¿Qué onda, banda? Hoy se me antojó hablarles un poquito acerca de los juegos de pelea y del por qué soy tan aficionado a ellos.

Creo que para muchos de ustedes esto no es novedad, sobretodo porque ya en alguna otra ocasión lo había mencionado. Aún así, estuve pensando: ¿qué es lo que tiene un juego de putazos que nos puede llamar tanto la atención?

Bueno, sacando lo obvio del camino, para empezar, tiene los putazos.

A diferencia de, digamos, un beat ‘em up, donde las madrizas que le das a otros monos son bastante efímeras, cada combate en un fighter es único. Sólo son tú y tu oponente… Es bastante personal; y las cosas se ponen más intensas todavía cuando tu adversario es otra persona. Habilidad, juegos mentales, control de los nervios… Todo cuenta para ganar una batalla. Y mientras más difícil sea la pelea, mejor te sientes de haber participado en ella. No sólo se trata de apretar botones a lo idiota (si sabes cómo jugar, claro), sino de saber cuándo hacerlo, cómo hacerlo y contra quién hacerlo. En la intensidad del momento, tienes que aprender a no alocarte; a quedarte tranquilo e implementar una estrategia… Es en serio: jugar juegos de pelea implica pensar bastante.

Otra cosa que siempre me ha llamado la atención de este tipo de títulos son sus personajes. Fuera de Ryu y Ken, que son de lo más genéricos (aunque, curiosamente, de los más populares), los diseñadores generalmente se esmeran en hacer los diseños de sus personajes tan encantadores como les sea posible – aunque muchas veces eso implique aprovecharse de alguno que otro estereotipo.

Porque los mexicanos no conocemos otra forma de pelear más que la lucha libre…

¡Pues qué bueno que así sea! ¡QUESADILLA BOMB!

Los diseñadores hacen trabajos realmente espectaculares y le dan a cada peleador su propia identidad. Cada uno es interesante a su manera. Es más: cuando hice el Top 10 de mis personajes favoritos, tuve que dejar a varios fuera por mi regla autoimpuesta de “sólo un personaje por franquicia” – varios que bien podrían haber quedado entre los primeros lugares.

Tao, Jam y Ken: 3 ejemplos de los tantos personajes

que tuve que mandar a la fregada para el Top 10.

Una tercera razón por la cual el género me fascina es porque era el tipo de juego que jugabas cuando ibas a casa de tu vale. En aquel entonces, cuando Street Fighter II y Mortal Kombat eran la onda, no importaba que alguno de tus amigos fuera el seguidor más aguerrido de fútbol: si alguno de estos dos títulos se ponía, todo el mundo se anotaba para la reta – a nadie le importaba el juego de fut en turno… Aunque siempre estaba el problema potencial de que alguno de los presentes fuera un vaguito y eventualmente se quedara jugando contra la computadora, porque el resto de los cuates se hartaba de perder contra el imbécil… Y sí: en la mayoría de las ocasiones, yo era aquel imbécil. ¡A mucha honra, putas!

Y hablando de partidos de fútbol, nosotros ya hemos dicho varias veces que no nos importa el “deporte del hombre” (digan lo que quieran, pero ese pinche título va para Peggle). Por lo menos en mi caso – y creo que también puedo hablar por Eze – lo que me apasiona es ver partidas de este tipo de juegos. Ése es mi fútbol. Me encanta ver cómo juegan los profesionales y me emociono cuando alguien hace una jugada bestial. Siempre me emociona ver un juego de Alex Valle y sus vales en Street Fighter, que gracias a esos cabrones tenemos tantas peleas grabadas en línea.

Creo que podría extenderme, pero ya tienen la idea general. Si hay alguno de ustedes que le guste ver estos encuentros y se emocione como niña / Rafa, quédese pendiente, porque pronto vendrá el EVO 2011; una competencia internacional de juegos de pelea donde las cosas se ponen bien rudas…

Los voy a dejar con un video de uno de mis encuentros favoritos que se llevó a cabo en un torneo en el 2009, entre Daigo “La Bestia” Umehara e Iyo. Quizá la calidad no es muy buena, pero es mejor que nada. ¡Que lo disfruten!