«Paris, Texas», Wim Wenders

Con un título tan poético como poderoso que no cuesta que se quede atrapado en nuestra cabeza aunque no hayamos visto la película, resulta interesante que una pieza tan clásica del cine americano sea en realidad una producción de Alemania Occidental. Ese Estados Unidos tan marcado por sus desiertos, sus gorras y su ambiente entre la modernidad y el viejo oeste, también muestra el rostro de esos otros que comienzan a mezclarse con el paisaje, esa Europa que se manifiesta en la francesa Aurore Clément y la alemana Nastassja Kinski.

Es difícil hablar de una película tan clásica y tal vez lo mejor para empezar sea decir que pese a los 34 años que nos pueda separar de su estreno, sigue siendo tan fuerte y conmovedora en cada uno de sus aspectos.

Walt no sabe nada de su hermano Travis desde hace años, desde que se separada de su esposa Jane y dejaran a su hijo, Hunter, al cuidado de Walter y Anne. Un día recibe una llamada de que su hermano fue encontrado vagando por el desierto y se encuentra en un centro de salud en espera de que alguien responda por él. Walt va en seguida en su búsqueda, en un afán por ayudar a su hermano pero también por entender cómo su vida llegó a ese punto vagando en el desierto como un poseso y negándose a hablar.

«Paris, Texas» es una imposible reunión familiar que sin embargo se va armando de algún modo frente a nuestros ojos. Los hilos que unen a la familia pueden parecer típicos en algunos puntos y luego transformarse. Un niño que acepta que ese hombre delgado que llegó es su padre, aunque no recuerde mucho más sobre él. Una mujer que quisiera quedarse con un hijo que no es suyo, pero que no puede cargar con el peso de las cosas que no salieron bien en esa historia. Una búsqueda que empezó en un desierto pero que tiene todavía muchas carreteras por recorrer.

¿Qué les puedo decir? Una super recomendación.

«Murder she said», George Pollock

La serie de «Murder…» de George Pollock protagonizada por Margaret Rutherford como Miss Marple (maravilloso personaje de Agatha Christie) consta de cuatro películas. «Murder she said» es la primera y sin duda tiene el título más cautivador, pero en un ataque de ‘no tengo suficiente Agatha Christie en mi vida’ (propiciado por la nueva producción de «Asesinato en el Oriente Exprés»), vi de golpe también «Murder at the gallop» y «Murder most foul».

Para quienes no estén familiarizados con la protagonista, decir que en comparación con los prototípicos detectives de ficción, se trata de una mujer muy mayor que resuelve casos gracias a su increíble instinto y a sus conocimientos mundanos. La serie de películas le da un toque de humor que choca un poco con los casos de asesinato, pero que queda perfecto en manos de sus protagonistas. Rutherford es encantadora y se añade el personaje de Mr. Stringer, que no aparece en los textos originales, y que constituye el dueto con el esposo de Rutherford en la vida real, Stringer Davis. Son demasiado adorables y a eso se agrega que me encanta la construcción de los casos tal como la plantea Christie, con algunos cambios que los distinguen de los de Hércules Poirot y que contribuyen a construir el perfil de una de las mejores mujeres detective de la literatura.

En las películas (al menos en las tres que he visto) tenemos a Miss Marple presenciando un asesinato en un tren que pasa en sentido contrario del suyo, encontrando el cadáver de un millonario ermitaño que aparentemente murió por su terror a los gatos y deteniendo un caso como parte del jurado porque está convencida de que un crimen relacionado con una compañía de teatro tiene otro culpable. En todos los casos, podrán imaginarse, su posición va en contra de lo establecido por la policía, representada por el inspector Craddock, quienes no hacen demasiado caso de una mujer mayor fanática de novelas de crímenes. Lo que le permite involucrarse inocentemente en las tramas para hacer su investigación desde dentro.

Para mí nunca está de más una buena película de misterio y siento que estoy por tener un periodo de vuelta hacia Agatha Christie. Mientras, me falta una más de la serie, así que supongo que en algún momento no muy lejano les estaré comentando sobre «Murder ahoy». Como dato curioso, las películas se estrenaron mientras la autora todavía vivida y al parecer no le gustaron particularmente, aunque después le dedicó alguno de sus textos posteriores a Margaret Rutherford en admiración.

«Death on the Nile», John Guillermin

Oh. Y siguiendo con Agatha Christie. De hecho, «Death on the Nile» será la siguiente película en la saga de Poirot interpretado por Kenneth Branagh, aunque por el momento tiene fecha de estreno hasta 2020. Esta versión, de 1978, sería la primera producción interpretada por Peter Ustinov como el famoso detective belga, de las seis que tuvo con el personaje, con lo que configuró la representación audiovisual más popular del detective.

«Muerte en el Nilo» es sin duda uno de los textos más conocidos de la autora, y yo al menos tenía un recuerdo mucho más claro de su trama, lo cual no arruina en absoluto la emoción de verla desenvolverse. También tiene el maravilloso mérito de haber sido filmada en distintas partes de Egipto en un momento en que todavía muchas producciones se realizaban totalmente en estudio. Entre un gran misterio y una gran escenografía, uno puede transportarse al momento y a esa sensación de que absolutamente todos pueden ser el asesino.

Linnet y Jacqueline son grandes amigas, con la pequeña diferencia de que la primera es increíblemente millonaria. Cuando Jacqueline le pide que considere darle trabajo a su prometido Simon, Linnet se lo toma demasiado literal y le roba a su pareja para casarse precipitadamente e irse a recorrer el mundo. Pero Jacqueline los sigue como una sombra. Una sombra molesta, celosa y obsesionada. Y los sigue hasta un pequeño crucero en el Río Nilo poblado con una variedad singular de personajes de lo más extravantes, entre los cuales, obviamente, está a punto de suceder un crimen.

En la cinta coinciden Bette Davis, Mia Farrow, Angela Lansbury y Maggie Smith, que sólo con su presencia agregan un encanto y una fuerza fantástica a una historia que ya de por sí es muy buena. Con todo y que obviamente la revelación final es de suma importancia, el ya saber cómo iba a terminar no le restó emociones al momento, al tiempo que me permitía disfrutar de los detalles técnicos tan bien cuidados en todos los sentidos.

Sospecho que no voy a abandonar pronto las películas basadas en la obra de Agatha Christie.

«La ansiedad de Veronika Voss», Rainer Werner Fassbinder

Entre los mini-maratones que hago de vez en cuando, me tocó uno de Fassbinder y debo confesar que no me encantó demasiado. La excepción es «La ansiedad de Veronika Voss», que si bien mantiene el sentido de drama asfixiante que me costó sobrellevar en sus otras películas, lo justifica y lo potencia con la figura de Veronika Voss al tiempo que lo equilibra con el contrapeso de Robert Krohn, obsesionado pero impasible.

La historia se inspira en la figura real de la actriz alemana Sybille Schmitz, de apariencia mucho menos aria que la de la protagonista Rosel Zech. Famosa durante el régimen nazi, se rumora que Veronika Voss tuvo un romance con Goebbels que le permitió brillar en el cine en un momento complicado. Años después, pese a no haber perdido su belleza, la política actual y sus detractores la han marginado, aunque podría no parecerlo en un primer momento. Por casualidad conoce a Robert, quien no la reconoce y le deja su paraguas por genuina cortesía durante la lluvia. Su encanto pintado con desesperación lo atrae y se va sumergiendo en la extraña historia en la que vive, aceptando cualquier papel a cambio de dinero, gastando todo lo que tuvo en una médico-amiga que la provee con morfina.

Lo que podría parecer una típica historia de una estrella venida a menos se va complicando en contexto sin necesidad de hacerlo en historia. Veronika Voss está perdida y no es que quiera particularmente arrastrar a nadie más en su perdición, pero las personas se van enredando a su alrededor y ella no puede evitarlo. El perfil que le da Rosel Zech es sencillamente perfecto, entre el brillo deslumbrante y el brillo perdido. La ansiedad, el nerviosismo y las necesidades que sólo su médico puede cubrir confluyen en su personaje, pero también es enmarcado por un excelente abanico de otros personajes a su alrededor, que caen ante ella o la desprecian por partes iguales.

Debo confesar que, para mí, parte del impacto que llegó posteriormente con la noción de que está basada en una historia real y cuáles de los detalles más extraños comparte con la vida de Sybille Schmitz, de quien ahora tengo ganas de ver algo de su filmografía.

«Pacto de lobos», Christophe Gans

Y hablando de historias fantásticamente basadas en hechos reales, no sé si uno pensaría realmente en «Le pacte des loups», una película con pinta de hombres lobos pero con una historia mucho más compleja y aprovechada. Basa en la historia real de la Bestia de Gévaudan y que aprovecha casi puros personajes históricos para recrear alguna de las versiones de este fascinante mito. ¿Quién necesita hombres lobo cuando tiene lobos sobrenaturales?

Grégoire de Fronsac, naturalista y soldado, y Mani, nativo americano y cazador, son enviados por el rey de Francia, Luis XV, para asistir en la captura y preservación de una bestia que ha estado asolando la región de Gévaudan. Además de los reportes oficiales de los grupos que ya han sido asignados a la zona y que no han podido lograr demasiado, se encuentran con una clase alta tan preocupada por las muertes como por tantas otras frivolidades de la época, y una gran cantidad de mitos y posibles explicaciones para tan extraña y sanguinaria criatura.

Fronsac no encuentra especial contradicción entre otras estas posiciones y se dedica tanto a investigar detectivescamente, cortejar a una joven burguesa local y asistir a un extravagante burdel en el que se encuentra con la enigmática Sylvia (aka Monica Bellucci). Cada una de estas situaciones con sus propias complicaciones.

La cinta es una excelente representante del género de acción y aventuras, desarrollada de manera magnífica en su ambientación de época y su estilo muy francés, que, como gran plus, incluye una bestia histórica cuasi mitológica. La combinación es inmejorable. Personalmente me parece que algunos factores tópicos-cursis le restan un poco de la solemnidad de ciertas parte de su trama, al igual que algunos detalles que parecen resquicios de los 90, pero sin duda es una producción bastante destacable sobre todo para un género y un tipo de historia que no suelen recibir mucha atención, sobre todo en los aspectos técnicos.