bitchplanet 10_22Let’s rock ‘n roll!

Cuando se habla de cómics feministas, en muchas ocasiones se refiere únicamente a historias gráficas con protagonistas femeninas que atraviesan por un desarrollo personal más allá de lo usual en su género. Lo cual sólo demuestra lo poco desarrollados que están los personajes femeninos en las historias usuales (las superheroínas en contraposición con los superhéroes, por ejemplo) o la necesidad que hay de centrarse exclusivamente en ellos para que parezca que la cosa va en serio.
Ninguna de estas constantes motivó los inicios de «Bitch Planet», una historia tan exploitation como militante. En un mundo distópico (aunque no demasiado alejado de nuestra realidad inmediata), hay una cárcel espacial para mujeres cuyo delicado equilibrio está a punto de explotar.
¿Suena todo esto a película futurista de los 70? Esa es la idea.

bitchplanet 1_05Ok, deme cuatro.

Llegamos a esas facilidades, conocidas como Auxiliary Compliance Outpost y más informalmente como Bitch Planet, siguiendo inicialmente a Marian Collins, una mujer que se vuelve loca (y peligrosa, a los ojos del Estado) después de que descubre que su marido la engaña con una mujer más joven y más obediente. Non-Compliant (desobediente o no sumisa) es la palabra clave en un mundo (distópico, no lo olviden) en el que el rol de la mujer se ha vuelto un ideal que  no muchas alcanzan. Hay que tener cuidado de no ser demasiado brusca, demasiado gorda, demasiado enojona, demasiado exótica, demasiado poco femenina. La no perfección no tiene cabida en este futuro y qué mejor que mandarla al espacio y olvidarse de ella para siempre. Pero Kamau Kogo, Penny Rolle, Meiko Maki y otros personajes que comienzan a atravesarse tienen una idea muy distinta de cuál es el papel que deben jugar en este nuevo mundo.

bitchplanet 3_03Born big!

Kelly Sue DeConnick empezó la historia a finales de 2014 inspirada por las tramas de películas exploitation de mujeres en cárceles (oh, que maravillosos tiempo), y por el camino fue tomando todo lo demás que sirviera a ese propósito: ciencia ficción retro, blaxploitation, fascinación por lo asiático. Toda esa clase de subgéneros que prometen sangre, erotismo y surrealismo sin perder una sola gota (aunque es cierto que el erotismo está bastante contenido, no sé si por una cuestión de clasificación o porque no responde a las pretensiones de la historia – pero cuerpos desnudos no faltan, aunque sea limitados a su significado más ‘real’), pero que también tienen un importante mensaje detrás. Si esos eran los mundos distópicos que temíamos y adorábamos décadas atrás, ¿qué dice de nuestro mundo real este Bitch Planet que no siempre parece demasiado lejano?

bitchplanet 1_13Con 10 números publicados a la fecha (y sin una continuidad que nos permita suponer cuándo saldrá el próximo o cuánto más nos hace falta en la historia), queda claro que la trama de acción no busca perder ni en entretenimiento ni en contenido. Mientras vamos descifrando todos los componentes de este nuevo a través de las historias de las protagonistas, nos vamos encontrando con toda clase de posibles líneas para continuar: la búsqueda personal, la prototípica competencia sin reglas, el entramado de los intereses de ‘los padres’ de este nuevo mundo, un grupo revolucionario, sabotaje a los planes de otro, y otras cuestiones personales que bien pueden ir armando una historia tan compleja o concreta como se desee, bien condimentada con una magnífica protagonista de hierro, un estilo visual que puede parecer descuidado pero es bastante apropiado (hay por ahí algún artista invitado en los números dedicados a flashbacks) y una reflexión constante sobre la representatividad. Algo tan hablado últimamente en relación con manifestaciones como el cine (la televisión), la literatura (incluyendo la visual) y otros, y que no siempre se puede aterrizar de manera tan concreta como en este caso. Hay una elección deliberada en elegir un grupo de personajes étnicamente diversos, de representar específicamente ‘lo menos deseado’ de una (hipotética) sociedad, pero hay también una reflexión detrás y, sobre todo, una invitación a que el público no se quede sólo con el escape vertiginoso, la intriga, las nenas en la ducha, sino que lea entre línea y empiece a hacerse otra clase de preguntas. Preguntas que muy oportunamente tendrán espacio al final de la historia en sí.

bitchplanet 9_38Pocos cómics han buscado y conseguido crear comunidad como «Bitch Planet», y por esto no me refiero a la popularidad que pueda tener una historia y los fans que pueda atraer, sino el modo en que se relaciona con estos seguidores y establece un diálogo. Desde el primer tomo es evidente que DeConnick no está únicamente contando una historia (que es bastante entretenida, independientemente de lo que pueda tener detrás) sino abriendo una conversación. Tras concluir la primera lucha sangrienta contra los guardias, nos encontramos con un breve texto en que la autora explica un poco su perspectiva de lo que está haciendo, un ensayo sobre la idea de la opresión vista por aquellos que creen que no existe o que no se aplica para sí (hombres y mujeres por igual), una sección para fans (algunos tweets y fotos de anticipación por la historia) y una sátira de sección de anuncios de periódico en este hipotético mundo sexista (hipotético, ojo). En sólo diez tomo este par de páginas finales se convertirá en más de una decena, donde tendremos cada vez más extensas reflexiones de la autora, respuestas directas a correos con dudas y comentarios de los lectores, al menos un ensayo obligatorio por tomo que versará sobre temas como feminismo, representación, racismo y otras variantes de la opresión (no obligatoriamente centrados únicamente en las mujeres, sino justo una muestra de cómo esto se entrama en todas las relaciones humanas); espacios dedicados a otros proyectos sobre esta misma línea (entrevistas con artistas, guías de manualidades, apoyo a ilustradores independientes), recomendaciones de lecturas sobre distintos temas y una sección cada vez más larga para que los fans muestren sus cosplays, sus tatuajes de Non-Compliant y toda clase de cosas.

bitchplanet 7_37Toda clase de cosas.

En pocas ocasiones me he sentido tan atrapada tanto por una historia como por lo que sucede fuera de ella, ya que nunca he sido muy fan de leer los apuntes al pie de página de los autores, sobre todo porque casi siempre considero que la historia habla por sí misma. En ese sentido, «Bitch Planet» me parece que se consolida justamente como un planeta que busca crear un entramado de relaciones en las que el cómic es sí es solo una parte. De modo que, entre que no siempre me parece que el guion en sí sea el mejor y los momentos en que con un par de viñetas consigue emocionarme, hay mucho más de por medio: stickers feministas y un manual para tejer mis propios guantes. Cientos de versiones de un mismo tatuaje y lecturas extra bastante interesantes. Una puerta abierta a aventurarse a ese misterioso mundo del feminismo más allá de los prejuicios, las mujeres histéricas y el mito de su no existencia.
¿No nos sentimos todos finalmente juzgados por el mundo en nuestras más íntimas decisiones? O como diría Danielle Henderson: Are you compliant?

bitchplanet 4_01Sí, bueno, quizás no lo comenté, pero las portadas son una pasada.

Pueden comprar el primer número de «Bitch Planet» en inglés en Amazon México, o el tomo triple.