¿Cómo está la banda? Aquí Rafa con una reseña escrita de un juego que salió exclusivamente para el PlayStation 2: Dragon Ball Z: Budokai 3.

Dragon Ball Z: Budokai 3 fue desarrollado por Dimps y publicado por Atari… Si no saben del primero, no se preocupen; yo tampoco sabía nada hasta que me puse a investigar. Resulta que estos cabrones son responsables de los juegos de Sonic para el GameBoy Advance y también ayudaron a desarrollar Street Fighter IV… Léanlo en Wikipedia si no me creen.

La historia… bueno, si alguna vez viste Dragon Ball Z, es exactamente lo mismo, o sea, a Goku lo matan y revive; lo matan y revive; se sacrifica (…¿para variar?) y revive… es un círculo vicioso. Pero basta de eso…

A lo mejor ya habrás jugado algún título de Dragon Ball antes, y si eres una persona que tiene la más mínima noción de lo que es un buen juego y no eres un cuate que se viene en los pantalones cuando alguien dice “Kamehameha”, estoy casi seguro que estarás de acuerdo en que los títulos APESTAN CABRÓN. Las mecánicas del juego son pésimas y puedes trabar a alguien bien fácil con dos que tres movimientos… Okay, a lo mejor el último de Súper Nintendo no fue tan abismalmente gacho, pero apenas se arrastraba a ser mediocre. Dicho esto, se imaginarán el odio que le tenía a los juegos de Dragon Ball y el horror que sentí al ver a Adrián despilfarrar su dinero en el Budokai 3 cuando se lo encontró por primera vez. Pese a mis advertencias, él neceó y se lo llevó para que lo jugáramos un sábado. Tomé el control con bastante recelo y empecé a jugar… La verdad, me sorprendí muchísimo…

La mecánica del juego es muy sencilla de dominar y también es bastante original. Para empezar, tienes 4 botones principales: golpe, patada, poder y defensa, y el resto de los movimientos (agarres, por ejemplo), salen con combinaciones de los mismos. Al principio puede que te sientas un poco limitado porque los personajes no pueden brincar, pero no te engañes: tienes mucha libertad de movimiento. Como es de esperarse en un título de Dragon Ball, puedes volar y cambiar de planos en el escenario para evitar que de pronto te fría un Kamehameha.

Los combos se desarrollan muy fácilmente: cada personaje tiene diferentes secuencias de golpes, patadas y poderes que fluyen como un combo cadena. Ya si estás más maleado puedes cancelar movimientos para prolongar los combos y desgraciarle una buena cantidad de vida al enemigo.

Debajo de tu barra de energía, hay una barra de poder – el Ki – que se va llenando conforme vas madreando a tu oponente, vas cargándolo manualmente (como en todos los juegos de Dragon Ball) o él te va rompiendo la jeta. Esta barra es la que hace todos los poderes posibles, que van desde simples proyectiles de energía hasta rayos que pueden chingarse una montaña. No sólo eso, la barra también te sirve con el botón de defensa: en vez de dejarlo apretado y bloquear los golpes del enemigo, recibiendo daño ligero en el proceso, puedes dar botonazos para esquivar sus golpes como en la caricatura y evitar el más mínimo deterioro de tu barra. Y para los jugadores que ya están más metidos en este pedo, con un mínimo de 3 barras de Ki, puedes teletransportarte detrás de tu rival y fregártelo bien rico.

Hurgando más en lo que es la barra de Ki, hay un movimiento muy interesante que puedes hacer a partir de ella: el Modo Hyper. Cuando aprietas los cuatro botones principales al mismo tiempo, tu personaje se pone rojo y su barra de Ki comienza a caer lentamente… o bien rápido si te pones a hacer poderes a lo estúpido. El caso es que, a partir de hacer esto, tu oponente no te puede aturdir con ataques normales y si te pones listo, puedes hacer 2 movimientos especiales: el Dragon Rush y el Ultimate.

Un Dragon Rush es una serie de golpes que va progresando como pasaría en la caricatura. Se divide en 3 etapas. En cada una, el atacante y la víctima deben presionar un botón. Si ambos presionan el mismo botón, la defensa gana y el Rush termina. Pero si el pobre cabrón no para el asalto, se lo putean sabrosísimo. Algo parecido ocurre con los Ultimates, sólo que con ellos, sale una barra que tienes que parar con buena sincronización 3 veces para obtener la barra total más grande. De nuevo, si gana el atacante, te puede desgraciar hasta dos barras de energía enteras, pero si puede más la defensa, puedes: recibir menos daño, parar el ataque por completo o chingarte al otro cabrón de lleno.

Una cosa que estaba de la verga en los otros juegos de Dragon Ball era la cantidad pendeja de clones que tenías… Por ejemplo, en el Final Bout para el PlayStation: tenías a Goku normal; Goku como Súper Sayiajin; Goku como Súper Sayiajin 2 y Goku como Súper Sayiajin 4 (¡No mames! ¡¿Se saltaron el 3?!… Malditos sean)… ¿Qué pedo? ¿A qué mierda le estaban tirando? ¿Qué no podían abstenerse de meter versiones de un mismo personaje como retrasados y simplemente dejar a un solo Goku adulto que pudiera irse transformando en el transcurso de la batalla?… Pues resulta que sí podían, ¡pero las perras se esperaron hasta ahora para hacerlo!

Esto último es un detalle muy coqueto que tiene el juego. Casi todos los personajes tienen de menos una transformación que los va volviendo más poderosos: hacen más daño y sus barras de Ki iniciales aumentan. No sólo eso: si quieres, puedes modificar a tu personaje para que no se transforme… sino que se fusione. Así es: aquí hay fusiones. No hay nada más satisfactorio que sacarle a un güey un Gogeta Súper Sayiajin 4 para que se cague en los pantalones… Cierto, sólo te dura 15 segundos el chistecito antes de que se termine la fusión, pero créeme: es el triple de tiempo del que necesitas para destruirlo.

Ahora bien, esto no significa que el juego no esté libre de clones… por supuesto que los tiene… Vamos, no se juegan exactamente igual, pero es como tener varios Ryus y Kens. Y todavía tiene el problema de tener algunos monos repetidos, como las 3 versiones de Majin Buu. Lo importante es que cada uno tiene su personalidad lo suficientemente definida para que sí se diferencie de los otros. Y claro, la cantidad de güeyes a escoger sigue siendo absurda, pero esto es bueno, porque sientes más completo el universo.

Ah, sí… se estarán preguntando a qué chingados me refería cuando dije “modificar a tu personaje”. Bueno, esa es otra mecánica muy interesante que tiene el Budokai 3: antes de empezar una batalla, puedes decidir qué equipo puede tener tu guerrero. Lo que le puedes poner antes de una madriza se divide en 3 categorías: poderes, equipo e ítems. Los poderes… pues se explican por sí mismos, pero para no dejar… Digamos que puedes decidir si Vegeta escupe rayos o no. El equipo te ayuda a mejorar tu status, es decir, puede hacerte más resistente, más fuerte, más veloz, etc. Y los ítems son cosas como Semillas del Ermitaño, que si te tragas una, te recupera parte de tu energía.

Ahora, todas estas madres las vas consiguiendo en los distintos modos de juego, que constan de: Historia (donde puedes ir subiéndole el nivel al personaje que elijas conforme progresas); Batalla contra la máquina u otro Gordo Bastardo; Torneo; Dragon Arena (mismo que desbloqueas luego de cumplir ciertos requisitos), y Tienda. Conforme progresas en estos modos (menos en el de batalla normal), se te van otorgando cápsulas y dinero, mismo que te sirve para comprar más cápsulas en la tienda.

Regresando un poco a las fusiones y transformaciones, ustedes se preguntarán qué puede hacer, por ejemplo, un personaje como Nappa contra un Goku completamente tuneado con transformación hasta Súper Sayiajin 4. La respuesta es: ponerse un corcho en el culo. Así y con un poco de suerte, no se lo cogerán tan despiadadamente… Como ocurre con en todos los juegos de Dragon Ball, los personajes están bastante disparejos. Tienes que estar bien, pero BIEN cabrón para poder ganarle al hijo de puta que está usando al Buu chiquito con el pelele de Yamcha. Sí se puede, pero te va a costar un huevo y la mitad del otro. Por supuesto que esto es muy afín al universo de la serie, pero como que en un juego de peleas está medio gacho tener personajes tan ultra-mega poderosos junto a otros que se defienden escupiendo gargajos.

Gráficamente hablando, el juego se veía bien para su época. Los personajes parecen sacados de la caricatura, ya que utilizaron la técnica de Toon-shading en ellos y están muy bien animados. Los escenarios se ven decentes, sin ser espectaculares, pero la ambientación es bastante buena, ya que todos ellos salieron en la serie en algún momento, además de que puedes interactuar con algunos; por ejemplo, puedes darle un putazo a tu enemigo y estrellarlo contra una montaña para bajarle más vida.

Sin embargo, lo que sobresale en este aspecto, son los efectos de los poderes. No puedo ni empezar a describir el deleite que sientes cuando a un pobre imbécil le metes una Genkidama al 100%. La cámara sale de la Tierra y vez como estalla como si fuera una puta bomba nuclear… Poca madre; y luego regresas al campo de batalla y está todo desmadrado… ¡A huevo! Okay, okay… no son los mejores efectos de la época… Ciertamente hay juegos que se ven mucho mejor. Pero lo que les falta en efectos visuales lo compensan en ambientación.

En cuanto al sonido, no está nada mal. Las madrizas suenan chido y los efectos de poderes y demás pendejadas son sacados de la caricatura. De nuevo, un 10 para ambientación. La música está buena, sin ser la panacea. Hay dos que tres tonadas memorables y el resto te mete en la batalla en el momento y luego ni te acuerdas. Ya por último, las actuaciones de voces son las de nuestros vecinos del norte… y sí: están bien sobreactuadas (IT’S OVER NINE THOUSAND!!!!); pero tampoco son terribles. Te vas a divertir escuchándolas.

El modo de historia te va a durar varias horas… si eres un fan desquiciado que tiene su cuarto tapizado de pósters de Dragon Ball o un gordo necio que se dedica a coleccionar pendejaditas en los juegos. El Dragon Arena es parecido en el sentido de que vas subiendo de nivel y puede aumentar tu gusto por el juego. La verdad, son bastante monótonos: como en cualquier juego de peleas, el punto fuerte del Budokai 3 son las batallas contra otras personas y el modo de torneo, donde tú y una horda de Gordos Bastardos pueden elegir uno o más personajes – dependiendo de cuántos rollizos compartan el sillón – y romperse la madre hasta ver quién es el mejor.

No me voy a hacer pendejo: a mí me gusta Dragon Ball Z, pese a que es monótono como la chingada. Y es por eso que el Budokai 3 se me hace un juego tan divertido – porque te da lo que ningún otro juego de Dragon Ball Z te daba antes de éste: el sentimiento de estar jugando en la caricatura. No lo vayas a querer ver como un juego de peleas serio: hasta el Smash Bros. Brawl tiene elementos más formales que este título y ya con eso les digo todo. Es un juego divertido, pero nada que realmente vaya a atraer a los cabrones que estén en busca de un título de peleas con la más mínima pizca de seriedad… Y, obviamente, si no te gusta Dragon Ball, ni te le acerques: vas a odiar esta mamada de juego. Muy divertida, eso sí, pero no quita el hecho de que es una mamada.

Dragon Ball Z: Budokai 3 es marca registrada de Atari, Inc. Esta reseña la realicé luego de horas y horas… y HORAS de jugar este título. Lamentablemente, a la fecha es algo complicado de conseguir. Si te interesa, comprarlo en línea es tu mejor opción o en tiendas donde vendan juegos algo viejos usados.