Este título fue desarrollado por Playdead y distribuido por Microsoft (en su versión de Xbox Live Arcade, obviamente). Tú eres un niño y vas en busca de tu hermana. FIN. Ésa es toda la historia; no esperes ningún giro que haga que te cagues para dentro. Si tú quieres darle algún otro significado, pues allá tú; cada loco con su tema… Como sea, no es en la historia en lo que el juego se centra, sino en una atmósfera bastante inusual y mecánicas sólidas y divertidas.

Limbo es un título de plataforma con acertijos, que exige un dominio más o menos decente del control y que tengas más de una neurona funcionando. No lo dudes: en este juego te vas a morir muchas, muchas veces y puede que llegue un punto en el cual de plano tu frágil mente estalle por la frustración.

Tú manejas al joven – llamémosle Epifanio –, y tu misión es, simplemente, avanzar. Las acciones de Epifanio se limitan simplemente a saltar y a agarrar cosas como, por ejemplo, cuerdas con las que podrá balancearse sobre un abismo; cajas que podrá arrastrar de un lugar a otro y palancas que activarán alguna cosa que te permitirá seguir avanzando y/o te matará violentamente. Y cuando digo “violentamente”, lo digo en serio: el pobre Epifanio sufre unas muertes bastante gachas… Sí: ya sé que después de jugar Mortal Kombat nada puede impresionarnos, pero igual se siente un poco feo ver como a un pobre escuincle lo impala la pata de una araña que tiene el tamaño de un elefante; más que nada por la atmósfera que maneja el juego.

Ahora imagínensela unas 1,000 veces más grande.

Y si te sigues burlando del pobre Epifanio, eres un pinche desalmado.

Cuando comienzas el juego, te encontrarás en un bosque, donde los peligros incluyen la araña de proporciones bíblicas, abismos, trampas para osos y lagos (porque no lo olviden: el agua en el mundo de los videojuegos es igual de peligrosa que la lava); pero conforme avanzas, cambiarás de ambiente, pasando por una ciudad desolada a áreas industriales.

Y cuando cambia la ambientación, también lo hace la temática de los acertijos. Aunque el juego nunca te presenta 2 problemas iguales, en general entran en un contexto similar: por ejemplo, mientras estás en la ciudad, tendrás que resolver varios acertijos que están relacionados con el agua. Eso sí: ten en cuenta que siempre estará presente la física; todo lo que sube, tiene que bajar, y si baja sobre ti, te rompe el cuello; y siempre es bueno tomar algo de impulso antes de realizar un salto importante, porque Epifanio no asistió a las clases de Mario para aprender a saltar como se debe y brinca con la gracia de un gordo luego de echarse una pizza de tocino.

Por suerte, Epifanio es muy seguro de sí mismo.

Con todo y todo, aunque hay veces que te puedes tomar tu tiempo para resolver algún acertijo, hay ocasiones en las que tienes que pensar en friega porque la muerte viene pellizcándote las nalgas y el más mínimo error te hará pedazos, literalmente. Limbo demanda precisión y sincronización con el control y tiene algunas partes que son algo pesadas. Pero no te apures: aunque te mueras un millón de veces, siempre habrá algún checkpoint que te dejará cinco segundos antes de tu muerte. Afortunadamente, el juego es bastante generoso en este sentido.

Quien jamás haya oído de este juego podría estarse preguntando si todo se lleva a cabo en blanco y negro, como aparece en las imágenes, y, en efecto, así es. Limbo maneja una atmósfera que combina un sentimiento de desolación con un pequeño toque tétrico, y el sentimiento que produce te sigue durante todo el juego, sin importar que te encuentres a algún otro personaje. Aunque visualmente es muy simple y todo lo ves en blanco, negro y en escala de grises, es fácil distinguir los diferentes elementos que se encuentran dentro del mundo, tanto peligros y obstáculos como los objetos que conforman los escenarios. La atmósfera es en verdad única.

Una cosa que ayuda mucho al sentimiento de soledad que maneja el título es la ausencia de música. Sólo escucharás alguno que otro vestigio musical cuando ocurra algo importante durante el juego – y a veces, ni eso. Todo el sonido se concentra solamente en los efectos sonoros, los cuales, obviamente, tienen un mayor impacto, desde el viento soplando entre los árboles hasta Epifanio cuando cruje como zanahoria luego de caer por un barranco.

Limbo no te da demasiadas razones para que lo vuelvas a jugar, aunque a decir verdad, vale la pena revivir la experiencia. Aun así, el juego sí tiene coleccionables, que son una serie de huevos que están ocultos aquí y allá y que sólo sirven para aumentar tu cuenta de logros o trofeos; pero fuera de eso, realmente no hay más incentivos, y aunque memorable, este título es bastante corto: te durará unas cinco o seis horas la primera vez que lo juegues y ya sabiéndote los acertijos, como la mitad de tiempo.

Limbo compensa su duración con una ambientación fantástica – lo cual, ya sabrán, es algo que siempre me late mucho –, mecánicas sólidas y acertijos llamativos. Es un juego que vale el dinero que cuesta. Viene muy recomendado para quienes estén buscando un título que quizá no sea un monstruo con altos costos de producción, pero que tiene muchas cosas únicas que lo convierten en un juego que vale mucho la pena.

Lamentablemente Limbo no es un juego barato (para ser descargable), sobretodo porque ya tiene un año que salió. Aun así, no es mala idea que lo consigas si tienes la oportunidad… Estén atentos a ofertas.

Limbo es marca registrada de Playdead. Actualmente puedes conseguirlo para el Xbox Live Arcade por 1200 Microsoft Points – es decir, 15 dólares, y tiene el mismo costo en la PSN. Yo lo terminé en su versión de Xbox Live Arcade después de unas 6 horas de juego.