¿Qué onda, banda?

Hoy vamos a hablar – aunque ya sea un poco tarde – de una de las franquicias más importantes en el mundo de los videojuegos y que recientemente cumplió 25 años: The Legend of Zelda.

¿Qué podemos decir de esta saga que no se haya dicho ya? Zelda representa a los videojuegos de aventura más populares de la historia; una serie que tiene millones de seguidores que se mojan los pantalones cada vez que se pronuncian las palabras: “va a salir un nuevo Zelda” – y yo me incluyo en este grupo… y también Robin Williams (dato curioso: su hija se llama Zelda Williams… Adivinen de dónde sacó el nombre). No podemos negarlo: los juegos de Zelda son esperados y admirados por el mundo, porque son títulos de calidad.

Entonces, ¿qué decir del 25 aniversario de Zelda? Pues, ¿qué otra cosa? ¡Es hora de una breve retrospectiva!

Déjenme contarles un poco de mis experiencias al jugar las diferentes epopeyas del buen Link a través de los años…

Recapitulando un poco: el primer título de esta gran franquicia vio la luz del día por primera vez el 21 de febrero de 1986 y fue, sin lugar a dudas, uno de los mejores juegos del NES. Yo tuve la oportunidad de jugarlo cuando tenía unos 7 años. Al principio, no le entendí mucho, pero el personaje me recordaba a Peter Pan: su simple diseño fue lo primero que me atrapó. No fue sino hasta que conseguí una guía de la Club Nintendo – Dios bendiga aquellos Cursos Nintensivos – que entendí qué chingados era lo que tenía que hacer y hacia dónde tenía que ir después del Nivel 6.

Link: es un milagro que no se le haya roto

la espalda bajo esa montaña de mierda.

Tenía sus errorcillos – como cualquier otro juego de NES – pero era fenomenal y lo sigue siendo: es un título el que todavía puedes agarrar, jugarlo y pasártela a toda madre.

Dos años después, salió la secuela (en título) del juego: Zelda II: The Adventure of Link. No puedo decir mucho más de este título, puesto que ya le hice una reseña escrita… Sólo recalcar el hecho de que mucha gente lo considera la oveja negra de los Zelda hechos por Nintendo, pues cambió el estilo de juego de una aventura de vista superior a un título con más acción y plataforma. Creo que es por eso que Zelda II no es bien querido por el público: porque no parece un Zelda. Se mantiene la fórmula básica que se ha mantenido a lo largo de TODOS los títulos (ir de calabozo en calabozo obteniendo ítems y matando jefes) pero el toque de acción – y acción algo inmisericorde, además – y búsquedas de cosas sobre las cuales no tenías ni una puta pista no fue del agrado de muchos… Sé que soy parte de una minoría, pero a mí me encanta este título. No es el mejor Zelda, pero es un juego de acción y plataforma bastante bueno en mi opinión.

Y luego vino el SNES… El sistema que nos mostró A Link to the Past… ¡QUÉ JUEGAZO! Muchos lo consideran el mejor Zelda y por buenas razones. Mejoró la jugabilidad a niveles insospechados; le dio una historia bastante interesante y en la que podías sumergirte fácilmente, y la dinámica de dos mundos que está presente en casi todos los Zelda que salieron después de éste, entre muchas otras cosas más. Es una chulada de título. Para comprarlo tuve que ahorrar como degenerado y bien valió el dinero que gasté en él. Y sé que muchos de ustedes piensan lo mismo.

Y para quien no quedó satisfecho con esta obra maestra, poco después llegó al Game Boy Link’s Awakening. Yo no pude jugar el juego en el momento en que salió, lamentablemente, y fue hasta un par de años después que pude hacerme de un Game Boy (se lo tomé prestado a mi hermano) y jugarlo. Dado que jamás tuve la consola portátil – y no tenía amigos que la tuvieran – fue el único juego que terminé en ella. Pero vaya que valió la pena: Link’s Awakening es un juego enorme y con gran y excelente contenido. Había incluso juegos – buenos juegos – de SNES que palidecían ante esta maravilla.

Pero entonces, en 1995, Nintendo mostró una probadita de lo que sería el nuevo juego de Zelda para la consola de la nueva generación… Y todos nos cagamos para dentro. Las expectativas que se generaron de ése juego no tuvieron comparación… y Nintendo se puso a cocinarlas por 3 años, que parecieron una eternidad. No fue sino hasta 1998 que Zelda 64 – rebautizado The Legend of Zelda: Ocarina of Time – que pudimos jugarlo (¡hasta los anuncios tenían la música de Conan, el bárbaro! ¡Así de épico lo pintaron!)… ¡Puta madre! Vaya que valió la pena la espera.

Ocarina of Time. EPIC

Seamos honestos: Ocarina of Time es básicamente A Link to the Past en 3D. La mecánica básica no cambió – calabozos, accesorios, dos mundos, etc. – pero añadió elementos que le dieron una gran jugabilidad y que se rehusaron en varios juegos más adelante, quizá el más notorio de estos, el Z-Targeting, el cual enfocaba a un enemigo, haciéndote posible que te movieras a su alrededor con mucha soltura… Y claro, sin olvidar al mundo dentro de juego, que para su tiempo, se veía poca madre y era GIGANTE.

No puedo recordar las horas que perdí con este juego, ni todas las veces que lo he terminado… Mucha gente dice que A Link to the Past es el mejor Zelda; pero muchos más dicen que Ocarina of Time no sólo es un mejor título, sino el mejor juego en la historia. Yo no sé ustedes, pero a mí no me parece tan descabellado.

Después de nuestra probada de Ocarina of Time, muchos pensamos que pasarían otros tres años, cuando menos, antes de que Nintendo nos diera otro Zelda que valiera la pena. ¡Pero nos equivocamos! Porque en el 2000, se sacó, casi del trasero, Majora’s Mask.

Voy a ser sincero con ustedes: me fascina Ocarina of Time… pero amo el Majora’s Mask. Ya saben: misma fórmula; sin embargo, el giro de los 3 días antes de que todo se haga mierda lo llevo en una dirección diferente y los diversos modos de mecánicas de juego con las tres máscaras principales lo hace un título fascinante. Quizá no fue tan largo como su antecesor, mas no por ello deja de ser un título digno de estar en la colección de cualquiera. Yo siempre, invariablemente, después de terminar el Ocarina of Time, tengo que jugar Majora’s Mask.

La siguiente entrega que tuve la oportunidad de jugar fue el controversial Wind Waker. Hubo mucho escepticismo alrededor de este juego. Ocarina of Time y Majora’s Mask ya nos habían acostumbrado a una atmósfera no tan infantil (lo cual no quiere decir que no fuera un juego para niños… Después de todo, fue clasificación E), ¿y luego nos salen con la mamada ésa del niño que va en su barquito?… La respuesta natural de muchos fue: ¡PITO!

Y luego lo jugaron… ¿Ah, verdad, cabrones? Wind Waker incorpora la navegación del mundo más grande que he visto en un Zelda. Y uno diría: “Pues, ¿qué chingados? TODO es mar.” Pero aún así se siente diferente, pues incorporan islas con diferentes climas, mareas y enemigos, por lo que sí sabes cuando estás navegando en el norte y cuándo lo haces en el sur. Puede volverse tedioso luego de un rato, pero la neta, es una experiencia bastante única. El estilo a mí nunca me molestó – lo que es más, a mí me daba curiosidad la técnica de Cell Shading que usaron – y el juego simple y sencillamente me encantó. No es mi Zelda preferido, pero con gusto volvería a echármelo cualquier día.

Pero para los que de plano no aguantaron este estilo caricaturesco, Nintendo se apiadó y nos dio Twilight Princess, uno de los últimos títulos del Game Cube, adaptado también para el Wii… A éste no lo puedo defender mucho, porque sí es Ocarina of Time remasterizado; sólo que ahora puedes ser un lobo.

Con todo y todo, me vale madres: también me fascina. Me encanta la atmósfera; me gusta el estilo un poco más maduro que tiene; las técnicas que puedes aprender con la espada están chidas; el mundo está bastante grande y se siente todavía más variado que en Wind Waker… la batalla final está de la ñonga, pero yo puedo dejarlo pasar. Una excelente entrega de Zelda.

Y pues bueno, esto ya se extendió bastante. Me gustaría seguirles narrando un poco más, pero no quiero aburrirlos. Así ya para terminar rápido: jamás pude terminar Oracle of Ages y el Oracle of Seasons, aunque me parecieron copias de Link’s Awakening (es la impresión de tres días de juego, así que no me hagan mucho caso); The Minish Cap estuvo genial – lástima que no pude jugarlo más a fondo; Four Swords Adventures estaba chido si se armaba con cuatro cabrones (si no… era bueno a secas), y de Phantom Hourglass y Spirit Tracks ya conocen mi opinión.

Zelda es una de las franquicias más consistentes que hay, porque básicamente siempre ha sido el mismo juego. Hay que afrontarlo: la variedad de un título a otro, a partir de A Link to the Past, es bastante insignificante. Y aun así, a la gran mayoría parece que nos vale madres, porque seguimos disfrutando de la saga y aguardando con ansias la siguiente entrega (Skyward Sword, te espero con baba en la boca, magnífico bastardo).

En cuentas resumidas, ¡feliz 25 aniversario de Zelda!

Y para quienes no hayan visto el arte en el foro, les dejo esta imagen gigantesca del arte especial para la ocasión tan especial. ¡Disfrútenla!