Año nuevo, reseña de cómics nueva.

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Edgar Clement, y su obra más reconocida, «Operación Bolívar», son sin duda uno de los acontecimientos más importantes de la literatura ilustrada en México. Con una tendencia a la viñeta satírica y a cómics ligeros que emulen la serialidad estadounidense, el cómic mexicano no tiene demasiados exponentes fuertes en lo que a novela gráfica se refiere. Incluso la propia «Operación Bolívar» comenzó como una historia por entregas en la revista Gallito Cómics, antes de reunirse y reiventarse como un todo hacia su primera publicación completa.

bolivar14Y ahora hay ediciones especiales y toda la onda.

La obra de Clement condensa de manera efectiva y exitosa las aspiraciones de cierta literatura nacional: apropiarse de las marcadas influencias internacionales para transformarlas en un producto propio, único. Un punto en que converjan tradiciones y estilos entre el tributo y la metamorfosis. Después de todo ese ha sido el principio de toda la cultura mexicana, de toda la humanidad: tragarse los símbolos pre-existentes y convertirlos en parte de uno mismo. Algo nuevo creado a partir de los esqueletos de todo lo que tuvo que morir en el proceso.

bolivar9Un Arcángel Miguel con armadura de religiones caídas, por ejemplo.

Desde las herramientas de publicidad, las notas al pie cual texto académico, hasta un seguimiento propio del film noir, «Operación Bolívar» empieza con un cazador de ángeles (difícil pero por lo general bien remunerado oficio) que ve amenazada su profesión: uno de sus compañeros aparece desangrándose tras perder sus manos y la presencia de algunos ángeles parecen delatar un complot mucho más complejo del que parece en un primer momento. León y Román, ambos descendientes de nahuales, se ven involucrados en una trama de neoliberalismo, narcotráfico, violencia fortuita y mitologías entremezcladas que lo llevarán de la Angelópolis al Paraíso (Americano) y de vuelta a su particular infierno. Todos están vendidos al mejor postor y la presencia de ángeles y nahuales no cambia demasiado un panorama que a más de dos décadas de su primera publicación no parece muy lejano.

bolivar10La publicación total de la novela tardó algunos años y se nota en el ritmo variable que en algunas ocasiones cambia su foco de atención para inclinar la historia en algún sentido. De un desenfadado humor negro podemos pasar a prolongadas explicaciones o a detalladas metáforas políticas. Lo que en algún otro producto podría ser un inconveniente parece formar parte del estilo que Clement propone desde un principio. Sus mismos trazos van desde el barroquismo más detallado, al uso de sobre-posiciones de imágenes reales, hasta bosquejos que podrían parecer descuidados sino formaran parte de una composición mucho más compleja y elaborada. El autor no teme mostrar sus cartas y barajear de manera directa su gran número de referencias y símbolos, y es en parte ello lo que nos cautiva y lo que nos hace sentir parte de una historia en principio tan surreal entre el género detectivesco y la metafísica-ficción. Y es que parece querer decirnos que todos esos elementos, tan dispares como pueden parecer en un primer momento, son parte de la mexicanidad, de la cultura baja hasta la alta, del indio al que se le acusa de nahual hasta el gringo que quiere aprovecharse del libre mercado de la droga. Las calaveras de Posada y las tramas de novela policíaca son parte de nuestra cultura, al igual que las leyendas prehispánicas y las referencias a Goya o Picasso. El pasado y el futuro se mezclan en una historia que es todos los tiempos: el catolicismo apropiándose de otras creencias, los españoles apropiándose de los pueblos indígenas, los estadounidenses apropiándose de América Latina, el gobierno mexicano chingando a su pueblo. Pero es también la tópica historia de dos hombres que ‘se metieron donde no debían’ y decidieron solucionar la situación a madrazos.

bolivar6Cualquier parecido con la realidad.

El autor ha seguido trabajando ese universo oscuro de tráfico de ángeles en otras de sus historias y es, sobre todo, un gran impulsor de la historieta mexicana, que sin duda todavía no ha conseguido despegar como una tradición sólida en sí misma pero si nos vamos a encontrar con ejemplos como éste no es tampoco que vayamos a quejarnos. Varias de sus piezas, incluyendo esta novela gráfica, pueden descargarse de manera gratuita desde el SkyDrive de Edgar Clement así que no tienen disculpa, se los dejo en bandeja de plata. 160 páginas que no tienen desperdicio (y, por el contrario, tienen mucho beneficio).

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