Joe Sacco ha logrado inscribirse en la historia de los cómics en gran medida por lo que él consideraba su primera vocación: el periodismo. Incapaz de poder seguir este camino después de haber estudiado la carrera y trabajado para algunas publicaciones no demasiado interesantes, decidió darle una vuelta a su vida regresando a su Malta natal (también sería uno de los primeros autores de cómics en Malta, ya que no había demasiada competencia) y tratar de aprovechar lo que en ese entonces era un pasatiempo: dibujar historietas. Después de que la ficción no funcionara demasiado bien para él, sus mundos se encontraron y él se encontró de pronto en Palestina -pasa todo el tiempo- reportando la Guerra del Golfo desde sus viñetas.

gorazde2Voy a confesar que el primer libro que empecé a leer de él fue sobre Gaza, pero algo se interpuso en nuestro camino.

Y seguro que regresaremos a Palestina en futuras reseñas, pero aquí lo que nos concierne no es Gaza, sino Gorazde, pequeña ciudad de la ex-Yugoslavia y territorio actual de Bosnia y Herzegovina, a la que llegó durante la Guerra de Bosnia.

gorazde3Y yo quizás haya llegado a ella buscando lecturas sobre genocidios.

Aunque actualmente ya estamos acostumbrados a hablar de cómics para adultos, realistas, históricos, la particularidad del estilo de Sacco no es sólo introducir una lectura sumamente periodística, sino también saber cuándo distanciarse de ella. Si a un tiempo nos permite asomarnos a complicadas cuestiones históricas como es todo lo relacionado con Yugoslavia, también nos da la sensación de acercarse a los actores como un amigo, una suerte de confidente que no comparte su mundo pero se encuentra atrapado en él. Prueba de ello es que se introduce a sí mismo, y a toda la situación, como un oyente que tiene que justificar cómo es que llegó al punto en que empieza la narración y conoció a aquellos que realmente tendrán la palabra.

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Sacco es un protagonista de refilón, un personaje patético pero necesario para que las otras voces no sean dominadas por la gravedad de la situación y puedan involucrarse también en pláticas mundanas. Gorazde no es Sarajevo (al que el autor dedica su siguiente libro) y probablemente resuene mucho menos históricamente a estas alturas, pero Sacco lo eligió (como periodista y luego como caricaturista) por encarnar en su delicada situación el caos inherente a su conflicto.

gorazde5Mientras se mataban entre unos y otros (muchos más serbios a bosnios que viceversa) y se avanzaba territorialmente, el país se iba fragmentando en zonas, en etnias, en sitios de masacre. Serbia buscaba tragarse a Bosnia (y seguro luego a Croacia y a quien se dejara), pero la cuestión geográfica no es tan fácil como decidir quién se queda con quien. Dibujar una frontera en guerra es rehacer un mundo donde cualquiera puede quedar del lado equivocado. Y Gozrade estaba del lado equivocado. Último bastión de un territorio bosnio/musulmán rodeado de serbios. Gozrade era uno de los seis enclaves bosnios en medio de territorio serbio y fue declarado en 1993 como ‘zona segura’ por las Naciones Unidas, lo cual en ese momento significa únicamente que el ejército enemigo no podía entrar a masacrarlos tan descaradamente. Durante el transcurso de la guerra, de 1992 a 1995, Gozrade representó la inutilidad de las Naciones Unidas y las estrategias políticas en un territorio en el que lo único que parecía buscarse era la sangre. Pese a su condición de zona segura, la población (que en la actualidad no llega ni al ciento de miles de habitantes) pasó casi toda la guerra incomunicada del resto del territorio (especialmente de su capital, Sarajevo), de cualquier intento real de ayuda, y a merced de un enemigo que se encontraba apenas del otro lado del horizonte y que podía atacar en cualquier momento. Y lo hacía.gorazde6

«Safe Area Gorazde» se desdobla en dos visiones de un mismo relato. El inmediato, en el que vemos a Joe tratando de colarse en convoys humanitarios para viajar, recorriendo las calles destruidas de la pequeña población bosnia, hablando con jóvenes sobre música, marcas de ropa, los bares de la ciudad. El otro es el recuerdo que sigue perviviendo en el presente como una marca de bala: Edin, el verdadero protagonista, un joven local que estudiaba en Sarajevo hasta que estalló la guerra y regresó para luchar en el frente, explica a grandes rasgos el inicio del conflicto y cómo los ha afectado directamente a ellos; luego, los testigos, todo tipo de personas/personajes que se cruzan por la vida de Sacco y que le van contando algunas de las atrocidades de las que han sido testigos. Apenas un poco de todo el horror que esconde la guerra y que puede pronunciarse. O dibujarse. A veces no sabemos si es peor ver representaciones caricaturizadas de momentos atroces o saber que no hay modo de comunicar los más inhumanos pasajes.

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Al final, extrañamente, «Gorazde» no es ni una crónica periodística ni un cómic narrado desde lejos. No es un recuento hiperrealista pero tampoco es una ficción subjetiva que se limite a contar un solo lado. Joe Sacco, pese a tener un estilo de narrar que puede no atrapar en un primer momento, terminando ocupando una posición íntima dentro de esa historia que quiere contar que hace que nos sintamos también partícipes de ella. Que entendemos un poco, aunque no todos, que nos asomemos, pero no demasiado. Que quede retratada más que una guerra, la vida de aquellos que se encontraron atrapados en ella. Y esa es una perspectiva que sin duda se nos escapa mucho en la Historia.

Ya todos imaginamos que sus libros palestinos caerán más antes que después, ¿no?

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