Herencia. Aquello que cargamos desde antes de ser, aquello que no depende de nosotros. La combinación del físico, la complejidad de la psique, los traumas, el tic repetido inconscientemente. Lo hereditario. El primer horror está dentro. En la enfermedad que no elegimos, en el amor que no recibimos, en las pérdidas que no superamos.

Ni siquiera es necesaria la alusión al diablo.

La película empieza con el entierro de Ellen, madre y abuela. No sabemos mucho de ella pero podemos ir siguiendo los rastros: un símbolo en el collar que comparte con su hija, Annie, la mujer que se acerca sigilosamente a tocarla en el ataúd, la calma que parecen compartir todos en la familia con la posible excepción de la hija adolescente, Charlie, difícil saber qué pasa por su mente. De vuelta a la casa la vida parece seguir su mismo curso. Annie se dedica a la producción de miniaturas hiperrealistas, Charlie y Peter asisten a la escuela y se desenvuelven marginalmente a su modo, Steve parece ser el pilar más sólido del hogar. Pero es evidente que hay algo carcomiendo desde dentro, ya sea la culpa de la hija que nunca compartió realmente su vida con su madre o la puerta de la habitación ahora desocupada que se abre sin que nadie la haya tocado.

El horror se mueve de manera generacional y en línea femenina. El duelo asfixiante de Annie y el distanciamiento social todavía más marcado en Charlie. Algo tiene que explotar y no tardará demasiado en hacerlo, dejándonos con la incógnita de cuál de todas las pistas tenemos realmente que seguir para descubrir la película de terror que se desenvuelve de manera tensa, vertiginosa y desesperada alrededor de esa casa.

En uno de los primeros momentos aterradoramente ominosos se pudo escuchar en la sala de cine el sonido de un gran número de espectadores conteniendo la respiración. Sin sobresaltos, sin sustos de fácil efecto, «Hereditary» (un título mucho más complejo que su unidimensional traducción como «El legado del diablo») va construyendo un terror apabullante que se fundamenta en sentimientos totalmente humanos, desprovistos en un momento inicial de cualquier cuestión paranormal. Antes que una gran cinta de terror es una gran cinta sobre pérdidas, sobre lutos, sobre la culpa y la incapacidad de seguir adelante. Sobre lo que es capaz de transformar el dolor mientras la familia se desintegra y lo que sale de dentro es más violencia, odio maternal cada vez menos maquillado. Esa es la herencia, y a Toni Collette (quizá en su mejor actuación, que no es poca cosa) parece que le hierve la sangre de todo el odio que ha corrido en su familia.

No deja de sorprender que un director-guionista que se estrena en el largometraje sea capaz de construir una historia-maqueta tan perfecta y cuidada como «Hereditary». Una pieza llena de detalles, de relaciones, de historias que transcurren sobre otras historias, al tiempo que te va atrapando, sobrecogiendo y construyendo un terror profundo, maravilloso, lleno de fuerza y belleza. El cuidado en cada elección es inmejorable y vamos del increíble elenco nuclear (Si Collette carga un peso histriónico enorme, no se queda atrás el resto de la familia: un Gabriel Byrne que es capaz de transmitir tantas cosas con gestos tan contenidos, la increíble revelación de Milly Shapiro como una actriz que parece nacida para el terror, y Alex Wolff quien va creciendo como personaje de manera inesperada y maravillosa), a la construcción de ambientes por medio del sonido (un uso excelente más allá del típico sonido fuerte e inesperado), al cuidado en la decoración (que va por niveles, desde las maquetas de Annie hasta la casa y sus niveles) y, sobre todo, a la construcción del complejo concepto de lo hereditario a partir de un sinnúmero de detalles bellos, aterradores o devastadores.

Aunque ya hay algunas quejas que se centran en su ritmo lento y final atípico, «Hereditary» es Cine de Terror con mayúsculas, una historia para perder el sueño pensándola una y otra vez, para recordar, para volver a ver y para reinterpretar una y otra vez.

Hace mucho que una cinta de este género no me emocionaba tanto. Y eso es un enorme «Gracias» para Ari Aster.

Maravilla de arte para poster.

«Hereditary» o «El legado del diablo» es una película estadounidense del 2018. Dirigida por Ari Aster (es su opera prima) y protagonizada por Toni Collette («Little Miss Sunshine», «About a boy», «Sexto sentido»), Gabriel Byrne («In treatment», «The usual suspects», «Stigmata»), Milly Shapiro (es su primer largometraje), Alex Wolff («Jumanji: Welcome to the jungle», «Hair brained», «Coming through the rye») y Ann Dowd («The handmaid’s tale», «The Manchurian candidate», «Garden state»). Tiene 8 estrellitas en imdb, 7.5 en filmaffinity y 92% en el tomatometro. Y definitivamente tiene mi sellito de recomendación.