Aunque ya había dicho que las entradas temáticas serían sólo de 5 películas, aprovechando la enfermedad y que de por sí lo que más veo es terror: tenemos una entrada doble. Yeiii.

«The tag-along», Wei-Hao Cheng

Puntos extra para el terror taiwanés que se super lució en esta entrada. En general el humor chino suele ser ambiguo, para no apostar por completo al elemento paranormal, lo que en ocasiones puede arruinar una buena idea. Pero Taiwán no es China Continental (o eso dicen), y al menos en las producciones que comentaremos apostaron por sus leyendas tradicionales en un contexto actual, una escenografía estética y una dosis cuidada pero muy apropiada de susto que compensa sus momentos menos favorables (el CGI es el enemigo de casi todo el cine de terror).

La película está inspirada en una leyenda popular sobre espíritus de la montaña que engañan a la gente para que se pierda durante sus visitas a los bosques. En la trama se dice que una vez que un espíritu ha atrapado a alguna persona con sus trucos, ésta sólo podrá liberarse intercambiando su alma por la de alguien más, llamándolo por su nombre y esperando que esta persona responda. Ho Chih-Wei vive con su abuela sobreprotectora y tiene una novia, Shen Yi-Chun, que se niega a casarse. Está tan ocupado con sus propios problemas que minimiza los de su abuela, una mujer mayor que está preocupada por la desaparición de una amiga suya tras una visita que hicieron en grupo a la montaña. Cuando Ho Wen Shu-Fang comienza a decirle a su nieto que cree escuchar a su amiga llamándola, incluso que cree haberla visto de vuelta, él se limita a creer que simplemente regresó y que su abuela exagera todo el suceso.

Todo muy normal hasta que la propia abuela desaparece y es Ho Chih-Wei quien comienza a escucharla llamarlo por su nombre y cree por momentos encontrarla de vuelta.

Es, además de una película con una historia bien aprovechada (que decae un poco al final, tristemente, como suele pasarle al cine de terror), una producción muy estética que recurre a los elementos locales para darle más encanto a su guión. Diría que fue una sorpresa de lo más agradable e inesperado, pero ya me había encontrado poco antes con otra destacable producción taiwanesa.

«The heirloom», Leste Chen

Con 10 años de diferencia que se notan sobre todo en su estética y ciertos recursos que parecen algo clichés, «The heirloom» no demerita en cuando a aprovechamiento del folklore local con tintes de terror, a lo que se le suma también la noción histórica que separa a la isla de Taiwán del resto de China.

James es un joven casi huérfano que ha estudiado casi toda su vida en el extranjero, pero ahora quiere asentarse en Taipei con su novia Yo, quien no está muy segura de querer ya comprometerse (oh, las chicas taiwanesas no cambian en 10 años). De modo que la misteriosa herencia que recibe de familiares que hasta entonces desconocía parece ajustarse perfectamente a sus planes: una enorme mansión de la época japonesa que parece llevar demasiados años abandonada. En lugar de hacer lo que todo joven con dos dedos de frente haría, que es vender la propiedad y comprar algo increíble y ya remodelado con ese dinero, James decide mudarse de inmediato, con la limpieza abandonada de hace años. Entre mini fenómenos paranormales que todavía no preocupan demasiado a la pareja y sus amigos, encuentran en el ático un enorme altar familiar dedicado a fetos adorados como dioses.

Gracias, folklore asiático.

Aunque la película tiene algunos trucos un poco fáciles (y algo de mal CGI, no puede faltar), el más que interesante trasfondo y el modo en que se lidia con él consigue compensar incluso los puntos clichés de la relación sentimental entre los protagonistas (dura poco, ya que eventualmente tendrán que preocuparse más por su supervivencia). Ya conocía un poco de la tradición de fetos alimentados y adorados (por otra gran película taiwanesa, pero que se enfocaba en la tradición en Tailandia), pero aquí está más que excelentemente aprovechada.

«Red state», Kevin Smith

En mi mente la película se trataba de otra cosa totalmente distinta y es por eso que la tenía en espera desde hace tanto tiempo, incluso siendo de Kevin Smith, a quien ya sabrán que adoro con sus malísimas películas de seudo terror canadiense. Pero el asunto va de sectas y a mí me encantan las tramas con sectas.

En un pequeño pueblo estadounidense hay una secta sospechosamente parecida a la Iglesia Bautista de Westboro, por aquello de ser en extremo homofóbicos y amar las manifestaciones. Aparentemente, aparte de eso, no se meten con nadie más, en parte porque el resto de la comunidad los odia un poco. Por otro lado, tres jóvenes adolescentes se escapan una noche para visitar a una mujer con la que uno de ellos pactó en línea el que tuvieran una mini orgía. Nada raro por allá. La mujer es una Melissa Leo muy tapada que no es precisamente la fantasía de los jóvenes pero ey, orgía es orgía. O al menos eso creen ellos hasta que la casual cita online termina convertida en una misa de sangre. O algo así.

Una película increíble sobre todo por su perspectiva descarnada de la situación. Nada de sospechar que no matarán a un personaje porque ya nos encariñamos con él, aquí es un sálvese quien pueda que trata de dejar en evidencia como absolutamente todo lo que hay detrás de la sociedad moderna está corrompido. Con muy buenas actuaciones, grandes momentos y muchos puntos en que juegan totalmente con nuestros sentimientos, la cinta nos lleva de Westboro a los Davidianos, a prácticamente todas las cosas horribles que ha hecho el gobierno de Estados Unidos por su gente y por quien se cruce en su camino.

«Carnival of souls», Herk Harvey

Uno de esos clásicos que parece que uno tendrá siempre pendientes. Además uno que tiene un nombre precioso y uno creería que eso bastaría para haberme atrapado desde antes.

Diría que «Carnival of souls» tiene una estructura inusual para una película de terror y que su ambientación en muchos momentos parece a punto de caer en el surrealismo, pero sin perder de vista el hilo argumental que va guiando todos los sucesos. Mary Henry iba con un par de amigas en auto cuando, por andar carrereando con unos jóvenes en otro carro, se accidentan y caen por un puente. No sólo es Mary la única superviviente, sino incluso el único cuerpo que se encuentra tras la tragedia. Incapaz de soportar su vida después de ello, decide mudarse de ciudad y empezar de nuevo en otra como pianista de iglesia. Aunque trata de rehacer su cotidianidad, o algo así, su humor se ha visto trastocado para siempre. Y cuando el sacerdote de la iglesia donde trabaja la lleva a conocer las ruinas de un carnaval abandonado, su realidad comienza a desequilibrarse al punto de que creer volverse loca. O que algo en ese carnaval la está llamando.

Aunque la cinta parece más un drama con un contexto sobrenatural, el terror se presenta con su mayor elegancia en cada uno de sus elementos. Y tal vez es precisamente por eso que luce más, sin contar las cuestiones que podrían parecer sin importancia de los eventos cotidianos en las subtramas. Una película preciosa y casi sorprende que sea la única conocida de su director.

«Fear, Inc.», Vincent Masciale

Y empezamos con mis debilidades: el terror que pinta para ser malo pero que todavía tiene algunas sorpresas bajo la manga.

Joe es un adicto al miedo. No sólo al terror y sus parafernalias, aunque obviamente es lo más fácil de encontrar, si no a la sensación del miedo y, como bien adicto, difícilmente encuentra algo que pueda saciarlo. Junto con su novia Lindsey, quien tiene suficiente dinero como para llenar los posibles huecos de guión, tratan de buscar experiencias que valgan la pena: bares de terror, bromas de Halloween, etc. Un día un hombre cero misterioso se acerca a ellos y les ofrece los servicios de su compañía, Fear, Inc., terror a la medida, pero ninguno lo toma tan en serio. Eso hasta que en la noche con la visita de sus amigos Ben y Ashleigh, Joe se entera de lo que dicen sobre Fear, Inc.: que son the real deal, demasiado peligrosos para siquiera considerarlo de verdad. Y claro, esas son las palabras mágicas.

Yo tenía la idea de que se trataba de una película de terror cámara-en-mano y, aunque adoro ese subgénero, me alegra que no lo fuera. Creo que eso le permite aprovechar mejor el recurso del humor que sin duda es una de sus principales fortalezas. Aunque la idea de la premisa es buena, no puedo decir que sea completamente original en cuanto al uso de sus trucos para provocar el terror, aunque en ocasiones puedan funcionar bien (una de sus primeras escenas es muy a lo «The strangers» y eso no puede fallar) (ok, sí puede, pero en este caso no lo hace; aunque obviamente no sea «The strangers»). Su otro punto fuerte es obviamente la evocación, porque si estamos viendo una película así es muy probable que nosotros mismos seamos unos terror junkies que fantaseamos con algún día atrevernos a solicitar unos servicios de origen tan dudoso.

De resto puede caer un poco en los tópicos y el final es bastante esperable, pero creo que se compensa con sus momentos iniciales y las personalidades de algunos de sus protagonistas (Joe, gracias al cielo, no es un protagonista odioso, aunque muy fácilmente podría haber caído en ese estereotipo).

«Ghost child», Gilbert Chan

¡Terror singapurense! Al parecer es la primera película singapurense en general de la que voy a hablar en este espacio. Perdóname, Singapur, estoy segura de que también tienes grandes clásicos. Pero aquí vinimos a hablar de niños fantasmales.

Aunque la producción claramente tiene mucho menos presupuesta que las dos taiwanesas referidas anteriormente, también sigue la línea de aprovechar elementos del folklore local para hacer una historia de terror propia (en el caso de Singapur, además, puede aprovechar elementos de cada una de sus etnias). Kim y su abuela se había acostumbrado a vivir solas tras la muerte de su padre y la mudanza de su padre a Malasia para trabajar ahí. Sus calificaciones van mal en la escuela y es víctima de bullying por ser huérfana (porque los adolescentes son culeros en todos lados). Un día su padre, Choon, regresa inesperadamente pero no viene solo, tiene una nueva pareja malaya, Na, quien no será bien aceptada en su nuevo hogar. Y si el problema no es sólo tener que lidiar con el bullying y la presencia de una nueva mujer, con la pareja llega *algo* que empieza a provocar eventos sobrenaturales en el hogar.

Seguramente todos podemos suponer que hay un niño (fantasma) de por medio, pero en lo que se refiere a toda la extensión de la trama, la leyenda específica en la que se basa es mejor irla descubriendo conforme avanza la acción. De hecho creo que el no saber durante gran parte del inicio qué es realmente lo que pasa es algo que funciona en la historia general. Incluso logrando algunas muy buenas ideas de terror, aunque sean a veces arruinadas por el terrible CGI (ahí es donde brilla el presupuesto).

«Shelter», Måns Mårlind & Björn Stein

La verdad es que para ser una película de Julianne Moore, no tenía ni idea de que existiera. Aunque no es precisamente que Moore haya hecho grandes elecciones en cuestiones de terror, como algunos recordarán a su popote cósmico.

En este caso es una psiquiatra forense super chingona (pero sospechosamente muy católica) que trata a los peores asesinos y que no cree en la excusa de la personalidad múltiple (ah, se llama Cara, btw). Un día, su padre, también psiquiatra, le dice que tiene un caso especialmente para ella, aunque tampoco parece que le encante la idea de que su padre la esté metiendo en casos ajenos. Pero igual conoce a Adam, un joven en silla de ruedas sumamente retraído (interpretado por Jonathan Rhys Meyers, a quien no veía en una película hace muchos años) que no parece presentar mayor complejidad como caso. Es hasta que su padre los llama por teléfono dentro de la sala de interrogatorios y pregunta por David que Cara se da cuenta de que su padre, una vez más, trata de convencerla sobre la personalidad múltiple. David es radicalmente distinto, es agresivo, extrovertido, tiene otra historia y, sobre todo, no tiene ningún problema en su columna. Lo cual no sería especialmente intrigante si no fuera porque sus exámenes físicos al respecto muestran que, en efecto, uno de ellos tiene un problema de discapacidad y otro no.

En general es una película bastante típica de personalidad múltiples donde, para darle un poco de variedad, se mezclan algunas cuestiones religiosas que le dan un pequeño toque distinto. Ninguno de sus elementos es que destaque demasiado, pero creo que en general consigue mantener un tono apropiado para no pecar de fallar dramáticamente en alguno de sus elementos. Moore se luce mucho más que Rhys Meyers, quien en general me parece un buen actor, pero que no aprovecha para nada su papel de personalidad múltiple.

«Teeth», Mitchell Lichtenstein

De esas cintas de serie no demasiado elevada de las que seguramente todos hemos visto alguna escena o imagen por el internet, pero que no siempre terminamos por buscar para verla completa. Y eso que se trata de un caso de vagina dentata y según muchos tiene una de las escenas de castración más destacables del cine (pueden imaginarse la competencia).

Dawn es una joven que vive con su madre, su padrastro y su hermanastro, y que representa el modelo típico de adolescente estadounidense que cree en la virginidad hasta el matrimonio. Forma parte de asociaciones al respecto y tiene una idea bastante idealizada sobre el matrimonio. Y aunque es vista por la mayoría de sus compañeros como una rara, no deja de ser una chica bonita con un cierto número de enamorados. Y justo cree conocer al hombre ideal cuando conoce a Tobey, un chico guapo que parece compartir los mismos intereses virginales que ella. Pero, ja, esto es una película de terror, y a diferencia de los slashers que se ensañan con los fornicadores, la vida hará hasta lo imposible para poner a Dawn en el camino de la tentación. Tanto que ella descubrirá que su virginidad no es sólo una decisión ultraconservadora, sino un instinto de supervivencia ante su propio interior, mucho más colmilludo de lo que ella se imaginaba. If you know what I mean.

Con todo y la trama bastante tonta y pensaba exclusivamente para meter el elemento sorpresa tan anunciado, la película funciona bastante bien en su tono. Ni Dawn se pasa insoportablemente de puritana, ni sus luchas contra las cuestiones sociales/sexuales adolescentes parecen disparatadas, ni su descubrimiento drástico parece fuera de lugar (dentro de una trama del estilo, quiero decir). Es, claro, mucho más divertida que terrorífica y el elemento gore no exagera demasiado aunque incluya castraciones, pero como la versión de mini terror de ‘películas domingueras’ queda bastante bien.

«Burnt offerings», Dan Curtis

La elegí en su momento por el título y me decidí a verla sin leer previamente de qué iba, aunque cuando son películas retro uno puede hacer ciertas suposiciones.

Ben y Marian Rolf son un matrimonio al que le gustaría tener una casa para vacacionar, pero no tienen demasiado dinero para invertir en ello. Un día visitan una casa que aparecía en un anuncio supuestamente por un buen precio y se encuentran con el gancho que ya sabemos en el que no hay que caer: casa enorme, preciosa, en medio de la nada, por una cantidad ridícula. Y con una condición engañosa: en la casa se quedará la madre anciana de quienes la alquilan, a quien deberán subir comida cada día pero no entrar jamás en su habitación. Ahí donde todo parece decir «¡corre!», incluso para Ben, para Marian es una maravillosa oportunidad de por fin tener una casa enorme para ella y su familia. Y como ahí ella es la que manda, se muda pronto la pareja con su hijo y una tía mayor para tratar de pasar unas vacaciones de ensueño.

Y todos comienzan a volverse locos, básicamente.

Aunque la película tiene el punto fuerte de construir lentamente su ambientación, que es lo principal en la trama hay concentrarse mucho en la figura de la casa en sí, eso por momentos también le juega en contra y no siempre consigue las mejores escenas. Porque llegado un punto uno piensa en lo absurdo en que es que los personajes sigan ahí, incluso antes de que podamos comprobar que no tienen demasiado opción, y eso le resta un poco de fuerza a los momentos tal como se presentan. Por otro lado, completamente distinto, durante toda la película me pareció poderosamente conocida la madre protagonista, interpretada por Karen Black, antes que investigara que muchos años después encarnaría también a otra madre de terror en «La casa de los 1000 cadáveres».

«The stepfather», Joseph Ruben

Otra película retro, aunque mucho más fácil de deducir por el propio título de qué va la trama y que además cuenta con un remake más o menos reciente. Yo siempre opto por ver primero las originales, aunque en algunas veces no me quedan demasiadas ganas para luego darle oportunidad a los remakes.

Como podrán adivinar, la película va sobre un padrastro. Un padrastro genial, amoroso, buena onda, amante padre de familia, para todos menos para su hijastra, Stephanie. Todos suponen que es por la muerte reciente de su padre y que se niega a ver a su madre con alguien más, pero ella dice que detrás de toda esa fachada de hombre bueno encuentra algo raro en Jerry (interpretado por Terry O’Quinn, a quien seguramente muchos recordarán por «Lost»). Y de extraño no tardará demasiado tiempo en pasar a perturbador, porque conforme su imagen de familia perfecta va siendo más difícil de conseguir, Jerry comienza a desesperarse. Al mismo tiempo, en otra parte del país (pero no demasiado lejana), un hombre investigará sobre un crimen que ya ha dejado de ser noticia en que una viuda y sus hijos fueron brutalmente asesinados por su nueva pareja, quien después desapareció sin dejar rastro. Cero sospechoso.

La película tiene las desventajas de ese terror que se centra en una sola cosa y que puede hacer que la trama se sienta demasiado larga por momentos, pero también tiene ventajas, como que su protagonista es bastante convincente en sus dos aspectos extremos de desequilibrado, por lo que no queda acartonado su papel. Ahora, para que haya dos secuelas y un remake, tal vez sea un poco excesivo.