Este título fue desarrollado por Spicy Horse y distribuido por Electronic Arts. Es la continuación directa de American McGee’s Alice, el cual originalmente salió para PC. Ambos títulos son, digamos, una versión muy… libre de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Resulta que la familia de Alicia murió en un incendio años atrás y ella quedó bien, pero BIEN tocada. Pasó algún tiempo en la casa de la risa y luego la soltaron, y ahora está bajo el cuidado de un psiquiatra; pero de nuevo está empezando a ver cosas raras. Su futuro no pinta bien…

La trama en sí no es mala. Una nota es que hay varias ocasiones en las que parece no tener sentido – algo que para cualquier otro juego sería un punto en contra; pero en el caso particular de Madness Returns, realmente puede pasarse por alto, ya que el universo de Alicia – y me refiero al original – en sí es un gran sinsentido. Lo que sí le da en la madre a veces es que no hay continuidad. Por ejemplo, en un momento, puedes estarle haciéndole las compras a alguno de los personajes del juego y cuando le entregas su pedido, hay un corte a una escena donde lo estás regañando por ser un vil asesino. Es en estas partes donde uno de plano baja el control y dice: “¿De qué chingados me perdí?” Sin embargo, no pasa tan seguido como para que tires el juego por este motivo.

Alice: Madness Returns es un platformer con elementos de hack n’ slash. El objetivo es viajar a través del país de las maravillas de Alicia a lo largo de seis capítulos, destruyendo los enemigos que encuentres a tu paso.

En sí, el 70% de tu tiempo lo vas a ocupar en saltar de un lugar a otro. Alicia tendrá un chingo de pedos en su mente, pero el miedo a las alturas ciertamente no es uno de ellos, porque hay abismos sin fondo en TODOS lados. Por suerte, atravesar estos acantilados no es difícil, ya que Alicia cuenta con triple salto y la habilidad de descender lentamente después de cada brinco, por lo que puedes cubrir distancias enormes; sin mencionar que existen máquinas flotantes que expelen chorros de aire que te ayudan a cruzar de un lado a otro. Aun así, sí llega a haber plataformas que se encuentran demasiado lejos, por lo que tendrás que encontrar una palanca, un switch al que tendrás que dispararle o alguna otra cosa para formar un nuevo camino.

Una de las habilidades más útiles con las que cuenta Alicia es el poder de volverse pequeña, con lo que podrá pasar por cerrojos. Hay algunos otros espacios que puede atravesar, pero son muy contados; no va a faltar el momento en el que te den ganas de ver si puedes pasar por una grieta muy visible de una pared sólo para descubrir que no hay más que una pared invisible que te impide el paso. Puede llegar a ser algo frustrante, pues hay varios sitios que podrían dar la impresión de ser pasadizos, y en realidad únicamente forman parte del escenario; pero al cabo de un rato podrás distinguir qué es útil y qué son puras mamadas.

Pero como ustedes sabrán, al hacerse uno pequeño puede distinguir cosas que siendo grande no vería normalmente… Si suena estúpido, no me culpen a mí; así lo maneja el juego. El punto es que mientras Alicia es chiquita, puede ver pistas que la pueden llevar a secretos, plataformas invisibles y otras cuántas cosas. Además, hay ciertas plantas que la sujetan mientras está chiquita y le restauran energía, algo bastante útil después de una batalla. En cuentas resumidas, vas a abusar de esta mecánica.

A propósito de secretos, además de los que puedes encontrar encogiéndote, también están aquellos que puedes descubrir disparándole a las trompas de cerdo. ¿Por qué trompas de cerdo? La pregunta… Pues porque es el animal del futuro, obviamente.

Todo el mundo lo sabe: muy pronto, ocultaremos nuestros secretos

con trompas de puercos, y las máquinas funcionarán con su caca.

Como sea; tienes que tener la oreja parada para escuchar sus gruñidos, porque varias están más o menos bien escondidas. Una vez que las elimines, te abrirán un camino hacia un área secreta o algún coleccionable.

Cuando no estás saltando de una plataforma a otra, vas a estar peleando contra los esbirros de la mente psicótica de Alicia. Por suerte, la niña no está indefensa, ya que cuenta con varias armas. Para ataques cuerpo a cuerpo, empiezas con la espada Vorpal (un nombre bastante poético para el cuchillo de cocina que te dan), que te sirve para ataques rápidos, y más adelante te darán el Hobby Horse – un caballo de juguete –, el cual pega rudísimo y sirve tanto para quebrar las defensa de los enemigos que ponen guardia como para destruir paredes débiles; y para atacar a distancia, tienes el molino de pimienta – una metralleta, básicamente – y la tetera-cañón: la mejor arma del juego. Es básicamente el caballo de juguete a larga distancia. Adicionalmente, te dan un paraguas que te sirve como escudo contra proyectiles y un conejo-bomba, con el cual puedes distraer a enemigos, y además, usarlo como peso con los clásicos switches que requieren que algo se quede encima de ellos para funcionar.

A lo largo del juego, estarás recolectando dientes, ya sea porque los encontraste por ahí tirados o porque se los quitaste a madrazos a un enemigo. Éstos te sirven para mejorar tus armas. Cada arma la puedes mejorar cuatro veces. No te emociones demasiado, porque sólo optimizarás el daño y la velocidad; no vas a ganar ninguna nueva habilidad ni nada por el estilo.

Tu energía consta de rosas que son parecidas a los corazones en Zelda. Poco a poco irás aumentando tu contador, ya sea terminando los capítulos o encontrando los llamados cuartos rádula, donde tendrás que completar un reto para obtener un cuarto de rosa. Aun así, siempre existe la posibilidad de que los monstruos te hagan pedazos. Por suerte, tienes una última defensa: cuando te queda una sola rosa de energía, puedes entrar en el modo Hysteria, que es el típico modo de furia en los hack n’ slash, es decir, pegas más fuerte y rápido y eres invencible por un corto periodo de tiempo. Puedes aprovechar estos momentos para matar todos los enemigos que puedas y recuperar tu energía.

Hay diversos tipos de oponentes que el juego te va presentando poco a poco. Hay muchos que son genéricos y otros más que aparecen sólo durante un capítulo. El problema es que la variedad en sí no es demasiada, pues el juego los recicla como bestia. Un enemigo que te presentaron en el capítulo uno como el gran queso del nivel se vuelve un oponente genérico en el siguiente episodio. La poca variedad de enemigos daña mucho al título y lo vuelve muy monótono, sobre todo porque sólo hay un puto jefe en todo el pinche juego. Eso sí está de la fregada, especialmente porque incluso en el primer capítulo como que te pintan que vas a tener una batalla contra un monstruote y al final, puro pito: se muere en una animación. Con tantas criaturas horrendas e interesantes que pudieron haber utilizado y sólo se les ocurrió una. Pinche. Batalla. Puro fail.

Y uno pensaría: “si no hay tanta variedad en cuanto a enemigos, seguramente los niveles son muy diferentes entre sí.”

Ah, ¿no es eso gracioso? Pero,

¡¡ESTÁ MAL!!

El diseño de los niveles es, resumido en una palabra, fatal. ¿Se acuerdan cuando dije que el 70% del tiempo de juego te la vas a pasar brincando? Bien, pues el problema es que la situación siempre es la misma. Salta hacia una plataforma móvil; baja una palanca; salta un conjunto de plataformas; activa un switch; salta más plataformas; entra por un agujero; brinca más; brinca, brinca, ¡¡BRINCA!! En pocas palabras, es repetitivo a más no poder y para el tercer capítulo es frustrante ver que todas las secciones sean iguales.

Afortunadamente, sí hay dos que tres cosas que le dan un poquito de variedad: hay secuencias en las que controlas a Alicia fuera del país de las maravillas – es decir, en la vida real. Lo interesante es que, conforme progresas en la trama, el mundo de Alicia se empieza a mezclar con la realidad y se vuelve un caos total. Desafortunadamente, estas secuencias son más que nada para propósitos narrativos, ya que la interacción con los personajes y escenarios es mínima.

Por otro lado, también hay ciertas secciones en el juego que tienen un gameplay diferente, generalmente en 2D. Hay un mini-juego de submarino que se maneja como un shooter de navecitas a la vieja escuela, otro donde controlas la cabeza de una muñeca y la guías por una pista y varios toboganes. Ahora bien, aunque estas secciones sí le brindan variedad al juego, también tienen un problema: son excesivamente largas, por lo que también pueden llegar a aburrirte.

Gráficamente, el juego tiene una calidad generalmente buena. Las texturas se ven bien y los efectos son buenos. La bronca es que hay inconsistencias que son bastante notorias, como modelos traslapados que dan un efecto gachito. Hasta parece que les dio hueva corregir estos detalles. Pero bueno; son cosas que uno puede pasar por alto. Lo que sí hace bastante ruido es que las cajas de colisiones del mundo están medio mal hechas. Hay paredes invisibles brutalmente grandes que de plano estorban y bordecitos que puedes atravesar al saltar hacia ellos y caer a tu muerte. No son errores realmente graves, porque si te caes te dejan prácticamente en la plataforma en la que estabas antes de colgar los tenis; pero experimentarlos seguido sí jode la experiencia.

En fin; volviendo al aspecto gráfico, no importa tanto la calidad, sino la dirección artística, que es lo mejor que tiene el juego. El país de las maravillas es tenebroso, grotesco y único. Cada capítulo se desarrolla en una locación completamente diferente a la anterior; viajarás desde castillos de naipes en el cielo hasta el fondo del mar, atravesando castillos tétricos y arruinados y aldeas que prácticamente están vivas. Los modelos hechos con el Unreal Engine que utiliza el juego van perfectamente con la ambientación, pues son, por supuesto, espantosos y grotescos, con la excepción, si acaso, de Alicia, quien es la más diferente de entre todos los personajes papudos. Los enemigos también tienen un diseño muy padre, pero lamentablemente, muy similar, como ya mencioné. Algunos cut-scenes están hechos con el mismo motor gráfico del juego y otros con animaciones bastante llamativas y fluidas en las que los personajes parecen hechos de cartón que le añaden sabor.

El sonido en general es bueno. Los monstruos tienen gemidos siniestros y sonoros; la música no es demasiado memorable, pero es buena y cumple con su propósito de meterte en un mundo bizarro y las  actuaciones de voz… Bueno, aquí sí tuerce un poco el rabo, la puerca. Las voces están bien, en general, pero hay ocasiones en las que les falta algo de emoción. Les pongo esta situación que me ocurrió al jugarlo: estoy frente a un enemigo que es el equivalente de Papi de Dead Space o Nemesis de Resident Evil 3, es decir, no se muere; le estoy disparando con la tetera y Alicia dice para sí misma, quitadísima de la pena: “¡Caracoles! Don Quijote tenía mejor oportunidad que yo al enfrentarse a los molinos. Me parece que debería huir.” ¿Te parece? ¡¿TE PARECE?! ¡Por Dios, mujer! ¡Te van a cortar la pinche cabeza, carajo! ¡MUESTRA ALGO DE ANGUSTIA!

Madness Returns es largo. Excesivamente largo. Dura de unas doce a quince horas. Y esto es lo que realmente lo mata. Es tan, pero tan largo que llega un punto en el que de plano vas a estar buscando desesperadamente un atajo – exista o no – para escapar de tanto rebotar en las mismas plataformas con los mismos patrones y de tanto matar a los mismos enemigos una y otra y otra vez. Ni siquiera dan ganas de volver a jugarlo para conseguir los numerosos coleccionables que tiene, los cuales incluyen botellas y grabaciones de audio de los diferentes personajes del juego. Francamente, no valen la pena.

Así, pues, si me preguntan: “En pocas palabras, ¿qué te parece el Alice Madness Returns, Rafa?” Yo respondo:

“No, sir. I don’t like it.”

Honestamente, este título me enojó muchísimo. ¿Por qué? Porque te sumerge en un mundo con una dirección artística fascinante y no sabe cómo aprovecharlo. Se queda encerrado en lo mismo y los intentos de meter variedad dan lástima, porque éstos también se vuelven repetitivos y aburridos. Madness Returns es un juego que, siento yo, tenía mucho potencial y lo echó todo a la basura con un diseño de niveles terriblemente flojo.

Si tú jugaste el primero y te interesa saber el desenlace de la historia de Alicia, réntalo y procura echártelo a ratos. La historia en sí no está mala; pero si no te interesa conocerla y estás buscando un platformer con elementos de hack n’ slash y con una temática siniestra, te voy a hacer otra recomendación que podría sorprenderte, dada nuestra video reseña: Dante’s Inferno. Pese a los problemas que tiene, es mucho mejor juego; cuando menos, sabe aprovechar su atmósfera y no es tan repetitivo como este título. Madness Returns tiene cosas rescatables – eso es indudable – pero, por mi parte, yo no le vuelvo a poner ni un dedo encima.

Alice: Madness Returns es una marca registrada de Electronic Arts. Realicé esta reseña después de terminar el juego en el Xbox 360 con el 89% de progreso. Actualmente tiene precio estándar de juego nuevo, es decir, 60 dólares… Siempre pueden hacer como yo y rentarlo.