobrio nunca, ella no es nada para ti, solo te recuerda a cómo te sientes cuando bebes… ya no hay nada que te haga “sentir”, nada, nada más que tus patéticos recuerdos… y… Excepto, ¡claro está! Jajajajajaja, ese escalofrío que siempre noto que te pasa por la espalda cuando me rio… jijijijijijajajaijaijaijajajajaja).

 

Luego de una semana más o menos, llego aquel día especial del Mustang… recuerdo que lo primero que pensé fue “que auto más chulo”, pero luego eso se fue al carajo al ver que estaba estacionado enfrente de SU casa. ¿Quién carajo podría estar en su casa teniendo un Mustang? El Mustang es como el maldito icono del espíritu americano, es un auto de malditos sementales, es un auto que a mí me gustaba y que me hubiera gustado poseer, ¿con que clase de hombre poderoso se encontraba charlando mi chica en ese momento? Nunca me había hablado de alguien con un Mustang… ¿de quién era el maldito Mustang? 

No creo que antes haya experimentado algo parecido a los celos, no había tenido muchas oportunidades, todas mis anteriores relaciones sentimentales habían sido una mierda, pero ese día me habría gustado ir a ver directamente quién diablos era el tipo del Mustang, ¿quizás era una mujer con un Mustang? ¿Una amiga? Me parecía en extremo raro, ahora añade el detalle de que en realidad yo no debería estar ahí, en SU casa a esa hora, me había saltado los planes que habíamos hecho, había faltado al trabajo porque desperté con náuseas más fuertes de lo normal y me pareció buena idea ir a su casa por una dosis… por una dosis de ella, me comporté de lo más normal caminando por la calle, al final no pude juntar el coraje necesario para detenerme en su casa y ver quién era el tipo del Mustang.

Pasé de largo hasta la esquina de la calle y me quedé observando ese puto Mustang, 1 hora, 2 horas más o menos, después de lo que pareció una maldita eternidad, un hombre alto con un traje de diseñador asquerosamente pretencioso y que además se veía, genuinamente muy costoso,  salió de SU casa, se le veía agitado, visiblemente enojado, mal encarado como si hubiera estado esperando a lo estúpido por un largo tiempo, en ese aspecto y solo por un segundo me pareció que el hombre enojado y yo teníamos cierta semejanza, pero la verdad es que odié al tipo tan solo mirarlo, igual ese pensamiento ya no importaba mucho, súbitamente se fue al vacío, al ether de las ideas descartadas, mi mente quedó en blanco por un momento cuando la vi salir a ella de casa y subirse con el hombre enojado al puto Mustang, el sonido del motor encendiendo me trajo de vuelta la realidad, el auto salió rodando por la calle como un bólido infernal que se dirigía segar las almas de los pecadores.

Quisiera haberme quedado en casa éste día, de verdad que me hubiera gustado quedarme en casa éste día, pero desde niño nunca pude evadir esa curiosidad latente que todos tenemos, de probar a algo diferente, de intentar tener un… “día especial”, bueno, si éste día, si el día de hoy no iba a ser un día especial, entonces… puedo decir con franqueza que moriré sin que nunca haya tenido un maldito día especial, éste día que probablemente sea el ultimo de mi vida, a mis escasos 24 años, éste día puedo sentir que va a acabar mi maldita vida y es especial, tiene que ser especial carajo, lo haré especial, aunque el recuerdo de mi existencia sea solo como el de una mosca que quedó embarrada en la pared, aunque mi ultimo aliento solo sea un fétido grito con aroma de alcohol y mierda… Éste puto día lo haré especial.

 

Mi supuesto “día especial” parecía en vez de ser “especial”, comenzar a oler más a excremento de perro conforme caminaba de regreso a mi casa, la risa demoniaca de mi doppelganger torturador y esquizofrénico me saturaba el pensamiento, (hihihihihihihiahahaihaihaihaihaahahahahahaha) en mi mente la veía a ella acercándose a los tipos solitarios, los taciturnos, a los bohemios y a los parias, la veía diciéndoles dulces palabras, irresistibles promesas, fingiendo sentir casuales coincidencias conforme avanzaba la conversación, ¿para que lo hacía? ¿cuál era su objetivo? ¿No se ha dado cuenta que apenas y me alcanza para la renta y el whiskey? ¿Acaso será una drogadicta como yo? ¿Se drogará con las esperanzas de los hombres? ¿Con su atención? ¿Es que de verdad una chica como ella se fijaría en un borracho maloliente que trabaja de cajero en un supermercado? ¿Como podría ser?; claramente me acabo de dar cuenta de que tiene un amigo con un Mustang… el puto Mustang… el auto que siempre he querido, mi modelo de coche favorito, una de mis fantasías robándose a mi otra fantasía, (jajajajajaja, ¿ya estás rompiéndote un poco no crees amigo? jajajajajajaja) 

Y ahí estaba, la ironía se esfumó de mi mente y se concentró en El puto Mustang, el puto Mustang de mis sueños que estaba estacionado enfrente de mi casa.

Jajajajajajaja, ¿es de verdad? ¿Acaso ya estoy alucinando? ¿Es acaso mi “día especial” el que va a coronarse como el día que perdí la razón por el alcohol y las píldoras para dormir?

No vi a mi chica ni al hombre enojado cerca del auto, tampoco en el patio, mi mente intentaba mantenerse coherente, inventaba mil teorías, la más estúpida que recuerdo es pensar que quizá iban a regalarme el auto, pero luego recordé que nunca tuvimos tiempo de hablar sobre autos, estábamos muy ocupados teniendo sexo o bebiendo, si hablábamos, pero más sobre nuestros supuestos pasados, no recuerdo haber llegado con ella al punto de hablar banalidades como los autos que nos gustaría tener, ni cuántos hijos, tampoco si quieres que tu casa esté pintada de verde o de azul, esas mierdas, toda esa rutina verbal a la que se van adecuando las parejas felices, aún no había llegado, no, ésta había sido una loca semana de pasión y vicio, solo eso; apenas florecía una relación o al menos eso pensaba, al llegar a mi puerta las fantasías en mi cerebro se apagaron para prestar atención a unas voces que venían del interior de la casa, en lugar de entrar por la puerta principal que estaba abierta de par en par, me dirigí al estrecho callejoncillo que está posicionado atrás de mi cocina, en ese lugar arrojaba las colillas de cigarrillo y demás basura que no quería dentro, si, lo sé, soy un asco de ser humano, pero nunca me ha importado mucho, me pegué a la pared junto a la ventanita de la cocina, ese pequeño callejón, de momento, el lugar perfecto para espiar dentro de mi propia casa.

El ruido de las voces se notaba más cercano, pude oír como se cerraba de un portazo mi viejo refrigerador, mi cerebro comenzaba a interpretar lo que decían:

 

– ¿Es que éste imbécil no tiene ni una cerveza en su casa? ¿Acaso no me dijiste que era alcohólico?

– Solo bebe whiskey -dijo una voz claramente femenina

– Carajo! ¿Dónde se supone que está? ¿Ya esperamos en tu casa, fuimos a su trabajo también, ¿que acaso no le diste el tranquilizante? Se suponía que lo encontraríamos desmayado, en su cama listo para la operación. ¿Dónde carajo está? -respondió él

– Se lo puse en el whiskey, el maldito imbécil siempre está bebiendo whiskey, tuve que soportar una semana sus asquerosos besos apestosos a whiskey, no entiendo como rayos no se lo bebió hoy.  -exclamó mi chica, mi reina, la princesa que me había dicho que quería vivir en mi castillo. (jajajajajajajajajajajjajajajajkjijijaijiajijsijaslkajsiaijajaija)

Considero siempre que he sido una persona muy respetuosa con el espacio personal y la privacidad de la gente, nunca me ha gustado incomodar a las personas, para mí, en el fondo, todas las personas tienen bondad en su interior, pero, son las circunstancias naturales, la lucha diaria por la supervivencia en nuestra jungla de cemento lo que nos va mermando, insensibilizándonos, corrompiéndonos, el miedo a morir, el miedo a estar solos, el miedo a lo que no podemos controlar, fue ese miedo siempre lo que me impedía confiar en las personas, fue ese miedo lo que me volvió un alcohólico, fue ese miedo que siempre quise vencer lo que me impulsó hoy a dejar la botella de whiskey sin abrir e ir a ver a mi chica, sobrio, al menos más sobrio que ayer, es el miedo muchas veces el que siempre nos está impulsando a todo, también fue ese mismo miedo el que hizo comprarme la calibre .50, con el dinero de mi bono de fin de año, nada mejor que una pistola para un hombre con miedo y nada mejor para darle miedo a un hombre que una pistola, la tenía guardada desde hace más de un año encima del arco de la puerta de mi habitación.

Mi cerebro ya estaba en modo automático otra vez, como esa vez de los “cazadores”, pero está vez estaba más furioso, estaba más hambriento (siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii jajajajajajaja jijijijijiji siiiiii hazlo! muchacho hazlo!, -la vocesilla chillaba de éxtasis, su risa se clavaba en mi cabeza como vidrio volando, rompiéndose en pedazos, saliendo disparado en un estallido y clavándose en la carne)

Arrojé una piedra de tamaño considerable al capó del Mustang, el latido de mi corazón se aceleraba al tiempo que la alarma del auto se encendía, pude escuchar gritar al hombre enojado unos cuantos insultos más antes de dirigirse junto a mi chica a la parte de enfrente de la casa, tomé de mi bolsillo la llave de la puerta trasera; me costaba trabajo abrir la puerta porque mi mano temblaba. Subí las escaleras y luego metí la mano por encima del arco de la puerta, en ese momento mi manó dejó de temblar, justo cuando sentí en mi palma el peso del acero templado de la pistola, el cargador, estaba lleno como siempre lo había dejado, el seguro, lo quité al tiempo que les escuchaba regresar a la cocina, en ese momento, por solo una fracción de segundo; recuerdo haber tenido la sensación de que el tiempo se detuvo, bajé las escaleras de un salto, en mi cabeza solo resonaba una melodía, la melodía que suena en la cabeza de un hombre que está jugándoselo todo, es la última mano del pokar de la vida, es la melodía de la mano del hombre muerto.

 

(suena “hurt” de johny cash y el ruido de unos disparos de desert eagle)

 

Regresamos al precioso interior de éste bonito Mustang 68’, todo casi en perfecto estado… si no fuera por ese detalle en el capó, pero no importa, no es nada que un buen maestro de la hojalatería automotriz no pueda arreglar, no hay nada mejor en el mundo que escuchar el estruendoso sonido de ese poderoso e inigualable motor v8… y las vestiduras de piel ¡joder! ¡las vestiduras de piel!… casi se podía percibir aún ese aroma plastificado que tienen las cosas nuevas… es una verdadera lástima que se hayan manchado un poquitín de sangre…  de mi sangre, pero bueno, ya está cicatrizando, yo creo que viviré, el hombre enojado no me dejo otra opción que dispararle todo el cargador de la calibre .50 en el estómago cuando se lanzó hacía por mí, en ese instante pensé que yo sería el que moriría, cuando todavía, con 3 o 4 tiros en el estómago, el hijo de puta tomó el cañón de la pistola y con toda su fuerza jaló hacía arriba, recuerdo muy bien la mueca horrenda que tenía en la cara justo cuando el ultimo tiro que le disparé atravesó su mandíbula, esa mueca,  probablemente, nunca la pueda olvidar en toda mi vida. Acabé con su honorable miseria con apenas el ultimo tiro que quedaba en la pistola, pero esa última bala que le dio en la cara pasó primero atravesando mi brazo, supongo que al final no estuvo tan mal, lo que vino después fue lo peor, lo que vino después fue mucho peor.

Dejé el cadáver del anterior dueño del auto en mi vieja casita, esa que me esforcé tanto por tener más o menos ordenada y presentable para ella en esa sublime semana que la conocí, ahora esos días ya se sentían muy lejos, todo lo que me quedaba en el mundo era el puto Mustang, las botellas de whiskey en la guantera y las constantes risitas de mi eterno compañero de celda, mi pasajero oscuro, burlándose de mis monólogos mentales, excitándose cuando hago algo que le gusta, cuando según él, lo alimento.

El aire dentro del puto Mustang se notaba un poco más pesado, hay algo en el maletero que empezaba a apestar bajo el sol abrasador del desierto, hace un momento me pareció haberla oído gritar, (te dijimos que mejor  la dejaras  en el asiento trasero… al menos podríamos divertirnos un poco más con ella aquí adentro, jijijijijijijijaijajaijaijaijajajaja),  pero, no me importa mucho ya, creo que en todos estos años finalmente mi nariz se ha ido acostumbrando a esos aromas que la mayoría de las personas detesta, el maloliente aliento fétido de un hombre sin techo y alcohólico, el aroma grasiento del sudor producido por la piel humana al escocerse bajo el sol abrazador, el olor de la gasolina mezclado con carne recién quemada, mi lengua seca por el whiskey aún notaba el sabor acre que esas esencias le dejaban, pero, casi podía afirmar, que comenzaba a gustarme. ¿O era a él al que le gustaba? Ya no notaba mucho la diferencia, creo que después de todos estos años por fin comenzamos a entendernos, a convivir, por mero instinto, a dispararnos contra un muro de concreto a una velocidad vertiginosa y aprender a disfrutarlo, riendo, riéndonos, hasta el final.

(jiajiajiajiajijaijiajajajajajaijaijaijaijaijaijaijaijaijaijaijajajajajajajajaja) ambas risas mezcladas, un track al revés.

-finaliza con el sonido del auto derrapando y estrellándose.