Desde hace algunos meses me propuse subsanar la falta de cine dirigido por mujeres entre el que consumo diariamente. Si de por sí la producción que corre a cargo de mujeres es bastante mínima en el panorama general, se le suele prestar muchísima menos atención. Sacando cuentas de años pasados, la cantidad de películas que vi de directoras de cualquier nacionalidad fue penosamente pequeña. Así que, no se trata únicamente de buscar estas piezas que no siempre reciben la atención que merecen (no puedo decir que todas, hay mal cine, como en todos lados), sino de tratar de recomendar con ciertas frecuencia lo que creo que pueda destacar entre todos estos visionados. De este modo, empezamos una serie (esperamos que más o menos regular) de cine dirigido por mujeres.

«Toni Erdmann», Maren Ade

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Ya había mencionado esta cinta en mis apuestas para las premiaciones de los Óscares, en la categoría de Mejor Película Extranjera. No sólo me parecía entonces indudablemente la mejor opción en esa categoría, sino que veo bastante claro que se colará entre lo mejor de todo mi año (en la sección de no-estrenos) porque es un drama cómico incomparable.
La familia Conradi, alemana, tiene sin duda muchos más problemas de los que podemos asegurar a simple vista, pero la excentricidad y poca seriedad del padre sin duda no es el menor de ellos. Ines, su única y exitosa hija, vive ahora en Rumania y sólo visita el hogar para lo más indispensable. Entre las formalidades necesarias invita a su padre a visitarla cuando guste, lo que no puede resultar menos que caótico. Winfried, de pronto atrapado en un país extraño con una hija que no lo soporta, se transforma en Toni Erdmann, un rarísimo hombre con peluca y dientes falsos que trata de pasar por posible cliente de las empresas que frecuenta su hija. Este juego de máscaras en que el padre se convierte en un muy inusual extraño, permitirá que la relación padre-hija saque sus frustraciones y todo aquello que no se atreve a decir directamente.
Extraña, incómoda, al mismo tiempo que tierna y brutal, «Toni Erdmann» es un increíble retrato de una familia descompuesta que se niega a caer en la tragedia fácil. Su guión, su dirección y sus poderosas actuaciones sin duda la hacen una recomendación obligatoria (muchas revistas de cine la consideraron únanimemente la mejor película del año pasado).

«Turbo kid», Anouk Whissell & Francois Simard & Yoann-Karl Whissell

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Ok, es cierto que «Turbo kid» tiene tres directores, sólo uno de los cuales es mujer, pero considerando que los tres aparecen también como guionistas y Anouk Whissell colabora además como actriz, artista de storyboard y editora asociada, creo que es justo considerar que gran parte de la producción recae sobre ella.
«Turbo kid» es una fantasía a lo Mad Max pero canadiense. Esto quiere decir: adolescentes, bicicletas en lugar de grandes máquinas, personajes adorables y mucha más cortesía. Todo eso sin sacrificar la sangre, la suciedad del camino y la lucha contra un poder post-apocalíptico. No se puede pedir más.
The Kid, el protagonista, ha sobrevivido al fin del mundo solo mucho más de lo que cualquiera hubiera supuesto para un chico tan joven. Se dedica a recoger chatarra y obtener lo que puede a cambio y no meterse demasiado en problemas mientras sueña con convertirse en un héroe de cómics como Turbo Rider. El encuentro con Apple, una hiperactiva e hiper-expresiva chica y los desencuentros con Zeus, el tirano del lugar, le darán la oportunidad (que en realidad no estaba deseando demasiado) de convertirse en el héroe de ese semidesértico mundo.

Adorable y emocionante, una combinación que no es fácil de encontrar en las cintas de acción.

«She’s beautiful when she’s angry», Mary Dore

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Pocos documentales abordan la compleja cuestión del feminismo en la historia como «She’s beautiful when she’s angry» (muchos menos con un título tan increíble). Después de la revisión obligatoria del derecho al voto y/o al trabajo, la pregunta real es qué tuvieron que hacer las mujeres contra la idea (bastante practicada) de que no tenían que ir mucho más lejos de su hogar. Que debían conformarse con organizar, que sus múltiples representaciones no tenían cabida en la preocupación social.
Mary Dore revisa detalladamente los sucesos feministas durante la década de los 60 y entrando a los 70 en Estados Unidos.  Partiendo de cuestiones muy especificas, como el derecho a tener guarderías para cuidar a los hijos de madres trabajadoras o poder decidir cuando deseen abortar, muchas organizaciones femeninas comenzar a formular estrategias sociales durante los años 60. Lo que podría parecer en principio un movimiento articulado era en realidad una preocupación social que se manifestó desde muchos frentes con sus particulares inclinaciones: madres trabajadoras, educadoras sexuales, mujeres en movimientos revolucionarios de la época (las pacifistas contra la Guerra de Vietnam, las Panteras Negras, movimientos latinos en Estados Unidos), las lesbianas, las anarquistas, las académicas. Un abanico de mujeres representadas en el entonces y en el ahora para revisar un momento importante en que buscaron posicionarse más allá de la esposa y la secretaría, y que en cierta medida lo lograron de un modo que actualmente es ignorado por las revisiones históricas.
Un documental entretenido, útil, socialmente frustrante y que busca golpear nuevamente los cimientos de una sociedad y sus nuevas luchas.

«Boys don’t cry», Kimberly Peirce

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Así es, nunca había visto completa «Boys don’t cry». Y hace poco vi la intervención de Kimberly Peirce en el documental «This film is not yet rated» en el que habla de los problemas con la censura que tuvo cuando se estrenó la cinta, y pensé que no tenía excusa para posponerlo más.
Es probable que la cinta sea más recordada por poner a Hilary Swank en el panorama cinematográfico más notorio (y de qué manera) que por la dirección de Peirce, sus decisiones al retratar cuestiones eróticas femeninas, o incluso la propia historia real en la que se basa.
Si no es que actualmente los transgéneros tengan una vida fácil, a Brandon Teena le tocó vivir en los años 80-90 en un pequeño pueblo de Nebraska. Swank encarna perfectamente a este joven en busca de su verdadera personalidad en un mundo a la vez fascinante y cruel. Brandon conoce a Lana Tisdel, quien no sería para él ‘una chica más’ y la decisión de quedarse en ese pueblo por ella lo llevará a enfrentarse por primera vez con el peor rostro de la homofobia (no es que no conociera de antes las amenazas de hombres heridos y violentos). Una historia de amor trágico con excelentes actuaciones que dio paso a una mejor carrera para Hillary Swank, desgraciadamente no así para Kimberly Peirce (algún día tendré el valor de ver su remake de «Carrie»).

«El honor perdido de Katharina Blum», Margarethe von Trotta & Volker Schlöndorff

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El año pasado Margarethe von Trotta y «Hannah Arendt» se colaron entre mis películas favoritas del año en lo correspondiente a no-estrenos. Con una aparente tendencia a retratar mujeres fuertes en condiciones adversas, llegué a su primera cinta, «El honor perdido de Katharina Blum», que codirigió con Volker Schlöndorff, ambos también responsables de la adaptación de la novela en la que se basa.
Katharina Blum es una muchacha quizás demasiado tranquila y retraída que no suele compartir la idea de diversión de sus conocidos, pero una noche en que la fiesta termina en la casa en la que se encuentra, conoce a Ludwig. Un flechazo instantáneo que los lleva a dormir juntos y que la lleva a ella a despertar la mañana siguiente con la policía especial rodeando su departamento. Ludwig, resulta, es un anarco-terrorista muy buscado por la policía, quien ahora está completamente convencida de que Katharina es sin duda una cómplice porque ¿qué joven inocente se lleva a dormir a su casa a un hombre que acaba de conocer?
La película es increíblemente vigente, considerando que es de 1975, y trata el modo en que el Estado y los medios revictimizan a las mujeres por conductas supuestamente escandalosas que no se mencionarían en el caso de un hombre. La vida de Katharina cambia de la noche a la mañana cuando se ve expuesta ante los medios ya sea como una chica fácil o una terrorista. El abuso de los medios y la presión policial pueden fácilmente asociarse con casos actuales (quizás en la Alemania actual ya no sean tantos como acá) y uno se deja arrastrar por los numerosos desencuentros en los que se ve atrapada la joven.

«Beware the Slenderman», Irene Taylor Brodsky

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No pocos documentales se aparecen en esta primera compilación de recomendaciones, pero es posible que «Bewate the Slenderman» sea el más atractivo de todos ellos. Por una parte porque a todos nos fascina (y aterra un poco) Slendarmen, y por otra porque el caso que da origen al documental es tan delirante y violento como la creepypasta que lo motiva.
En 2014, dos niñas de 12 años, Anissa Weier y Morgan Geyser, apuñaron repetidamente a una compañera en medio del bosque y la dieron por muerta. En sus mentes, ese crimen iniciático haría que pudieran encontrar la mansión en la que Slenderman vivía en el bosque, donde serían bienvenidas y podrían quedarse con él. La joven víctima no murió tras el ataque y consiguió arrastrarse hasta la carretera cercana y pedir ayuda. Anissa y Morgan serían arrestadas poco después y la pálida figura sin rostro protagonista de «Marble Hornets» llegaría a los noticieros nacionales como el motivador de un terrible intento de homicidio.
«Beware the Slenderman» presenta una introducción a la leyenda para aquel que pueda no estar demasiado familiarizado con ella, pero sobre todo a la implicación que tuvo en la mente de las casi niñas y en los sucesos. Sin duda su mayor logro es poner en perspectiva la vida de las dos implicadas, con entrevistas a familiares y conocidos y una revisión puntual del caso en sus detalles (incluyendo videos de sus primeros interrogatorios), lo que en realidad no hace si no generar más dudas sobre su estado mental y lo que pueden llegar a provocar ciertas influencias externas. Si tuviera que poner algún pero, me parece que no se ahonda lo suficientemente en la psique de las menores y sus posibles problemas mentales.

«Suffragette», Sarah Gavron

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Hablando de luchas ancestrales feministas y de la fascinación de los ingleses por películas de época, «Suffragette» es un retrato dramatizado de la lucha por el voto de la mujer en Reino Unido por allá de finales del siglo XIX, principios del XX.
Maud Watts es una mujer que trabaja arduamente (un modo bastante gentil de describir las condiciones laborales de la época) como lavandera en una fábrica y su única preocupación es tener suficiente para que su familia sobreviva y cuidar de su hijo pequeño. Su encuentro con las sufragistas (que en realidad era un término peyorativo en la época) fue de casualidad, cuando se encontró atrapada en una de sus manifestaciones violentas y reconoció a una de sus compañeras de fábrica. Ella, que hubiera preferido no tener nada que ver con esas mujeres, de pronto ya no puede dejar de ver todos los problemas con los que se enfrente diariamente: el acoso sexual en el trabajo, los limitados derechos como madre, la violencia entre las parejas; y la curiosidad la comienza a acercar a esos grupos secretos entre los que comienza a sentirse por fin parte de algo.
Siendo una producción bastante moderada con cuasi-aspiraciones hollywoodenses, su mayor mérito sin duda es el excelente reparto que la conforma: Carey Mulligan como una perfecta protagonista, Helena Bonham Carter demostrando una vez más que es la reina de las cintas de época, Maryl Streep en un papel mítico que no podía ser sino suyo, e incluso una casi desconocida Anne-Marie Duff como una maravillosa femino-anarquista.

«Control room», Jehane Noujaim

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Es una pena que no haya visto antes «Control room», porque siento que es un documental que pierde un poco con la vigencia (supongo que algo parecido pasará con «The square», otro documental de Noujaim, sobre la revolución en Egipto). De cualquier modo, varios de los problemas que trajo consigo la Guerra en Irak como respuesta a los ataques del 11 de Septiembre de 2001, algunos de los cuales guían a la directora en su documentación, son todavía tristemente vigentes.
Sin duda hay muchos modos de ver la guerra y mucho se nos ha bombardeado específicamente con la de Irak. Originaria de Egipto, a Jehane Noujaim le preocupaba específicamente la cuestión de la representatividad. Es decir: ¿cómo están viendo a los árabes en Estados Unidos y viceversa?
Todos sabemos, en mayor o menor medida, cómo están viendo a los árabes en Estados Unidos hasta el día de hoy, por lo que la documentalista se centra del otro lado de la cuestión y sigue las operaciones de Al Jazeera, el principal canal de noticias de Medio Oriente. De ese modo, la contraposición de qué presentan los medios estadounidenses y los árabes y cómo lo presentan muestra sin duda una de las tantas consecuencias del choque entre culturas que representó esa guerra, puerta abierta a todos los conflictos que vinieron después.
Aunque no se puede acusar precisamente de objetividad a los representantes de Al Jazeera, resulta descorazonador ver el fuerte compromiso que tienen con su perspectiva de los hechos y el modo en que se ven sobrepasados por la maquinaria bélica de Estados Unidos.

«Borrando a papá», Ginger Gentile & Sandra Fernández Ferreira

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Conocí sobre «Borrando a papá», documental argentino, cuando se prohibió su presentación en un festival de cine local por la presión ejercida por ciertos grupos que argumentaban que el tema no correspondía con la perspectiva de género del festival (cuyo nombre o giro no recuerdo específicamente ahora).
Aunque me tardé algunos años en verlo y no sé qué tanto haya cambiado la situación legal en Argentina en este tiempo, me encuentro nuevamente con otros artículos que tratan la misma cuestión: ¿es «Borrando a papá» una versión demasiado unilateral que pretende minimizar la problemática de genéro de muchos divorcios?
La cinta aborda una serie de casos, presentados como parte de una gran estadística, de padres que han sido marginados por la justicia y que han perdido sus derechos contra la palabra de las madres de sus hijos. Hombres que no pueden visitar a sus hijos aunque un juez les haya otorgado un régimen de visitas, hombres que han denunciado abuso por parte de su pareja y que han sido ignorados por organizaciones de apoyo a víctimas, hombres cuyas exparejas han secuestrado a sus hijos y han recibido el apoyo silencioso de una justicia que no las persigue. Independientemente de que el documental está realizado de una manera bastante casera (que a veces es incluso poco afortunada), el tema me parece realmente serio y creo que ciertos puntos de su aproximación son bastante graves y pertinentes. Que representantes de la justicia u organizaciones civiles nieguen o incluso se mofen de la posibilidad de que un hombre pueda sufrir violencia familiar o que quiera luchar por sus derechos como padre.
Creo que en el panorama general lo importante no es sino si los casos específicos presentados son tal cual los presentan, si quizás alguno de esos padres no es realmente una víctima, porque lo que es innegable es que una situación que existe y que merece una atención legal y social de la misma manera y con la debida dimensión que lo reciben las madres tras un proceso de divorcio. Y creo que justamente todo este debate sobre los ‘pero y si…’ de la cinta sólo refleja esta misma discriminación que el documental denuncia.

«American Mary», Jen & Sylvia Soska

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Y para no olvidar que las mujeres también le saben a esto del horror, infaltable «American Mary», paradójicamente producción estadounidense, dirigida por unas ‘twisted twins’, como ellas mismas se denominan (y tal como aparecen fugazmente en la película).
El sueño americano de Mary Mason era convertirse en un importante médico cirujano, pero la vida no es fácil para los estudiantes de Medicina extranjeros y justo cuando pensaba que lo más fácil era volverse stripper para pagar sus gastos, se le presenta la oportunidad de dedicarse a operaciones ilegales. Qué se le va a hacer. Pero lo que se presentaba como dinero fácil y ocasional cobrará un nuevo significado cuando su sueño se rompa en mil pedazos.
Sin buscar romper ningún paradigma en el cine de terror, «American Mary» conjuga oportunamente muchos elementos clásicos y presenta una cinta tan disfrutable como sangrienta: una seductora protagonista que además no es la típica víctima o final girl, una suerte de rape-and-revenge que involucra a una cirujana y un sin fin de metamorfosis estéticas del submundo de la alteración física. No puede faltar la sangre por montones. Es una pena que las directoras de una cinta que ha llegado a ser relativamente emblemática entre el cine de terror dirigido por mujeres no hayan conseguido ningún otro resultado parecido en su carrera, aunque me falta conocer su otra faceta, como escritoras de cómics.

Y bueno, espero que disfruten el inicio de esta serie de recomendaciones y que no me tome demasiado tiempo darle continuación. Se aceptan recomendaciones.