«You were never really here», Lynne Ramsay

Seis años separan a «We need to talk about Kevin» de «You were never really here», dos títulos concisos y bellos que corresponden a dos piezas increíbles de una increíble directora. En ambas, un adulto caído en desgracia trata de re-entender el mundo a través de la mirada de un joven casi niño. En ambas hay un deseo estéril de redención y un mundo desolado al que el espectador no sabe cómo hay llegado.

Considerada una de las mejores películas del año pasado y con merecidos premios a mejor guión y mejor actor en Cannes, nos introduce a Joe (encarnado por un siempre enorme Joaquin Phoenix), un hombre solitario y atormentado que se dedica al margen de la ley de rastrear chicas desaparecidas. Con pocas palabras pero un excelente uso de tácticas militares, se ve envuelto en situaciones de las que prefiere saber poco y enfocarse en su objetivo. Parecería que este trabajo se ha vuelto también rutinario hasta que se encuentra con Nina, una joven cuyo secuestro es un entramado mucho más complejo del que parecía cuando se le encargó la misión.

Con un mínimo de información y de diálogos, somos guiados por la trama como si nos arrastraran con ella en contra de nuestra voluntad, y sosteniéndose sobre la desgarradora y poderosa interpretación de Phoenix que representa de forma visceral, corpórea e íntima el retrato de un hombre destrozado, sin que sepamos por qué.

Aunque me gustó mucho la película y bien sé lo odioso que resulta comparar, no puedo evitar sentir que re-visitar a Ramsay me recuerda sobre todo la brutal y maravillosa película que es «We need to talk about Kevin». Así que ya saben, se pueden apuntar las dos.

«Born in flames», Lizzie Borden

Debo confesar que lo primero que llamó mi atención de esta película es que la directora compartiera el nombre con ‘la asesina del hacha’, joven que en 1892 fue acusada de asesinar con un hacha y desnuda a su padre y su madrastra.

Si esto no es más que meramente anecdótico, resulta también curioso que la película sea considerada una suerte de cuasi falso documental de ciencia ficción de los 80. Presentando un mundo en el que una revolución pacífica llevó a los Estados Unidos a tener un gobierno socialista, pero que no deja de ser una distopía en la que las minorías, pese a su supuestamente representadas por el gobierno, no son tomadas en cuenta y terminan básicamente con los mismos problemas que tenemos en la actualidad.

Es un ejercicio casi experimental y que puede desconcertar en algunos momentos, ya que no se nos introduce tan claramente a las condiciones de esta distopía y hay tramos en los que podríamos que nos encontramos ante un documental real de los años 80, con el detalle de que tal vez hayan algunos grupos extremistas que no nos suenen demasiado.

Aunque para mí resultó interesante, me parece que es una pieza a la que es mejor adentrarse conociendo ya de antemano qué es lo que vamos a encontrarnos, para permitirnos tener un mejor análisis y prestar atención a ciertos detalles de lo que estamos por ver.

«Danzón», María Novaro

Para que no piensen que nunca veo cine mexicano, aunque sea poco, y a veces incluso menos de lo que quisiera. «Danzón» no me emocionaba demasiado, pero si en general no suelo ver (como tantas personas) suficientes películas dirigidas por mujeres, por directoras mexicanas es muchísimo menor el número (de hecho justo ahora no se me viene ninguna a la mente).

Julia es madre soltera y operadora telefónica en la Ciudad de México de inicios de los 90. Su vida discurre sin demasiadas emociones y lo único que realmente parece emocionarla son sus miércoles de danzón en un salón, donde hace años es pareja de baile de Carmelo, un excelente bailarín pero de quien apenas sabe algunas cosas. Un miércoles Carmelo no llega y la ligera preocupación inicial se va transforman con las semanas. Julia parece al borde del colapso y eso deja entrever cuánto de su vida depende sólo de esos momentos. Contrario a su personalidad, se pone a buscar a Carmelo, no sólo por la ciudad con los pocos datos que tiene, sino yendo hasta Veracruz, su lugar de origen, para ver si descubre qué fue lo que pasó.

Se trata de una película que brilla en su simpleza con un ánimo y ternura que parecen olvidados, sobre todo por una cinematografía que se ha construido en los últimos años en gran medida sobre el drama (y la comedia mala). Uno de sus mayores encantos es esa visión del Veracruz de tantos años atrás y el modo en que Julia lo descubre y se descubre. Sumado a una música que no busca protagonismo pero que siempre está ahí, hay un encanto inesperado y feliz en una historia que tampoco busca grandes desenlaces.

«The bad batch», Ana Lily Amirpour

Ana Lily Amirpour rockeó mi vida, y la de muchos otros, hace algunos años con «A girl walks home alone at night», una cinta de vampiros, con un ambiente de ciudad perdida estadounidense, rodada en persa, con un increíble soundtrack y un muy libre estilo a lo film-noir. Muy prometedora opera prima. Tras lo cual no es que me encantara la idea de que grabara ya mucho más al estilo hollywoodense con la promesa de «The bad batch» (estoy viendo que en España la tradujeron como «Amor carnal» y WTF) que mucho tardó en llegar. Pero bueno, igual era un futuro distópico, desierto, caníbales, Jason Momoa y Keanu Reeves, la promesa ahí seguía.

El resultado está a medio camino. Con una buena premisa y sin duda un gran esfuerzo técnico para alcanzarla, la película da algunos saltos no siempre bien sorteados. La protagonista se queda bastante atrás en las expectativas del filme, convirtiéndose en un personaje bastante unidimensional pese a las situaciones por las que atraviesa, y el hecho de seguirla tan de cerca hace que se pierdan otros elementos que podrían ser más interesantes. Creo que lo mejor sin duda es la ambientación y si uno es fan de cintas de exploitation disfrutará de algunos guiños y de la violencia fortuita lograda con efectos prácticos.

Pero, si quieren ver algo de Amirpur, vayan a sus inicios. Imdb dice que está planeando una cinta llamada «Blood moon» sobre una chica con poderes huyendo de un asilo mental, pero puede que nos tome todavía unos años poder verla.

«Lady Bird», Greta Gerwig

Tenía la idea de que algo había comentado sobre esta película con miras a los Óscares pasados, en los que tanto fue nominada, pero supongo que debí verla tiempo después. Greta Gerwig me encantó como actriz en «20th century women» pero no la relacioné como guionista y directora de «Lady Bird» hasta mucho después. Tal vez porque su papel como Abbie dista tanto de Christien ‘Lady Bird’, lo cual obviamente tiene que tener una relación directa.

No me suelen gustar las películas coming-of-age, no sé si porque yo fui una adolescente insoportable o hay alguna otra explicación psicoanalítica de por qué no tolero las historias de pubertos-adolescentes. «Lady Bird» no es precisamente una excepción, lo cual es una pena, porque la película tiene méritos técnicos y artísticos por destacar. Y hay ciertas cosas de Lady Bird que me llegan, para luego resultarme un personaje muy difícil de tragar, al igual que el segundo más relevante, que es la madre.

Finalmente, aunque pueda decir que de modo general no me encantó, sé que es una película de la que voy a conservar muy claramente ciertos momentos y cuya imagen no dejará de parecerme bella de algún modo.