¿Qué onda, banda? Hoy les voy a hablar de un tema que bien podría herir las sensibilidades de algunos, pero, ¿saben qué? Me viene importando un rábano: hoy les voy a hablar de los ‘fanboys’.

Si hay algo que genuinamente me irrita y me pone nervioso es tratar con alguien que te intenta de meter en la cabeza que tal o cual cosa – ya que no se trata sólo de videojuegos – es lo más increíble de todo el mundo y si no lo entiendes, entonces eres un pendejo y mereces que te dé cáncer y SIDA. Casi podría apostar que muchos de ustedes han tenido una conversación a la cual realmente no le ven el punto, pues saben que, pese a todos los argumentos que utilicen y aunque sean unos doctores en el tema, a la otra persona no le va a entrar en la cabeza ninguna de las cosas que le digan, porque es un fanboy.

Ya con esto se deberían dar una idea de lo que es un fanboy, pero para dejarlo claro les doy la definición de la Real Academia Española… de Rafa: un fanboy es una persona tan obsesionada con una cosa que la enaltece a un grado superlativo, obviando todas sus fallas e incapaz de escuchar razonamientos en cuanto a por qué aquello que idolatra no es perfecto. Suelen ser necios, intolerantes, incluso groseros y no tienen alma… Bueno, eso último quizá no sea cierto. Al menos no en todos los casos…

Anatomía de un fanboy.  Podemos notar la falta de

corazón en el pecho. Ergo, no poseen alma.


Bien, dicho esto, surge otra pregunta: ¿cómo aparece un fanboy? Pues ésa sí está un poco más difícil de responder, porque no creo que haya una sola causa. Sin embargo, sí tengo un par de, digamos, teorías que voy a compartir con ustedes.

La primera… más bien dicho, las primeras dos que me vienen a la cabeza son: ignorancia y soberbia, y menciono ambas porque podría decirse que vienen en combo. El mejor ejemplo que se me ocurre para describir esto es, sorprendentemente, uno que no tiene que ver con videojuegos y que me ha tocado vivir más de una vez en nuestra gloriosa ciudad de México… Supón que estás buscando una calle a la cual ya has ido, pero no recuerdas cómo llegar. Confiado en la buena voluntad de la gente, te acercas al dueño de un puesto y preguntas: “Disculpe, ¿podría indicarme cómo llegar a la calle de (por ejemplo) Aristóteles?”, y el señor, en vez de contestarte con un humilde y muy entendible “no sé”, te responde, casi mecánicamente: “Esa calle no existe.” Obviamente tú sabes que la pinche calle no es imaginaria, ¡porque ya estuviste ahí! Pero te deseo buena suerte con que convenzas al cabrón de lo contrario… Pues algo parecido pasa con los videojuegos.

Una persona que tiene un videojuego o consola que le gusta mucho, asume que es lo mejor que hay. ¿Por qué? Porque no conoce otra cosa. Y como no la conoce, es imposible que sea mejor que lo que le es familiar y, para acabarla de amolar, en el momento en el que le ofreces la alternativa, te escupe, pues, ¿cómo osas pensar que tu mugroso juego/sistema es mejor que el suyo… que está de poca madre y Dios mismo lo juega cuando va a cagar?

Otra cosa que se me ocurre tiene mucho que ver con la anterior: la envidia. Quizá el fanboy en cuestión tiene tal o cual consola, pero es incapaz de conseguir alguna otra porque sus padres nada más le permiten tener una, no tiene dinero para comprar y/o mantener otra o qué sé yo; y además, ya ha tenido una probadita de un juego para la consola que es incapaz de conseguir. Esta persona defenderá su pertenencia a capa y espada porque es lo único que posee y si la insultas diciéndole que no es lo máximo, te va a ir mal. Y puede ser peor cuando muy en el fondo, a dicho fanboy en realidad le gustan las cosas que ha probado – sus ataques contra aquellos juegos son mucho más arteros, porque no puede conseguirlos.

Razón 3: sentido de pertenencia. ¿Juegan algún MMO? Pongamos el ejemplo: World of Warcraft. Tienes un tauren… stripper en la Horda; de pronto llega un sujeto con una cuenta principal en la Alianza y empieza a maldecirte, mandarte al diablo y a hacerte magia vudú para que te dé gonorrea. Es algo muy común – una experiencia que tuve el disgusto de vivir en repetidas ocasiones durante mi época de jugar MMOs.

No me malinterpreten: tener un sentido de pertenencia realmente no está mal; no haces daño al sentirte parte de un grupo o incluso ponerte en el rol de tu personaje, si te late eso. La bronca llega cuando este sentimiento pasa por alto el hecho de que se trata de un juego y nada más. Si alguien te mata en un videojuego, no pasa de que tu personaje virtual se caiga y reviva y punto: no quiere decir que las fuerzas del mal hayan triunfado a pesar de tus heroicos esfuerzos para detenerlas. ¡EL HORROR!… ¡No va más allá de que tengas que ir a buscar tu cuerpo para revivir – por ridículo que eso suene –, banda!

Ahora bien, este sentido de pertenencia puede o no surgir naturalmente dentro de una persona. Cuando no es así, el fanboy se hace para encajar con un grupo específico. Esto también conlleva un poco de ignorancia. Generalmente puedes verlo cuando un grupo de personas defiende tal o cual franquicia como perros rabiosos porque creen que todo lo que saque es bueno. Así pues, he aquí la ironía: el fanboy con un sentido de pertenencia aparece cuando desea pertenecer a un grupo.

¡Mi consola es la verdadera experiencia de

la siguiente generación!

Puede haber muchos más motivos por los cuales los fanboys se forman y se transforman en un terrible dolor de cabeza… Por el simple y sencillo hecho de que cree que alguna cosa debe gustarle; posiblemente algunos profesen un odio auténtico contra algo que no les agrada (pero con una intolerancia tan pura como su desdén), y quién sabe qué tantas otras cosas afectarán el comportamiento de un fanboy…

Que les quede claro: yo no estoy apuntando con el dedo a nadie, ni aseverando que si no conoces una consola o si te falta alguna cosa en tu colección de videojuegos eres un fanboy. Sólo es mi humilde opinión en cuanto a lo que forma o no a uno, puesto que hay personas que carecen de tal o cual bien y son cuates a todo dar, porque son tolerantes y saben ponerse en los zapatos de otro individuo.

Sin embargo, lo que sí puedo decirles – y disculpen el lapsus de “moraleja”, pero, carajo, hace falta – es que si tienes una diferencia de opiniones con alguien, aprende a aceptar que no todos van a ver las cosas como tú y que ni tú ni ellos tienen la razón absoluta. Si vas a defender a algo que te gusta, hazlo sin fanatismo y respetando siempre la opinión de la otra persona. Y, por favor, por lo que más quieran… aprendan a escuchar, porque hay personas que parece tienen cera en las orejas…

Quizá estoy siendo algo severo. Si lo soy, es porque he tratado con muchos fanboys y porque, la verdad sea dicha, yo también soy fan de algunas cosillas. Pero trato de respetar las opiniones de las demás personas y no ando pregonando que ¡Zelda es la saga más chingona en la historia y Baiken es el personaje de los videojuegos más poca madre del universo y si no lo entiendes, es porque tienes tu CABEZA METIDA EN TU TRASERO!… Sonaría como todo un idiota, ¿no?

A todos nos gusta algo, pero hay que aprender que en gustos se rompen géneros. Aprendan a convivir con las personas que tengan una opinión diferente a la suya y aprendan algo de ellos.

Pero, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que por ahí va la cosa? ¿O que, como dirían nuestros vecinos del norte, estoy hablando con el trasero?