¿Qué onda, banda? Aquí Rafa con una reseña de un juego que está disponible exclusivamente para el Wii: Epic Mickey.

Este título fue desarrollado por Junction Point Studios y distribuido por Disney. La historia nos remonta al pasado: a una época en donde los hombres eran hombres, el papel de baño raspaba y Mickey Mouse era el personaje de caricatura más reconocido por los mozalbetes… antes de la llegada de cierto plomero bigotudo quien hoy es mucho más popular que esta rata…

Un día, Mickey tiene la brillante idea de atravesar su espejo (es Disney… ya apagaron su sentido común, ¿cierto?) e ir a jugar con la maqueta que está construyendo el mago Yen Sid – cuya primera aparición fue en el corto del Aprendiz de brujo en la película de Fantasia. El pendejo del ratón Miguelito mete la pata y arruina el modelo… Pero las repercusiones, al parecer, van más allá de haber arruinado la pinche maqueta, cuando, años después, una mancha oscura lo transporta al mundo que hizo caca.

Epic Mickey es un juego de plataforma tridimensional y se controla como tal. Tus acciones son bastante básicas: caminas o corres, dependiendo de qué tanto muevas el stick, saltas – y aquí cuentas con doble salto – y tienes un ataque cuerpo a cuerpo, mismo que realizas zangoloteando el control – igual que en el Mario Galaxy, y curiosamente, el ataque es nada menos que el famoso giro de Juan Gabriel.

El Juan Ga cada día tiene más seguidores…


El control en general es bueno, aunque hay un par de detallitos… El primero solamente hace un poco de ruido, pero no va más allá de eso: cuando saltas hacia la orilla de una plataforma, como ya es costumbre en estos títulos, Mickey puede agarrarse de ella y subir. Por lo general esto siempre pasa, pero por la forma en que lo hace, resulta difícil juzgar la distancia para realizar un salto seguro y no caer a tu inevitable e intempestiva muerte. Es algo engañoso, así que debes acostumbrarte a saltar lo más pegado que puedas a la plataforma de la que te vas a agarrar para que no haya pierde.

El otro problema tiene que ver con tu giro y esto sí es más molesto. No sé si sea sólo yo, pero parece que le han bajado la sensibilidad al zangoloteo al Wii-mote en los juegos más recientes. Por un lado está bien, porque en títulos como New Super Mario Bros. Wii con que temblaras tantito, Mario se ponía a hacer pendejadas, pero aquí se les pasó la mano. Tienes que agitarlo con furia para que salga tu giro… Ya ven que justamente tuvimos este mismo problema con Donkey Kong Country Returns. Y no es divertirlo tener que experimentarlo dos veces seguidas.

Mickey cuenta con una brocha mágica, la cual es el accesorio central del juego. Con ella puedes escupir pintura o thinner… Lo cual es una estupidez para nosotros, pero en el mundo de las caricaturas eres Dios, ya que puedes crear y destruir el ambiente que te rodea a tu antojo… Bueno, únicamente las partes que el juego te permite tocar, pues sólo hay ciertas secciones de edificios, plataformas, objetos, etc., que puedes crear y eliminar con tu brocha. Te vas a acostumbrar muy rápido a distinguir entre las cosas que puedes cambiar y las que no: las partes del escenario más iluminadas pueden ser borradas con el thinner y los objetos traslúcidos pueden ser bañados con pintura para hacer que aparezcan.

Esto quiere decir que te tienes que abrir y hacer camino a través del juego con tu brocha. Si ves un abismo que aparentemente no puedes cruzar, busca plataformas traslúcidas; si crees que llegaste a un callejón sin salida, usa el thinner para destruir las paredes… A lo mejor te suena a que se parece al grifo que traes de mochila en el Super Mario Sunshine… y la verdad es que sí; sin embargo, eso no es malo, pues puedes hacer cosas divertidas y coquetas.

Y como en el juego playero del plomero, tienes un medidor – bueno, dos en este caso – que te dicen qué tanta pintura o thinner te quedan. Al principio te va a dar un infarto cuando veas que nomás por echar un chisguete de pintura se te bajó un cachote de tu reserva, pero relájate, porque es puro teatro, ya que la última fracción de tus medidores siempre se rellena por sí sola. Aunque si de plano eres obsesivo compulsivo y te pone nervioso ver el medidor medio vacío, puedes usar tu giro para hacer que diversos objetos del mundo te den cubetas para rellenar tu barra, así como unidades de energía o dinero.

Más allá de pintar o borrar el escenario, el poder de la brocha es lo que definitivamente quita la mayoría de los enemigos de tu camino. Dependiendo de qué los rocíes terminarán ya sea muertos o volviéndose en aliados. Báñalos con pintura para que se pongan de tu lado – cosa que te sirve bastante cuando te hacen bolita varios monstruos – o échales thinner en la cara para destruirlos y suelten algo de vida o billetitos para que luego te compres algo bonito.

“¿Hacerlos amigos o matarlos? Esto me suena a una especie de sistema de karma,” pensará alguien por ahí y en realidad no se equivoca. Usar thinner o pintura a lo largo del juego tiene muchísimas consecuencias: para empezar, debajo de tu medidor de vida hay una barra dividida en tres que se va llenando conforme usas thinner o pintura. Cuando finalmente llenas un cuadrito, te ganas un guardián, que viene a ser una especie de luciérnaga que te echa la mano en una de dos formas: si dejas levantado el Wii-mote sin moverlo, te indica hacia dónde tienes que ir, por si ya te hiciste bolas; y si zangoloteas el Nunchuck, se lanza sobre el enemigo que más cerca tengas y, dependiendo de qué tipo de guardián sea (de pintura o de thinner), eliminará al monstruo o lo convertirá en tu aliado. Puedes juntar hasta 3 guardianes y si de plano ves que las cosas se ponen muy peludas, puedes mandarlos a todos a atacar a tus enemigos zangoloteando tanto el Nunchuck como el Wii-mote. Cuando empiezas a llenar tu barra, el juego te alienta a que continúes usando la sustancia con la que empezaste, pues si, por ejemplo, empiezas a llenarla con pintura y luego te pones a usar thinner, tu medidor va a bajar e incluso puedes perder uno de tus guardianes.

Pero el juego va más allá de usar thinner o pintura para tomar tus decisiones y más allá del “lado bueno” y el “lado malo”, pues no son tales. Es el lado de thinner o el lado de pintura; así como lo ves, porque no hay bueno o malo per se. El título te da mucha libertad para que cumplas con los objetivos principales del modo que se te dé la gana. Si tienes un grupo de monstruos enfrente y decides que te da hueva matarlos, es muy probable que haya un camino por ahí escondido que puedas tomar para hacerte la vida más fácil, al costo quizá, de una sección de plataformas que dependen más de tu habilidad con los saltos.

Otra cosa en la que también repercuten tus decisiones son en tus medidores de pintura y thinner: dependiendo de cómo lidies con un personaje importante (entiéndase jefe), te aumentarán uno de tus dos medidores… Que medio vale madres, porque al fin y al cabo, como ya mencioné, la última parte se regenera solita, así que a quién chingados le importa. Pero lo que sí importan son los personajes en sí; dependiendo de lo que hagas con ellos – los ayudes, elimines o ignores – la historia tendrá un desenlace distinto. Lo único que sí no tiene repercusión alguna es como dejes los escenarios, así que, de nuevo, si eres obsesivo compulsivo, la vas a pasar muy mal, porque hay edificios que están pintados a medias y vas a querer reconstruirlos todos antes de que termines en la casa de la risa.

La brocha no es tu única arma; también tienes bosquejos de 3 objetos distintos: una televisión, que sirve para dar energía eléctrica a algunos aparatos y para distraer a algunos enemigos; un reloj, el cual ralentiza el tiempo y te permite resolver algunos acertijos y, por último, un yunque, que elimina a todo pendejo que se lo tires encima y de igual forma lo usas para presionar switches. Tienes una cantidad limitada de éstos que podrás ir aumentando conforme progreses, pero con estas cosas, sí puedes llegar a chillarla, porque tienen el potencial de que te las acabes muy rápido si no sabes qué chingados hacer.

La Wasteland – el mundo de Epic Mickey – es bastante grande, con locaciones totalmente distintas entre sí. Para viajar de un mundo a otro, es necesario que entres a proyectores. Es algo parecido a los cuadros de Mario 64, aunque aquí no apareces mágicamente del otro lado: aquí sí la tienes que sufrir un poco, pues debes atravesar pequeños niveles de plataforma en 2 dimensiones. Y cuando digo sufrir no es porque sean difíciles, sino porque, como hay ocasiones en las que vas a tener que estar yendo y viniendo de entre un área a otra, los vas a visitar como mil veces y te van a terminar hartando.

Los enemigos en sí son… pues medio simplones, a decir verdad. Digamos que nomás cambian de vestuario – algunos – dependiendo del lugar donde te encuentres, pero la variedad es bastante pobre. Al cabo de un rato te vas a cansar de ellos. Por suerte, con los jefes, sí se aprecia un poco más de creatividad y es divertido pelear contra ellos… No son particularmente complicados, pero te la vas a pasar bien.

Esto no quiere decir que haya enemigos que te rompan las bolas. Hay uno, un enemigo terrible, una entidad que va a matarte más de una vez y que vas a maldecir por el resto de tus días: la cámara. Hija de la puta chingada madre que la parió. ¡¡ES UN PINCHE ASCO!! ¡Si no está dando vueltas como pendeja, se queda estática en el ángulo más incómodo de la historia, lo cual no te permite ver la plataforma a la que tienes que saltar si no quieres morirte! Se supone que puedes acomodarla a tus espaldas con el botón C, pero a veces como que le da un lapsus de ausencia y se queda paradota, ¡¡RIÉNDOSE DE TI!! Sé que me había quejado de la cámara de Legend of Mystical Ninja: Starring Goemon, pero, ¡no mamen! ¡DEVUÉLVANMELA, por amor a Dios, porque es un millón de veces mejor que este pedazo de mierda!

Queridos Junction Point Studios:

¡MÉTANSE SU CÁMARA POR DONDE MEJOR LES QUEPA!


…Bueno, ya me desahogué. ¿En qué estaba?…

En mi opinión, la cámara es el aspecto más molesto del Epic Mickey, pero no es lo único malo que tiene, lamentablemente…

Para mantenerte ocupado, el juego te avienta misiones extras a lo idiota. Es algo que le extiende la durabilidad y que llega a influir en la historia, a veces… El problema es que casi todas son encargos de oficinista, donde tienes que ir de un lugar a otro para llevarle al personaje A el objeto 1, para que te dé el objeto 2 que tienes que llevarle al personaje “B”, que a su vez tiene que darte el artefacto número un millón para que se lo entregues a su chingada madre. ¿Suena a que está de hueva? Pues, ¿por qué creen que sea?… Esto hace que se convierta en un título bastante repetitivo y a fin de cuentas, es muy probable que te quedes sólo con la historia central y te termine valiendo madres lo demás, porque da flojera estar de corre-ve-y-dile todo el santo día.

Y el último detalle gacho del juego es la falta absurda de back-tracking. Esto quiere decir que una vez que pasas un área, si no está poblada de personajes amistosos, ya no la vas a volver a ver nunca, a menos que vuelvas a jugar otra vez desde cero. En este aspecto, el título puede ser un poco inmisericorde, pues si se te pasa algún detalle que te pidieron buscaras en una misión, ya pasó a chingar a su madre.

El juego tiene unas cuantas tiendas donde te venden chucherías que van desde botes para rellenar tus medidores de pintura y thinner y energía hasta coleccionables y algunos objetos necesarios para completar misiones, incluyendo unos que bien pudiste haber encontrado en otro lado, pero por X razón no lo lograste, convirtiendo en estos lugares tu última oportunidad para completar una misión (pero no cuentes con que todas van a ser así). Serán caros, pero conseguir dinero en este juego es facilísimo.

 

Sin embargo, pese a sus defectos en la mecánica de juego, Epic Mickey, en cuanto al aspecto gráfico, es una maravilla. Obviamente no me refiero tanto a la calidad – que dentro de todo no está nada mal – sino del diseño. Para empezar, así como Need for Speed: Hot Pursuit suda diversión, Epic Mickey suda nostalgia. Quien haya tenido la fortuna de haber ido al lugar más feliz de la tierra, o sea, Disneylandia (¡es en serio, cabrones! Disneyland RULZ!!), va a sentir una atmósfera muy familiar, y esto es porque el juego es Disneylandia, sólo que después del Apocalipsis y aún cuando no hayas ido, la ambientación está de diez y el nivel de detalle es impresionante. Atravesarás ambientes bastante peculiares, desde una tierra del FUTUUUURO, una mansión embrujada hasta una montaña de TOOOODA la parafernalia que Mickey ha tenido a lo largo de los años (que incluye videojuegos viejos… Me cagué de la risa al ver el cartucho gigante de Magical Quest: Starring Mickey Mouse para el SNES) y pese a que el mundo es extremadamente colorido, el enfoque si es algo oscuro (OJO: oscuro para estándares Disney, no se me emocionen; aquí no hay sangre).

Por otro lado, las mini-escenas por las que tienes que atravesar entre área y área, pese a ser muy sencillas y descartando el hecho de que se vuelven extremadamente monótonas, están muy, muy, MUY bien diseñadas, pues cada una te mete dentro de una caricatura de Mickey… pero de las viejas; es decir, las que sí eran buenas. Las animaciones de los personajes están muy bien hechas y los modelos son bastante convincentes. Quizá el único ‘pero’ son los enemigos, aunque es lo de menos.

Hay dos tipos de cinemas: los pre-renderizados y los que son dibujos. Ambos son de muy buena calidad, con todo y que los personajes no saben hablar, y te meten más en la trama del juego.

En cuentas resumidas, gráficamente, el juego está cabrón.

El sonido no es un aspecto realmente fuerte. Hay un par de tonadas que puede reconozcas, pero en realidad, no están muy bien interpretadas y si te quedas atorado en un lugar por mucho tiempo, pueden llegar a hastiarte. Los personajes, como ya dije, no hablan, pero tienen reacciones sonoras que no están mal, mas sufren el mismo problema que la música. Personalmente, yo le quité todo el volumen a mi Wii-mote luego de que mi Gremlin-hada me sacara de quicio, pues se la pasa diciendo BLEHDAHDSJHDJAHFS cada vez que haces cualquier cosa. Es castrante.

Si la fórmula te gusta, este juego te puede durar un ratotote, pues hay muchísimas búsquedas y objetivos extras y una cantidad de coleccionables muy respetable de arte conceptual. De igual forma, puedes volver a ver cinemas que ya hayas sacado en el juego e incluso ver un par de caricaturas viejísimas que están por ahí escondidas.

Ya para cerrar: si tú creciste con las caricaturas viejas de Mickey Mouse, este juego representa una muy buena compra nostálgica. La vas a pasar bien y vas a recordar aquellos viejos tiempos donde Disney no era una completa basura. Si el ratón ni te va ni te viene y estás buscando un juego decente de plataforma, Epic Mickey tiene los elementos suficientes como para mantenerte entretenido, por lo que una renta es buena idea; pero si te caga Disney y TODO lo que representa o no aceptas ningún juego de plataformas con calidad inferior a la de algún Mario, mejor déjalo por la paz, ya que tiene bastantes detallitos culeros que pueden llegar a cagarte. Aunque es un juego decente, ciertamente no es la octava maravilla.

Epic Mickey es marca registrada de Disney Interactive Studios. Actualmente lo puedes conseguir para el Wii con un precio de 50 dólares o su equivalente a moneda extranjera. Esta reseña la realicé después de acabarlo por el “camino de la pintura”.