Cómics 90: Black Widow vol. 5

Si (en algún momento) hubo quejas frecuentes sobre la falta de una película de Black Widow como personaje independiente, no es como que en los cómics le haya ido mucho mejor históricamente. A pesar de que el personaje fue creado en 1964 por Stan Lee, Don Rico y Don Heck (nos referimos específicamente a la versión de Natasha Romanova) como antagonista de Iron Man, fue hasta finales de los 90 que empezó a tener su propia serie (que no duró demasiado en esa primera ocasión). Para 2014 tenemos ya tres películas de Iron Man, dos de Hulk (ok, sé que la primera no cuenta), dos de Thor, un Avengers, está por estrenarse la segunda de Capitán América y la primera de Guardianes de la Galaxia, han pasado ya cuatro años de la primera vez que se habló de darle una película independiente a Scarlett Johanson, y la serialización de cómics individuales de Black Widow apenas está por publicar su quinto volumen de la mano de Nathan Edmondson como escritor y Phil Noto como ilustrador.

Excelentes manos, se nota a primera vista.

Edmonson, un autor que curiosamente empezó trabajando en el campo de la política internacional y la comunidad de inteligencia (¿qué más apropiado para encontrarse años después con una espía rusa?), trabaja durante 20 números con un personaje que todos creen conocer pero cuya historia se mantiene apenas en la superficie. No se necesita haber visto demasiadas películas del universo de Marvel para saber que Romanova (Romanoff, en la versión de Scarlet) es una femme fatale soviética que se dedica a misiones de espionaje no del todo claras y es capaz de mantenerse a la par de un equipo de metahumanos a pesar de sus inexistentes poderes. Los tópicos de la asesina perfecta nos llevan a completar algunos de los puntos no tratados en sus reiteradas apariciones y Edmonson los aprovecha también para no decirnos más de lo necesario. Si ella nos advierte desde un primer momento en el papel que nunca sabremos quién es realmente, sus ‘aventuras’ parecen limitarse en los primeros números a sus labores de espía en el margen de lo legal. Entre SHIELD y sus motivaciones personales.

No es difícil adivinar cuán fascinada estoy por estos trazos, ¿verdad?

Sin duda el reto de presentar a Natasha siendo una espía, más allá del simple hecho de que sepamos que lo es, es mucho más complejo de lo que parece. Es un personaje con un innegable trasfondo soviético pero que claramente tiene que ser de suficiente utilidad para SHIELD como para mantenerla. Tiene un componente amoral pero ha hecho su camino ‘del lado de los buenos’ y eso implica jugar ceñida a ciertas normas, por flexibles que puedan parecer. Se envuelve en tramas secretivas y de inteligencia pero tienen que ser lo suficientemente dinámicas para que veamos todas sus habilidades. Y, finalmente, aunque carezca de poderes vive en un mundo de superpoderosos donde cualquier persona trastornada puede tener la peor de las intenciones. Todo eso tiene que entrar en una serie de situaciones que nos digan algo sobre ella sin tener que contarnos nada de su pasado. Una mujer que, según nos advierte la premisa, tiene todavía muchas culpas que borrar.

En los primeros números nos encontramos con lo que parecen ser misiones aisladas de Black Widow, concertadas por medio de su abogado, Isaiah Ross, el hombre que se encarga de los aspectos que menos le interesan a la espía: los acuerdos interpersonales y los acuerdos económicos. Aunque ella deja bien en claro desde el principio que todo esto es parte de lo que parece ser un complejo esquema para expiar sus pecados, no es demasiado claro cómo planea hacerlo disparándole a personas con lanzamisiles, siendo atrapada por toda clase de mafiosos e intercambiando información que parece llegarle siempre inevitablemente tarde. La idea, antes de que las misiones más burocráticas por parte de SHIELD lleguen, es que nos acerquemos un poco al aspecto más humano de un personaje que ha tratado de despojarse de su propia humanidad al convertirse en un arma. Romanova falla, toma malas decisiones, arruina sus misiones casi con la misma facilidad con la que parece resolverlas mágicamente (no siempre en beneficio de sus clientes).
Si bien esto no es especialmente atractivo en un principio, más allá del carisma propio del personaje (no siempre muy bien representado en cómics) y el más que bello arte de Noto, eso es porque la verdadera historia se va tejiendo como una teleraña. Donde no siempre queda claro que sea Romanova quien está por devorar a su presa.

Sin buscar la trascendencia heroica de muchas sagas, este ‘quinto volumen’ gira alrededor de una misión que puede ser tan global como específica, que parece que busca sembrar el caos en todo el mundo o que quizás sólo quiere destrozar la poca paz mental que cierta espía pelirroja todavía puede tener. A lo largo de 20 números Romanova recorrerá toda clase de países, tiempos, relaciones de caótico-beneficio con personajes desconocidos y con algunos más que conocidos. Todo en un excelente logro que posiciona la complejidad del mundo de Marvel, con sus disparejos componentes, y la profundidad que puede tener un personaje como Black Widow sin necesidad de recurrir al trauma fácil o al sidekick sensual (sí, gracias, «Age of Ultron»).
Para cerrar, y para que no sintamos que terminamos tan perdidos como empezamos, los últimos números nos dan un breve vistazo al pasado de la espía rusa. Memorias entrecortadas de su entrenamiento infantil y recuentos más puntuales de sus primeras misiones en un mundo mucho más extremista (que se agradece no se haga énfasis en el aspecto soviético de este punto). De manera más que natural, pese a no salirse casi nunca de su línea de comportamiento, se va dibujando una más que potente personalidad en un personaje femenino que estamos acostumbrados a ver en segundo plano y en contraposición a un héroe.

La lectura es tan cautivadora como frustrante la sensación de que ésta hubiera sido una gran historia para llevarse a la pantalla grande e ir hilando el descontento social antes de «Civil War», que es bastante congruente que empezara con los menos ‘heroicos’ de los Avengers. Pero nada, aunque nos prometen más emocionantes arcos narrativos en «Avengers 3», no sé si podamos aspirar a corto plazo a una viuda negra cuya única fijación no sea su no-maternidad. Mientras tanto, al menos tenemos algunas otras pequeñas sagas en las que buscar otros rostros de este personaje.