¿Cómo está la banda? Aquí Rafa con una reseña escrita de un juego que salió para el Nintendo(NES): Zelda II: The Adventure of Link.

Este título fue desarrollado, naturalmente, por Nintendo. La historia, pues… es genérica, pero… es irrelevante. La verdad te puedes acabar el juego sin saber nada y no te pierdes de gran cosa. Si te interesa saberla, ya sabes: Wikipedia.

The Adventure of Link es la secuela directa del primer Legend of Zelda, pero sólo el juego, pues ya ven que siempre les ha dado por eso de cambiar de Links como calzones. Salió en 1988 en nuestro continente y es considerado universalmente como el juego pitero de la saga de Zelda (de los que hizo Nintendo). Siempre que sale un nuevo capítulo de la serie, la gente moja los pantalones y lo convierte en su nuevo dios; aunque el título en sí no sea la octava maravilla, lo tratan como si así lo fuera. Pero Zelda II no tuvo tales beneficios… A ver por qué…

A diferencia del primer Zelda, el cual se llevaba a cabo todo el tiempo con vista desde arriba, este título pasó a mezclar las dos vistas: la de lado (side-scroller) y la de arriba, pero ésta sólo la usas para moverte de un lado a otro y ya. En realidad, Zelda II es un título muchísimo más orientado a la acción, aunque todavía presenta algunos acertijos, que es una de las cosas que distingue a la serie.

El control es “grandeza de 8 bits”. Tienes un botón para atacar, otro para saltar y un tercero para usar magia. Link trae, como es costumbre, su escudo y espada, aunque en este juego están terribles. La espada parece más bien un cuchillo para untar mantequilla y tiene un alcance súper pobre, incluyendo el cuchillo mágico que sale disparado cuando traes la energía llena, que a veces ni sirve; y el escudo no es mucho mejor. Se siente como si estuvieras sosteniendo un plato, porque Link sólo puede cubrirse la cara (cuando está parado) o las piernas (cuando está agachado), pero nunca ambos. Esto es para propósitos de mecánica de juego, pero se ve muy triste.

Zelda II presenta, además de la acción, algunos elementos de un RPG; el más notorio es el hecho de que puedes subir de nivel. Tienes 3 atributos: vida, magia y ataque. Cada vez que matas a un enemigo, te da experiencia y al cabo de juntar cierta cantidad puedes cambiarla para subirle el nivel a un atributo. Más vida hace que dures más en contra de los enemigos; más magia te da la posibilidad de hacer más hechizos sin quedarte seco y más ataque hace que pegues más cabrón. Subir cada atributo cuesta una diferente cantidad de puntos; por ejemplo, por lo general, el ataque es el más caro, pero sí hay cierto grado de personalización… no muy bien logrado, pero ahí está. Y tampoco olvidemos que siempre hay corazones perdidos por ahí que te dan más vida, además de la adición de jarronzotes que hacen lo mismo, pero con la magia… Y bien que hacen falta.

En este juego también existen los pueblos, donde puedes descansar y recuperar vida y magia; hablar con los habitantes para que te den pistas para saber a dónde demonios ir y obtener hechizos y algunas habilidades, generalmente a cambio de favores que representan sub-objetivos. Lamentablemente, la información que te dan a veces es muy vaga, por lo que es posible que te la pases perdido buscando una pinche cabañita que a huevo tienes que encontrar para cruzar un estúpido río. Tienes que hablar con TODO EL MUNDO para saber qué diablos hacer o de plano leerte una guía para no perder tu tiempo a lo idiota.

Otro elemento de RPG presente son las batallas “aleatorias”. La diferencia es que, en vez de que de repente mientras vas caminando entras a una batalla, aquí te salen sombras de monstruos – chicas y grandes – y te empiezan a perseguir. Si te tocan, entonces sí entras a una batalla y dependiendo del terreno donde te pescaron son los enemigos que te salen. Si quieres evitar una batalla, tienes que tener muy buenos reflejos y mucha suerte. Pero bueno; esto sucedía en todos los RPGs, así que no hay tanto problema, excepto porque a veces no sientes descanso entre una batalla y otra, sobretodo cuando estás atorado en un pinche pantano.

Como es costumbre en la serie, aquí también vas recolectando accesorios que te ayudan a progresar en el juego. Sin embargo, a diferencia de los demás títulos, aquí casi todos los utilizas de forma pasiva. Por ejemplo, la vela ilumina las cavernas automáticamente, el guante te deja tronar bloques de concreto (o lo que sean) a espadazos, etc. Lo que sí vas a estar usando activamente es la magia. Ésta va desde hacerte saltar más alto hasta convertirte en un hada maricona que vuela, pasando por el obligatorio y muy necesitado hechizo de curación, el cual se gasta casi toda la barra – aunque tengas el máximo nivel en magia. Todo esto no es necesariamente malo, pero no se siente como un Zelda. Realmente parece que estás jugando otra cosa.

Volviendo a lo de la magia de curación, la razón por la cual la vas a estar usando tanto es porque Zelda II, curiosamente, es un juego que cae bajo la categoría de ojete. Está unos pocos niveles más debajo de Ninja Gaiden. Vamos, no contiene la misma cantidad de sadismo, pero te va a hacer chillar, de eso puedes estar seguro, y a veces de manera innecesaria. Las únicas formas que tienes de recuperar tu vida son con el hechizo de curación que te va a dejar berreando por jarroncitos de magia, acostarte con una vieja en los pueblos o encontrar un hada que te regenera y éstas son escasísimas. Hay unos enemigos que te bajan un putamadral de un chingadazo y si te caes al agua o a la lava, ya chupaste faros. Las vidas extra son rarísimas – y si consigues una y salvas, el juego ya no te la registra y no vuelve a salir – y, lo peor de todo, es que cuando te matan definitivamente todos los puntos de experiencia que habías acumulado se van al carajo. Al principio no te duele tanto, pero ya que estés más entrado en el juego y te joden cuando estabas a punto de subir al siguiente nivel, es para arrancarse las greñas del coraje, sobretodo porque eventualmente te vas a tener que dejar ensartar para poder guardar tu progreso.

Y razón de todo esto es que los enemigos, además de pegar cabrón, no están fáciles de matar. Para acabarla de fregar, hay algunos que traen armas que se pasan tu escudo por las bolas, haciendo que se vuelva todavía más difícil acercárteles. Quizás los enemigos más sobresalientes son los caballeros que te encuentras en los palacios, que atacan y se defienden arriba y abajo, así que tienes que estar muy a las vivas para ponérteles al brinco. Están canijos.

Gráficamente, el juego es más o menos decente, considerando su época. No tiene cosas demasiado sobresalientes y los diseños de los ambientes en general no son malos. Sí te crees que estás cruzando desiertos, atravesando montañas y caminando por pantanos. El problema es que parece que es sólo un desierto, sólo una montaña y sólo un pantano, puesto que no hay variación en el diseño y los palacios van por las mismas. Igual y no se nota al principio, porque varían en color – como en el primer juego – pero una vez que empieces a recorrerlos te vas a dar cuenta que las estructuras son muy parecidas, lo cual hace al juego algo repetitivo.

Link en sí está bien animado, así como los enemigos. Éstos por suerte sí tienen buenos diseños y hay muy buena variedad, aunque haya algunos que ataquen de manera similar. Se puede pasar, porque se ve que le echaron ganitas con la diversidad. Los jefes también están muy bien hechos y cada uno se siente diferente del otro.

En cuanto al sonido, los efectos sonoros están bien hechos, aunque hubiera sido bueno que les metieran un poco más a los monstruos, ya que éstos casi no tienen. La música es de calidad, como puede esperarse de un Zelda. De entrada, es una mejoría en cuanto a cantidad con respecto al primer título, ya que en vez de unas 3 rolas, tienes… como 7. Las melodías son memorables y no se hacen viejas tan rápido – porque sí se te van a llegar a hastiar; se repiten mucho. Si acaso hay una queja, es que falta el tema original de Zelda… aunque eso ya es ponerse mamón a niveles estúpidos.

Para ser un juego de NES, Zelda II te va a durar bastante, si no te aburre y/o no te desespera. Sabiéndotelo y echándotelo de corrido, te vienes tardando como unas 5-6 horas, más que nada porque tienes que tener algo de nivel en tus atributos para que no te rompan la madre en las últimas etapas del juego. Pero si es tu primera vez, fácil te vas a tardar el doble, principalmente debido a que te la vas a pasar un buen rato buscando por dónde seguir y porque te vas a morir como estúpido.

Como ya dije, este título estaba disponible originalmente para el NES y – dato curioso – antes salió para el Famicom Disk System, que era un aditamento al Famicom (NES japonés)… Bueno, qué importa. Volvió a salir para el Game Boy Advance como parte de “Classic NES Series” y también estuvo en la colección que salió para el GameCube, que incluía el primer Zelda, el Ocarina of Time y el Majora’s Mask. La forma más fácil de conseguirlo hoy en día es descargándolo a la Consola Virtual del Wii.

Si eres fan de hueso colorado de los Zeldas, seguramente tienes tu cartucho dorado, ya lo acabaste chorrocientas veces (si no se te jodió la batería, porque solía suceder) y nada más estás leyendo la reseña por pura nostalgia (o para saber si me quieres mentar la madre o no). Si recién te interesaste en la saga, mejor pruébalo antes de comprártelo de lleno. Este Zelda no se siente como tal y definitivamente no es tan bueno como los otros títulos. Puede llegar a ser tedioso y frustrante. Ahora bien, si te interesa jugar algo diferente a las demás entregas de la serie, viene muy recomendado. No sólo es algo distinto – algo muy extraño para un juego de Nintendo hoy en día… Lástima que ya pasó la época donde tenían las bolas de hacer cosas nuevas – sino que te va a dar buen reto. Está divertido. Yo a la fecha lo sigo jugando.

Zelda II: The Adventure of Link es marca registrada de Nintendo Company Limited. Actualmente puede hallarse en la consola virtual del Wii por 500 puntos. Esta reseña la realicé luego de jugar el título en la consola virtual del Wii.