A estas alturas de la globalización, hablar de cinematografías inusuales no implica necesariamente cosas nunca vistas o imposibles de conseguir, pero mientras la gran mayoría de las producciones que llegan a nuestras pantallas sigan siendo estadounidenses, no siempre nos damos la oportunidad de explorar otros cines, de culturas no necesariamente distantes o exóticas.
De modo que, sin distinción de tiempo o género, aquí va una nueva lista temática y una recomendación de algunas películas de otras partes no tan exploradas del mundo (al menos cinematográficamente).

«Hunt for the wilderpeople», Taika Waititi

cinematografias2Nueva Zelanda. Ahora todos conocemos (o deberíamos conocer) a Taika Waititi como director de «Thor: Ragnarok» (y muero por ver qué hará con la saga), pero hay que saber que él era increíble desde antes. Hace un par de años dirigió «What we do in the shadows» y el año pasado nos regaló esta maravillosa joya neozelandesa que es «Hunt for the wilderpeople» (hasta el título es precioso), aprovechando sus capacidades para la comedia, la humanidad más tierna o dramática, y la multiculturalidad de su país aunque pueda parecer de inicio ‘otro sitio más donde hablan inglés’.

Ricky es un huérfano al que se le presenta la última oportunidad de ser adoptado, pese a su avanzada edad, antes de que lo manden a un reformatorio por su rebeldía (encantadora rebeldía neozelandesa, al parecer). Él no está muy encantado con sus nuevos padres, Bella y Hec, una pareja muy dispareja que vive a mitad de la nada, campiña oceánica, pero, como podrán imaginarse, eventualmente comienza a sentir que quizás después de todo tenga un hogar. Y, como quizás supongan, la trama no puede terminar ahí. Esta cacería, como su nombre indica, es una cinta de persecución, de comedia, con dos increíbles actores llevan todo el peso de este excelente guión: el joven Julian Dennison y el reconocidísimo Sam Neill (superando por mucho ‘no soy bueno con los niños’ de «Jurassic Park»). Waititi tiene una capacidad única, que empezaba a desarrollar en anteriores cintas pero aquí perfecciona, de entremezclar una historia con implicaciones serias (la orfandad, problemas de comportamiento, problemas en las relaciones interpersonales, acusaciones legales de todo tipo) con un tono desenfadado y fantástico que no pierde de vista el origen de todos los hechos: un chico que siente que tiene que pelear contra cada paso de su vida y que ahora busca convertirse en el héroe típico (que resultara, en la práctica, bastante atípico) de cualquier historia de aventuras.

Es una pena que no la haya visto el año pasado porque sin duda hubiera quedado en un lugar importante en mi top de favoritas.

«The secret of Kells», Tomm Moore & Nora Twomey

cinematografias3Irlanda (en coproducción con Francia y Bélgica). Una película que tenía pendiente ver desde hace muchísimo tiempo, incluso vi antes «Song of the sea» del mismo director. «The secret of Kells» es una maravillosa animación que aprovecha una inspiración visual irlandesa de lo más barroca, con un poco de historia, el amor por los libros y mucha mitología (algo que parece ser un sello característico de Moore). Retomando temáticas de la película anterior, el protagonista es un chico huérfano, Brendan, que vive en un remoto monasterio alrededor del cual se construye una muralla para protegerse de las invasiones bárbaras. Brendan nunca ha conocido el mundo más allá de esa muralla, pero con la llegada del legendario Aidan, escribano de otro monasterio, nace en él el poderoso deseo de acercarse al arte literario (e, indirectamente, de adentrarse en el bosque donde deberá conseguir las materias primas para las tintas). Y en el bosque de encontrará con Aisling, un pequeño espíritu que lo introducirá en ese mundo fantástico que pronto ira complicando una realidad que él creía muy pequeña.

Varios arquetipos de historias clásicas se mezclan en un logro visual impresionante que le da una dimensión distinta tanto a la naturaleza como al amor por la palabra escrita. Sin perder de vista que se trata finalmente de una historia infantil que no debe complicarse demasiado, la película se recrea en los pequeños detalles, dándoles tanta importancia en el conjunto para que armen preciosas piedras que nos hablen de los personajes y su contexto más allá de los meros diálogos y acciones.

El director se encuentra actualmente en pre-producción de su próxima película, «Wolfwalkers», que aparentemente va de hombres lobos irlandeses. Muero de ganas.

«The dead lands», Toa Fraser

cinematografias4Nueva Zelanda (en coproducción con Reino Unido). Parece que este país está con todo (en mi vida cinematográfica, al menos), pero además esta producción tiene la notable característica de haber sido rodada enteramente en maorí y con puros actores con al menos un poco de esta ascendencia étnica (supongo que las cosas se complican cuando necesitas que casi todo tu cast sepa pelear tribalmente). «The dead lands», con todo y su título de película de terror, es una épica clásica como no pensé ver fuera de los presupuestos hollywoodenses, ya no digamos con grupos étnicos minoritarios (aunque todos hayamos oído hablar de los maorí, no llegan al millón de personas). Seguro que la coproducción británica y el hecho de que el director es parcialmente de esta nacionalidad (tiene herencia de Fiji también), influyeron en este hecho, pero la realidad es que más allá de tener un puntaje sorprendentemente bajo en imdb, es una increíble película de acción y un retrato íntimo al menos de lo que debe ser la tradición épica dentro de la cultura maorí.

Dos tribus maoríes llevan años viviendo en paz después de haber sido sangrientos enemigos, pero en un encuentro entre ambas, Hongi, el hijo del líder del pueblo anfitrión, descubre espiando que el hijo del líder de la otra tribu ha profanado los huesos de sus antepasados y que pretende iniciar una nueva guerra para mostrarse a sí mismo como guerrero. Hongi fue criado en tiempos de paz y de acuerdo con su padre no tiene madera de guerrero, pero ante la necesidad de demostrar su valía y defender el nombre de su tribu ante sus ancestros, tendrá que adentrarse en las ‘tierras muertas’ y encontrar al guerrero-monstruo que le permitirá cumplir con su misión.

Tatuajes tribales, mujeres-brujas internadas en el bosque, peleas a base de machetazos y dientes de tiburón. No me digan que no se mueren por verla.

«Forushande», Asghar Farhadi

cinematografias5Irán (en coproducción con Francia). Ya había comentado muy poco sobre esta película a raíz de que creía que se llevaría el Óscar a Mejor Película Extranjera, como así fue, en gran parte debido a que se le había prohibido la entrada al país a su director para asistir a la premiación. Y no es por hacer menos a la película, ni mucho menos, pero el problema es que Farhadi tiene una filmografía tan increíblemente buena (en 2012 se habría llevado el mismo premio por la excelsa «Nader y Simin») que resulta un poco difícil poner a «The salesman» (su título internacional) en la comparación.

Emad y Rana son una pareja de actores que trabajan juntos en la puesta en escena de «La muerte de un viajante», de Miller, al tiempo que él da clases y que buscan un nuevo sitio para mudarse. Otro de los actores les ofrece un sitio que renta ya que acaba de irse su último inquilino y las complicaciones empiezan desde el día de la mudanza en que descubren que aparentemente la persona decidió dejar ahí todas sus cosas prometiendo que en algún momento iría por ellas. Pero lo que olvidó mencionar este bienintencionado amigo es que el último inquilino era una prostituta que, por lo que parece, salió huyendo de imprevisto, y esto es algo que la pareja no descubrirá hasta que Rana terminé en el hospital tras haber sido agredida por un extraño que entró en la casa esperando encontrar a alguien más.

«The salesman» es una película que gana mucho más por lo que no dice, por lo que tenemos que leer muy entre líneas de una sociedad donde la vergüenza se extiende por demasiados ámbitos de la vida privada y donde tendremos que suponer y completar algunas de las escenas. Cautivante y enigmática, ya se le hizo costumbre a Farhadi hacer excelentes retratos de la sociedad iraní actual.

«Ifigeneia», Mihalis Kakogiannis

cinematografias6Grecia. Poca ayuda necesitan los griegos con las tramas cuando su literatura clásica les ha dado historias increíbles. De las cuales no es que Ifigenia sea una de las más emblemáticas, pero el director se encarga de adaptar la obra de Eurípides para convertir a esta joven en todo un símbolo, gracias en gran medida a la maravillosa encarnación de Tatiana Papamoschou.

Ifigenia es hija de Agamenón (hermano de Menelao, esposo de Helena) y Clitemnestra, y protagonista de una tragedia como sólo los griegos sabían urdir (es hermana de Electra, de quien también Kakogiannis tiene una película, pero no se aparece en esta ocasión. La cinta empieza durante la Guerra de Troya, en el episodio más relevante de la vida de la joven, cuando su padre se dirige a Troya para apoyar a su hermano y sus tropas se quedan varadas por falta de viento. Aquí las participaciones de los dioses son una verdad hablada pero también puede verse como una metáfora de las fuerzas de la naturaleza, inconquistables. Nada se nos dice sobre que Agamenón esté siendo castigado ni qué dios tuvo la responsabilidad de detener a sus tropas. Lo único cierto es que la guerra se desarrolla lejos de ellos, los soldados frustrados e inmóviles demandan a su líder, y un funesto designio divino exige un sacrificio.

La película tiene una estética relativamente realista pero se desarrolla en el tono grandilocuente de las tragedias griegas en que gran parte del diálogo discurre sobre el honor, la justicia divina, los deseos caprichosos de los dioses y la virtud intangible del sacrificio. Pese a esto, y aunque al principio uno pueda confundirse un poco con tantos nombres tan particulares, la trama puede seguirse relativamente fácil incluso si no se conoce mucho de mitología clásica. Lo único es que sí requiere una voluntad teatral para aceptar el tono con el que se desarrollan las acciones y los diálogos.

«Tanna», Martin Butler & Bentley Dean

cinematografias7Australia (en coproducción con Vanuatu). Más que la producción principal de Australia (que no es taaan inusual), me parece increíble que ya podamos encontrarnos con cierta facilidad (y lo digo considerando que también fue nominada a Mejor Película Extranjera) con cintas de Vanuatu, un muy pequeño país oceánico, enfocadas en sus grupos étnicos y totalmente hablada en un idioma indígena, nauvhal.

Basada en una historia real sobre una tragedia romántica entre dos miembros de una tribu que se aman pese a que sus familias tienen distintos planes para ellos, sin duda nos remite muy fácilmente a «Romeo y Julieta», tanto por el sentimiento que da origen al conflicto como a la dirección simple que da la trama partiendo de este solo hecho. Por otra parte, la historia es vista a través de los ojos de la hermana pequeña de la ‘Julieta’, lo que ayuda a darle una dimensión ligeramente distinta a la simple historia de enamorados en contra de los demás.

A diferencia de «The dead lands» (por comparación entre grupos indígenas de Oceanía), es bastante evidente que se recurrió principalmente a actores no-profesionales, por lo que la interpretación tiene un tono un poco teatral, y también que se trató de hacer una historia mucho más sencilla aprovechando las características del contexto. Esto puede restarle un poco de interés como película en sí, pero los méritos de producción que hay detrás de todo lo que se presenta no dejan de ser increíbles.

«Lilja 4-ever», Lukas Moodysson

cinematografias8Suecia (en coproducción con Dinamarca). Lukas Moodysson es tan reconocido como un director sueco puede serlo en el panorama actual. Varias de sus películas han sonado dentro de ciertos círculos y recuerdo tener pendiente desde hace  mucho tiempo «Lilja 4-ever» a pesar de no tener muy clara la trama, más allá de que todo parecía indicar que era un drama. Es posible que en 2002, cuando la película se estrenó, no se hablara tanto del tema de tráfico sexual como en años recientes, sobre todo en países de Europa.

La historia tiene lugar en la antigua Unión Soviética. Lilja es una adolescente que siente que sus sueños están por hacerse realidad ya que se dispone a viajar con su madre a Estados Unidos a conocer a un hombre con el que ha estado contactando desde hace algún tiempo y que al parecer planea casarse con ella. Pero a poco tiempo del viaje, la madre le dice que ha pensado que es mejor que ella viaje primero, prácticamente abandonándola a su suerte y al cuidado de otros familiares que no tienen demasiado interés en la joven. A partir de entonces, su vida va bajando lentamente todos los escalones posibles: de vivir en un departamento decadente, de querer pasar noches de fiesta hasta no ser respetada por sus amigos, de convivir únicamente con un niño enamorado de ella. La película, pese a su bella estética en la decadencia, no puede terminar bien, y quizá esa sensación sumada a algunas escenas un poco clichés hacen que a miras de hoy no funcione tan bien como quizás lo hacía en su momento.

«En man som heter Ove», Hannes Holm

cinematografias9Suecia. Dos suecos seguidos, uy. También nominada al Óscar el año pasado, esta cinta llegó hace relativamente poco a cines con el originalísimo título de «Un hombre gruñón» (o algo así). No culpo a la gente por no morir de ganas de verla. Aunque la película en sí no es mala, la verdad es que sorprendió encontrarla entre ‘lo mejor del mundo’ del año pasado cuando sigue una estructura en exceso típica para este tipo de historias: hombre amargado en contra del mundo que se encuentra con una contraparte atípica que le muestra una nueva faceta de la vida. Con una producción cuidada y unas buenas actuaciones (diré que sobre todo de la encantadora vecina iraní, interpretada por Bahar Pars), la película está pintada para cumplir comercial y emotivamente, pero no diría que en sí aporte muchísimo al panorama cinematográfico internacional.

Ove es el vecino gruñón que vive solo y trata de amargar al resto del vecindario que no puede seguir las reglas establecidas (y esto en Suecia, imagínense si viviera en otro lado). Parece que podría seguir perfectamente su vida así, pero cuando una pareja sueco-iraní con la esposa embarazada y sus dos hijas se muda frente a su casa, la vecindad se vuelve todavía más caótica. Y aunque tiene las mejores intenciones de continuar amargando a todos, es difícil lograrlo con Parvaneh, su eterna sonrisa y su actitud de no dejar que nadie le lleve la contraria.

La cinta es divertida y tierna en su justa medida, pero debo decir que incluso con mi debilidad por viejitos gruñones, no logró conmoverme tanto como me habría imaginado.

«Pridyider», Rico Maria Ilarde

cinematografias10Filipinas. Refrigeradores asesinos desde Filipinas, yeah, es lo que le faltaba a esta lista. Y aunque podrán imaginarse que yo veo este tipo de churros mucho más seguido de lo que es recomendable para mi salud, no en todas las ocasiones (ni mucho menos) me encuentro con piezas que pueda realmente recomendar. Y no recomendar porque sean excelentes películas, porque estamos hablando de refrigeradores asesinos, pero al menos que cumplan con el surrealismo necesario y no hagan que uno quiera sacarse los ojos al final. Y aunque «Fridge» pasa con apenas un aprobado, tampoco merece el puntaje tan bajo que tiene en algunas páginas.

Tina se muda abruptamente de regreso a Filipinas tras haber pasado prácticamente toda su vida en los Estados Unidos con una tía después de la separación y desaparición de sus padres. La tía trata de evitarlo, pero es tan renuente a hablar de la historia familiar que Tine se muda a la antigua casa de la familia para ver qué descubre por sí misma o si es capaz de reinsertarse en un país que ya no reconoce. Nada de esto es un problema al principio, como sí lo es las pequeñas cosas raras que empiezan a suceder en la casa y que ella cree que se deben sencillamente a que se está volviendo loca. Y no a que su refrigerador esté maldito.

En el punto exacto entre el absurdo cómico y en tomarse lo suficientemente en serio, la película conjuga a la perfección el poco terror de la ambientación con las escenas ridículas y/o serias necesarias para que nos creamos que un refrigerador está maldito. Hacia el final se va volviendo todavía más cliché y puede arruinarse un poco, pero al menos en los momentos en que Tina está por volverse loca y las secuencias en la cocina van de cómicas a incómodamente asquerosas, cumple a la perfección.

«Daleká cesta», Alfréd Radok

cinematografias11Checoslovaquia. Y cerramos con un país que ya no existe. Aunque, tal vez no tan afortunadamente, con una cinta sobre el holocausto judío, del cual Hollywood ya nos ha dado suficientes dosis para unas cuentas vidas. «Daleká cesta», sin embargo, no se recrea tanto en la tragedia (no había tanto presupuesto o voluntad, o no la pasaron tan mal en Checoslovaquia, difícil saberlo) como en las circunstancias, las cuales se dan alrededor de un matrimonio temprano entre dos médicos, donde ella era judía en un momento en que ya empezaba a ser ligeramente mal visto. Antonin adora a Hana y, lógicamente, comienza a involucrarse con la comunidad judía y presenciando los sucesos que se dan a raíz del nazismo. Aunque al principio su esposa está protegida por su matrimonio, parece inevitable que en algún punto tenga que enfrentar el mismo destino que su familia.

Mientras que las escenas iniciales, las más cotidianas, tienen un toque de estética de cine clásico en blanco y negro, conforme el horror se va ciñendo sobre los protagonistas (hay un momento en que incluso nos adentramos en un campo de concentración) la cinta va cobrando un tono expresionista que le sienta bastante bien a los sucesos, aunque éstos siguen siendo bastante suaves para lo que ahora sabemos sobre el holocausto.