No podía vivir un momento más sin Wes Anderson.

Nos mantienen con las ansias desde meses antes con toda clase de promesas y guiños y luego ni la Cineteca Nacional puede colmar nuestros irrefrenables deseos. Porque ya llega esa época en que todos son fans de Wes Anderson y todos lo han sido de-toda-la-vida. Hasta se perdona la sala atascada de gente que se ríe en los momentos menos afortunados, porque lo bonito es que todos estamos hermanados en ese momento social que es asombrarnos ante Anderson.

budapest2Asómbrame.

¿Cómo mantenerte en tu mismo estilo y evolucionar? En «Gran Hotel Budapest» nos llega el mismo director de siempre, con sus particulares paletas de colores, música apropiada, y una historia que gira como una coreografía perfecta. Nos llega un autor maduro, capaz de reinventar sus mismas historias y componer nuevas, y nos lo presenta rápidamente con una introducción que es un tributo a Stefan Zweig y una declaración de principios. Una declaración de su propio amor al cine y a su infinita capacidad de contar historias. El autor que da inicio a la obra lo expone claramente: las historias nunca se acaban, siempre va a haber alguien que te abra su vida y escriba, a su modo, tu próximo libro.

budapest3Y apenas estamos comenzando.

El Gran Hotel Budapest es el espacio donde convergen los personajes y sus mundos. Donde inicia y dan vueltas todas las historias. Un joven escritor (un Jude Law sin duda elegido en gran medida por lo increíble que suena su voz en off) coincide con el enigmático dueño del hotel, un hombre extranjero que ahora reside en una pequeña habitación de servicio. ¿Cuál es el inicio de la historia? Una larga velada que incluye todas las vidas que han atravesado las puertas de ese Gran Hotel.

budapest4Con un amplio abanico de personajes que van desde los actores fetiches del director hasta algunas primeras apariciones, la película escala en las capacidades corales de Anderson quien ya antes ha demostrado que es capaz de trabajar con nombres destacados de la industria otorgándoles un lugar perfecto incluso cuando su participación no dure más que unos momentos. Pocos directores deben ser capaces de orquestar una pieza tan compleja, tan llena de detalles y dimensiones, de una manera tan armónica y profunda. No sólo cada personaje está perfectamente retratado y en el lugar perfecto, sino que incluso los movimientos, escenarios y acciones se presentan como un ritmo propio que se suma a los colores y a la acción de una historia que retrata y transforma a la Europa de entre guerras. Si ya antes con «Darjeeling Limited» había convertido a la India en un sitio de exóticas evasiones y encuentros con uno mismo, ahora es Europa el espacio propicio para persecuciones y tramas de cine negro reinterpretado bajo la particular visión de Anderson.

budapest5Oh, esos pasteles de la Primera Guerra Mundial.

Temas usuales de su cine como la amistad y los viajes, encuentran un nuevo modo de desenvolverse con otras estructuras. Asesinatos, intrigas, persecuciones, engaños, crímenes que no siempre tienen su castigo, son algunas de las situaciones que harán que ese luminoso Gran Hotel Budapest se convierta en las ‘bellas ruinas’ en las que iniciamos la historia. O como podría pensarse: cada historia tiene otra oculta detrás. Y este retrato de personajes mucho más oscuros contrasta a la perfección con el momento histórico y con la naturaleza moral de los protagonistas. Lo dicho: una orquesta perfecta.

budapest6Difícil no detenerse en todos los personajes y los rasgos más excéntricos y característicos de sus diseños. ¿Por qué el lunar de Agatha tiene la forma de México? ¿Es el papel de Willen Dafoe un guiño a su personaje en «La sombra del vampiro»? Los cameos de siempre y los nuevos involucrados están en su máximo esplendor en una película donde hasta el mínimo detalle se luce. Gustave, un hombre especialmente sensible que sin embargo no se toca el corazón cuando es necesario, el joven Zero que se ve atrapado en un remolino de sucesos cuando él sólo quería ser botones del Gran Hotel Budapest (¿quién no querría?), Dimitri, el hijo oscuro, débil orquestador de las tramas. Agatha la pastelera. Kovacs el abogado. Madame D., la mujer que presintió su propia tragedia. Y la Guerra, y la nieve, también protagonistas de esa trama de exilios y escapes. Moustafa y un joven escritor sentados a la mesa recordando el pasado.

Porque, nos dice Anderson y/o Tom Wilkinson, las historias siempre están ahí. Y uno como escritor debe tener los ojos bien abiertos y los oídos bien dispuestos para cuando alguien aparezca y nos ofrezca una. «Gran Hotel Budapest» es la que nos ofrece un director excepcional en uno de sus momentos más altos. Un manifestación fantástica del amor por los relatos, los recuerdos y la Historia.

Aunque los hipsters quieran hacernos creer que lo descubrieron antes-que-nadie. Todavía ni Hollywood puede quitarnos (o malcriarnos) a este enorme Wes Anderson.

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«The Grand Budapest Hotel» (o «Gran Hotel Budapest») es una co-producción del 2014 entre Estados Unidos y Alemania. Dirigida por Wes Anderson («Darjeeling limited», «The Royal Tenenbaums», «Moonrise Kingdom») y protagonizada por Ralph Fiennes («La lista de Schindler», «El paciente inglés», «El jardinero fiel»), Tony Revolori («El juego perfecto»), Adrien Brody («El pianista», «La aldea», «Midnight in Paris»), Saoirse Ronan («The lovely bones», «Hanna», «Byzantium»), Edward Norton («El club de la pelea», «Historia americana X», «El ilusionista»), Willem Dafoe («Anticristo», «Spider-man», eXistenZ»), Jeff Goldblum («Jurassic Park», «La mosca», «Día de Independencia»), F. Murray Abraham («Amadeus», «Scarface», «Inside Llewyn Davis»), Jude Law («Sherlock Holmes», «Closer», «Side effects») y mucha gente más. Tiene 8.4 estrellitas en imdb, 7.4 en filmaffinity y 92% en el tomatometro. Así que podemos asumir que mucha gente la ama tanto como yo. No desaprovechen la oportunidad de verla en pantalla grande.