Continuamos con más obras maestras.

maus2

Mucho se ha escrito, dicho y mostrado sobre el Holocausto. Es uno de los temas consentidos de Hollywood (y algunas cinematografías europeas) y el crimen de lesa humanidad más conocido del siglo XX. Y aunque cada cierto tiempo volvamos a encontrarnos con nuevas historias, nuevas perspectivas, resulta creíble pensar que todo aquel que tiene en sus manos el proyecto de reinterpretar ese oscuro momento de la historia debe detenerse y pensar: ¿Cómo se puede hablar del horror? ¿Cómo se puede mostrar algo mínimamente cercano al horror?

maus3

Art Spiegelman nació en el seno de esa pregunta. Hijo de una pareja de sobrevivientes judíos polacos, nació años después de la guerra y de que estos se instalaran definitivamente en Estados Unidos. Vivió en su hogar el vacío que la guerra había dejado en sus padres, las anécdotas de las que nunca hablaban, el suicidio de su madre, las fotos de familiares que jamás conocería. Cuando, como parte de los movimientos de cómic independiente a los que pertenecía, trataron de mostrar caminos alternativos al monopolizante género de superhéroes, regresó a esos momentos que no vivió pero que habían marcado su vida. La pérdida individual, la pérdida abrumadora de un pueblo.

maus4

Hay muchas nociones generales a las que podemos aludir. «Maus» fue la primera obra en ser referida como ‘novela gráfica’, y en ser vendida de manera regular en librerías en lugar de exclusivamente en tiendas de cómics. Fue la primera historia gráfica en ganar el premio Pulitzer. Se editó durante un periodo de tiempo en que también vieron la luz otras piezas tan importantes para el género como «Watchmen» o «The Dark Knight returns». Es uno de los ejemplos más citados de la fuerza que puede cobrar una, en apariencia, sencilla alegoría, y una manifestación justa de cómo uno puede transmitir el horror hasta con las imágenes más *inocentes*.

maus5

La historia nace, por entregas, de una larga serie de entrevistas a Vladek Spiegelman, su padre, que tratan de poner palabras y sentido a las imágenes que narran su larga y tortuosa travesía por la guerra: su boda, sus trabajos, su servicio militar, los movimientos forzados a los ghettos, los escapes, los escondites, el sufrimiento, los campos de concentración. Cada paso parece sumergirlos más en un laberinto de desesperanza y desolación. Ahora lo cuenta mirando hacia atrás, como un hombre anciano con algunas afecciones en el corazón, casado de nuevo con otra sobreviviente, acostumbrado a ocuparse de todas las cosas aunque sea a la mala.

maus6Pero mucho de eso ya lo sabemos, de cierta forma y a grandes rasgos, gracias a las repeticiones en películas, a las anécdotas de casos, a las constantes reconstrucciones de la historia. «Maus» es más que eso, es más que Vladek tramando planes imposibles para sobrevivir ‘sólo un poco más’, aguantando la tragedia sólo un poco más. Es también la tragedia a años de la historia. Es la culpa y el enojo y la incomprensión, manifestada de manera clara en la línea principal de la historia, en la que vemos al hijo entrevistando al padre y tratando de construir una relación con él. El hijo que no vivió todo eso que escucha, que hubiera querido vivirlo, que creció con miedo a esos traumas, y que ahora lleva una espinosa relación con su padre que no puede conciliar. «Maus» se arriesga a trasgredir la posición usual de las víctimas y a decir en voz alta que también uno se puede enojar con ellas, puede culparlas o puede no entenderlas, porque vivir con un pasado así a cuestas no es tan sencillo como ponerlo por escrito. Años antes de empezar con el proyecto Spiegelman ya había proyectado sus cicatrices en «Prisoner on the Hell Planet» donde desviaba la culpa del suicidio de su madre culpándola a ella. Reproducir después las difíciles experiencias de su padre en la guerra y los campos de concentración fue un intento imposible de acercarse a esa lejana y compleja figura paterna.

maus7

Así, a través de una serie de dibujos que parecerían más propios de Disney, el autor puede acercarse a un monumental proceso histórico (doloroso en el plano individual y en el universal) desde una perspectiva distinta, honesta y muy humana. Teniendo como protagónico a un personaje tan increíblemente antipático como Vladek (a diferencia de casi cualquier otro ejemplo de historia del Holocausto que puedan recordar) Spiegelman consigue definir las líneas narrativas de la humanidad: no importa cuan terrible ser humano haya podido ser, nadie merecía atravesar por ese infierno. No fue fácil para nadie. Uno puede tratar de maquillar la realidad e incluso así la realidad no dejará de ser horrible.

maus8

Yo puedo seguir escribiendo y escribiendo sobre las maravillas de «Maus», pero sin duda es de esas novelas gráficas que merecen estar en cualquier lista de ‘libros que hay que leer antes de morir’. Es poco decir que todo lo que se ha dicho sobre ella, todos los reconocimientos que se ha ganado, han sido más que merecidos. Una obra ejemplar, excelentemente bien lograda y cuyas implicaciones históricas y humanas construyen parte de la monumentalidad de su relato.

Lo fácil que uno aprendería historia si hubiera un equivalente similar para cada episodio histórico, ¿no?

maus9